Este contenido hace parte de nuestra quinta edición de 360 Revista.
Los desafíos que enfrentan las diferentes disciplinas deportivas en el mundo están sujetos a lo que ocurre en medio de la pandemia producida por el covid-19, el cual todavía no cuenta con una vacuna definitiva aunque Oxford, AstraZeneca y Pfizer esté tomando la delantera al señalar en el mes de noviembre que esta es en más de un 90 % efectiva.
Más allá de esta eventual solución para el covid-19, múltiples federaciones de diferentes disciplinas deportivas se vieron obligadas a frenar sus actividades durante una parte del año debido a las medidas estrictas de los gobiernos con el de preparar sus sistemas de salud para atender a las personas infectadas con coronavirus.
Es así como la NBA, la NFL, la ATP y WTA, la UEFA Champions League, la Copa Libertadores, las eliminatorias rumbo a al Mundial de Fútbol de Catar 2022, la FIA, entre otras tantos torneos y organizaciones se detuvieron ante la propagación del covid-19 y viviendo una época sin precedentes teniendo en cuenta el contexto, el cual es caracterizado por las grandes cantidades de dinero que se mueven alrededor de estos deportes traducidos en miles de millones de dólares si se tomasen en conjunto todas las disciplinas mencionadas.
Solo tomando el fútbol como referencia, cabe precisar que, según la consultora Deloitte, este deporte a nivel global movió €40 millones en la temporada 2017/2018; mientras que para esta temporada, la 2020/2021, se estima que mueva unos €28 millones lo que significaría una gran reducción respecto a la temporada mencionada con anterioridad.
Así las cosas, y continuando este pequeño paréntesis, vale la pena precisar que la analista Rohini Malkani afirmó que la cancelación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 causará US$6.000 millones en pérdidas; el portal de estadísticas para datos de mercado, Statista, calcula que la NBA perderá US$450 millones por conceptos de boletería y en otros ingresos US$200 millones; esta misma firma, las acciones de la Fórmula 1 han caído cerca del 40 % de su valor, esto, según el portal Fórmula Money se traduce en US$2.000 millones; en cuanto a una de las ligas de fútbol más prestigiosas del planeta, la Premier League perdería unos €1.500, en tanto que la WWE perdería US$22 millones por la cancelación de eventos en vivo.
Párrafo aparte para la Fórmula 1, pues sus ingresos se vieron afectados en US$104 millones, teniendo en cuenta que en el año 2019 fueron de US$633 millones y este año de US$597 millones. «Los resultados del tercer trimestre de 2020 se vieron afectados por la ausencia de aficionados, la ubicación de las carreras, así como el calendario de carreras revisado y el reconocimiento prorrateado de ciertas corrientes de ingresos», explicó Liberty Media, empresa dueña de la categoría.
Teniendo presente esta cantidad de dinero que pierden algunas organizaciones o torneos deportivos a nivel global, es preciso señalar que estas y otras organizaciones han activado planes para una recuperación en sus economías, en principio, volviendo al rodaje en medio de la pandemia, como fue el caso de la Bundesliga, el fútbol alemán que volvió a ver acción el 23 de mayo tras un cese obligado de actividades de 66 días. Para volver a jugar, sin público, la competición teutona implementó estrictas medidas de bioseguridad y pruebas de covid-19, de manera periódica, para todos los jugadores y quienes forman parte de los equipos incluyendo los directores técnicos.
De a poco fueron dando el paso adelante otras ligas europeas como la francesa, la inglesa, la italiana y la española, por mencionar a las cinco ligas más grandes del viejo continente, que no volvió a ver acción del torneo de clubes más prestigioso del mundo, la UEFA Champions League, hasta el 7 de agosto en la continuación de los play-off de este certamen. Y así ocurrió con las demás competiciones nacionales e internacionales de los demás países del mundo, en donde unas pocas ligas de mayor y menor relieve permiten el acceso limitado de espectadores dependiendo del aforo de los estadios, en países como Francia, Croacia, entre otros.
Para el caso de la NBA, suspendida desde el mes de marzo y volviendo a ver acción a mediados de junio finalizada a mediados de octubre con Los Ángeles Lakers de Lebron James y compañía obteniendo el anillo, implementó también estrictas medidas de seguridad. Para los jugadores que dieron positivo en la prueba del covid-19, ingresaron en “Alojamiento de Aislación´”, se explica en el portal nba.com. “Se trata de un lugar designado, alejado del campus de la NBA. El jugador deberá permanecer en cuarentena hasta que no tenga más síntomas, además de presentar dos resultados negativos separados por 24 horas. Luego pasará un control cardíaco antes de volver a jugar”, comunicaron en el momento del reinicio de las actividades.
La NFL tuvo su nuevo comienzo en septiembre con muchas dudas pero con la vuelta definitiva a las canchas. Aunque el comisionado de la NFL, Roger Goodell dejó claro en una nota en el mes de junio: “Continuaremos tomando decisiones basadas en los últimos consejos médicos y de salud pública, en cumplimiento con las regulaciones gubernamentales y con los protocolos de seguridad apropiados para proteger la salud de nuestros aficionados, jugadores, personal de clubes y ligas, y nuestras comunidades”. Lo cierto es que al cierre de esta edición se jugarán las 17 semanas que se tienen presupuestadas, incluyendo el Super Bowl que se jugará el próximo 7 de febrero de 2021.
En cuanto al tenis, en sus torneos masculinos y femeninos (ATP y WTA), el reinicio de los partidos se dio en agosto con el US Open y posteriormente en septiembre con el Roland Garros, ambos torneos siendo los más importantes del circuito, denominados dos de los cuatro Grand Slams. A propósito de estas grandes citas, en el mes de noviembre, medios internacionales informaron que corría peligro el desarrollo del primer Grand Slam del año en el mes de enero de 2021, el Australian Open, debido a la propagación del covid-19 en ese país.
Más allá de la pandemia, el circuito se ha visto afectado por peleas internas que involucran jugadores y directivos de alto rango de la ATP cuando se conoció que en agosto excluyeron a dos tenistas del ATP de Cincinatti, Guido Pella y Hugo Dellien, al tener contacto con su preparador físico Juan Manuel Galván, positivo para covid-19, caso contrario con los franceses Richard Gasquet, Adrian Mannarino, Grégoire Barrère y Édouard Roger-Vasselin, que no fueron retirados del torneo.
Previo al US Open hubo movimientos en la cúpula del Consejo de Jugadores de la ATP: renunciaron el líder, Novak Djokovic; el canadiense Vasek Pospisil, y el estadounidense John Isner, que al mismo tiempo anunciaron la creación de la Asociación de Jugadores Profesionales de Tenis (PTPA, por sus siglas en inglés).
Ante esto, reaccionó el presidente de la ATP, Andrea Gaudenzi: «No creemos que sea lo mejor para los jugadores, los torneos y el circuito que una asociación de jugadores separada coexista con la ATP. Nuestra competencia por las audiencias es con otros deportes y formas de entretenimiento, no es una batalla entre nosotros […]. Es decepcionante que el tema de la representación de los jugadores haya resurgido durante esta pandemia, cuando todos han estado haciendo enormes esfuerzos para reanudar la temporada. La ATP está estructurada para ser una asociación igualitaria entre jugadores y torneos, con fuertes cimientos».
El panorama entonces para el deporte en el año 2021 en el marco de la pandemia no se antoja nada fácil debido a los rebrotes que ha habido en Europa por cuenta del covid-19, y habrá que esperar por las decisiones que tomen las máximas autoridades de cada deporte en un año en el que habrá Juegos OIímpicos, Eurocopa y los certámenes tradicionales de cada año pero con el ingrediente que afecta la receta en cualquier disciplina deportiva: la crisis económica.