Fracasar es fácil, pero no es el fin. Es algo frecuente, a veces fundamental. Forja la fe, la felicidad y facilita en ese forcejeo figurar, formar y fabricar futuros factibles. No sea fofo. El futuro también es con efe, con efe de Fajardo.
Por: Wilmar Vera Zapata
Conocí la experiencia de Sergio Fajardo como alcalde de Medellín desde Pereira. Lejos de las fronteras locales, se veía el trabajo del mechudo burgomaestre con algo de envidia por su fuerte interés social, construcción de espacios culturales en barrios populares y el apoyo a la educación en su discurso.
Con su habladito suavecito de eterno seductor y torcida de boca, muchos veíamos una alternativa política anti política. Además, los medios paisas (donde hasta él había pasado y lamido la mano que le dio de comer) lo mostraban como el gran timonel de una ciudad que deseaba dejar atrás la etapa más dura heredada por el terrorismo que nos dejó el narcotráfico.
Pero era fachada. Con efe de fajardo.
De regreso a mi querida Medellín conocí el lado B de su historia: realmente el político alternativo era el consentido de los grupos poderosos que siempre han manejado la región y la ciudad como su caja menor. Grupos que desde todos los puntos económicos y culturales cooptan el desarrollo de la ciudad porque ellos, desde su atalaya de privilegios monetarios, ungidos por el apellido de rancio abolengo y los áulicos mediáticos que los elevan al nivel de “gente de bien”, los que han, deben y manejarán la ciudad de acuerdo con sus intereses (que son suyos, de clase y tradición, de familia y propiedad, no de todos los que habitamos a la capital paisa).
Pero llegó el 2018 y el paro del año pasado terminó de convencer a muchos del error que era ser fan de un político que ni fú ni fa. No olvidamos, por ejemplo, que prefirió irse a ver ballenas que alinearse con Gustavo Petro para enfrentar al uribismo que, acechante, iba por la presidencia con mentiras y engaños (Sí, el triunfo tramposo del No a la Paz y la amenaza del Castrochavismo sólo caben en la mente enfermiza de los fanáticos del partidos de la tercera y cuarta letra y en su capo de muerte y corrupción).
Le dio la espalda al acuerdo pactado y con eso él, De la Calle y otros, pelaron el cobre y empezó la decadencia política de sus figuras. Además, para muchos son corresponsables -por omisión- de ayudar a subir al peor presidente (¡!) de nuestra historia republicana. Además, con Duque en el Solio de Bolívar se desgastó y desvalorizó tanto la figura presidencial que, cual fruto bajito, cualquiera cree que sin mérito puede acceder a él.
Del mismo autor: Posibles escenarios si gana Petro y Francia
Fue un falso. Con efe de fajardo.
Como la vida da lo que se siembra, el 2021 demostró el talante tibio del excandidato. Mientras miles de estudiantes salían a las calles a protestar por la Reforma Tributaria del subpresidente, dejando de acuerdo con cifras de organizaciones defensoras de DDHH 75 muertos (44 por balas de la Policía), 83 tuertos por el Esmad, 28 víctimas de violencia sexual (incluyendo policías violadas), 91 desaparecidos y denuncias nacionales e internacionales por abuso de autoridad y exceso de fuerza, su posición tibia desoyó el dolor de la ciudadanía, sumándole fallas a su figura forjada.
¿Marchó el “presidente profesor” con y por sus estudiantes? No, mejor pidió calma, mesura, tampoco era para tanto. Un profesor defiende a sus alumnos, al derecho de aprender, al derecho de vivir con dignidad y de respeto a la ciudadanía. A respetar la vida.
Fue una felonía. Con efe de fajardo.
Ahora, cuando el uribismo quema su último cartucho antes de perder el poder tras 20 años de abusos y violencia, el presidente profesor se arrimó al candidato deschavetado que considera que la Universidad Industrial de Santander es más barata cerrarla y venderla por lotes. Él que sí sabe de vender tierra para prometer y no cumplir, “mientras el hombrecito paga 15 años de intereses. Esa es una delicia”.
Ahora, con su caudal político diluido, decidió acercarse al que sería su símil, porque en realidad su proyecto político se limita a estar con cualquiera con tal de que no sea Petro. O peor: si no soy yo no es nadie. Árbol que esperaba le diera sombra y terminó sacándolo porque aunque sean de Derecha, el cartucho santandereano se siente cómodo con los votos extremistas del expresi (dente, diario). Por supuesto no son de Fico, como el excalde pretende hacer creer. Por Gutiérrez sólo votaron su familia, algunos exfuncionarios y la bodega deshinchada, porque no tiene el presupuesto para aceitarla como en su alcaldía. Los votos obtenidos son de la maquinaria que arrastra al CD, él como mascarón de proa cree que la mar se abre a su paso cuando es el impulso de la nao que lo empuja y guía.
El telón cae. Fue un político prometedor, una estrella que creyó fulgurar con fuerza y no fue más que un lucero fugaz. Triste fin. La RAE tiene varias definiciones para fajar y una de ellas es “trabajar, dedicarse intensamente a un trabajo”. Ojalá Sergio Fajardo tomara esa acepción del verbo transitivo y comprendiera que al país le conviene más la figura de un profesor que aprende de sus errores y antepone el bien nacional sobre el particular. Los que antes creíamos en él lo valoraríamos.
Fracasar es fácil, pero no es el fin. Es algo frecuente, a veces fundamental. Forja la fe, la felicidad y facilita en ese forcejeo figurar, formar y fabricar futuros factibles. No sea fofo. El futuro también es con efe, con efe de Fajardo.