El Concejo de una ciudad es comparable a una junta directiva, que en el ámbito privado, mixto o público, debe regir comportamientos y decisiones clave, sin embargo, al observar lo sucedido recientemente durante el debate sobre la venta de las acciones en Tigo, es evidente que a una parte significativa de sus miembros les falta una mayor capacidad de estudio, análisis y comprensión de los hechos.
Esto es fundamental para poder llevar a cabo debates de altura, que no solo la ciudad exige, sino también la administración misma. Se puede estar a favor o en contra de un proyecto, pero la habilidad para debatir, argumentar y demostrar teorías es esencial. Hoy en día, lamentablemente, esta no es la fortaleza de algunos miembros del Concejo.
Además, aunque el Concejo tiene un carácter popular, la participación de barras pagadas, que solo buscan obstaculizar el debate, termina perjudicando y contaminando la democracia de manera significativa.
Lamentamos profundamente que este debate se haya dado sin un conocimiento completo del contexto de la industria de telecomunicaciones. En lugar de centrarse en el futuro y en cómo hacer el mejor negocio, el debate giró en torno a lo que se hizo o no en 2015, a la administración de Daniel Quintero, a peleas personales y a una añoranza por la UNE y Orbitel de hace 10 o 20 años. Ni la UNE ni Orbitel pueden ser recuperadas, y es un error enfocarse en el pasado cuando el negocio de las telecomunicaciones es dinámico, cambiante y rápido.
Lo que ahora le corresponde a EPM y a la administración municipal es llevar a cabo un debate mucho más técnico y equilibrado, enfocándose en cómo mejorar la posición de EPM en la negociación con Millicom. El Concejo puede permitirse opinar de todo sin mayor profundidad, pero EPM no. Sería excelente que EPM lograra mejorar el valor de la negociación, dado que actualmente, 1.6 billones de pesos es una suma muy baja para lo que realmente significa esa participación.
También es importante considerar que esperar más tiempo podría haber resultado en peores condiciones para la venta, por lo que la decisión de vender es correcta. El reto ahora es cómo vender mejor y con quién hacer el negocio. ¿Por qué no conversar directamente con Atlas Luxco? Si EPM quiere ser un mejor negociante que los actuales dueños de Millicom, hay todo por hacer y considerar, pero con un solo objetivo: obtener el mayor valor posible para EPM.
La ciudad necesita apoyar esta negociación y aspirar a cerrar el acuerdo por encima de los dos billones de pesos, idealmente acercándose a los 2.5 billones de pesos. Lograr un buen negocio es posible, y es crucial evitar el conformismo. Además, sería necesario que Medellín invirtiera estos recursos en obras de infraestructura que tanto necesita y que han estado postergadas durante años en el territorio.
Lea también: Expocamacol reconoció proyectos innovadores en el sector de la construcción