El 11 de junio, miles de maestros dejarán las aulas para sumarse a la marcha a favor del Gobierno Petro, convocada por Fecode y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). La decisión implica la suspensión de clases en colegios oficiales de todo el país y ha disparado un debate sobre el costo pedagógico de una protesta que busca presionar la aprobación de las reformas sociales del Ejecutivo.
¿Por qué la marcha a favor del Gobierno Petro impacta el calendario escolar?

La Federación Colombiana de Educadores formalizó la jornada en su Circular No. 39, donde insta al magisterio a “tomar pacíficamente” seis capitales: Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Pereira y Bucaramanga.
El documento ordena a cada filial movilizar delegaciones y organizar cabildos abiertos, lo que, en la práctica, deja sin servicio académico a los estudiantes durante la fecha.
A la convocatoria se sumó la CUT. Su presidente, Fabio Arias, calificó la protesta como “paro nacional” y advirtió que espera “una movilización muy fuerte” en respaldo a la consulta popular que el Ejecutivo impulsa tras el naufragio de la reforma laboral.
Esa alianza sindical refuerza el carácter político de la marcha a favor del Gobierno Petro, cuyo eje será el apoyo popular a las reformas de salud, pensiones y educación.
El propio presidente Gustavo Petro anunció en redes que participará en la concentración de Cali para “decir que el pueblo no se rinde”. Su presencia convierte el acto en un termómetro de respaldo ciudadano tras la derrota legislativa de sus proyectos en el Congreso.
Este 11 de junio, los movimientos populares han decidido una movilización de la ciudadanía en el pais.
He decidido acompañarla.
Estaré este 11 de junio en Cali, y espero toda la movilizacion del occidente del país, para decir que el pueblo no se rinde y le llegó la hora.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) June 5, 2025
Millones de alumnos, un día menos de clase
Solo en el Valle del Cauca, se estima que al menos 500 000 estudiantes se quedarán sin clase por la adhesión del sindicato regional Sutev. En Bogotá, Medellín y Barranquilla los rectores ya preparan planes de recuperación de tiempo para no vulnerar las 40 semanas lectivas que exige el Ministerio de Educación.

Padres y organizaciones civiles cuestionan el efecto acumulado de paros y movilizaciones sobre el aprendizaje.
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Mientras tanto, los sindicatos defienden la suspensión temporal como “acción pedagógica”. Fecode planea convertir plazas y parques en aulas itinerantes donde se expliquen las 16 preguntas de la consulta popular Para ellos, la marcha a favor del Gobierno Petro es, además, una lección cívica sobre el derecho a la protesta.
No es la primera vez que el sector educativo sacrifica horas lectivas para respaldar a la Casa de Nariño. En mayo y octubre de 2024 ya hubo movilizaciones similares, con concurrencia dispar y críticas de la oposición por “politizar” las aulas.
Una investigación de la Universidad Javeriana sobre el impacto de los paros docentes en el rendimiento académico concluyó que, en promedio, los estudiantes pierden 72 días lectivos al año por ceses de profesores, lo que representa cerca del 35 % del calendario escolar.
El 11 de junio será un día sin clases y con las calles llenas de reivindicaciones, aunque también de campaña política anticipada, según denuncian opositores del Gobierno. Más allá de la disputa legislativa, la reflexión central es cómo equilibrar el ejercicio de la protesta —legítimo y protegido— con la necesidad de garantizar a niños y jóvenes el tiempo pedagógico que la ley consagra.
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