Con este proyecto se busca que Colombia sea un referente en energía renovable no convencional.
Por: Redacción 360 Radio
La Plenaria de la Cámara de Representantes aprobó en último debate el proyecto de ley de Transición Energética, con el que se pretende dinamizar este recurso y hacer de Colombia un referente en el uso de energías renovables no convencionales.
«Estamos haciendo historia. Colombia hoy es el líder regional en movilidad eléctrica en Latinoamérica, número 1 desde el año 2019, gracias a las leyes que ha aprobado este Congreso; y hoy, con este proyecto consolidamos toda esa labor», celebró Diego Mesa, ministro de Minas y Energía.
De acuerdo con el jefe de cartera, con la aprobación de este proyecto el país ya no sería solo un referente a nivel regional sino a nivel mundial, en materia de transición, en materia de energía transicional no renovable, como por ejemplo, la solar o la eólica. Además de que «ahora incluimos el hidrógeno, la geotermia, y le damos incentivos al almacenamiento de energía», según explicó Mesa.
También anunció que durante este mes se abrirá la primera convocatoria de almacenamiento a gran escala en Latinoamérica.
Por su parte, el representante a la Cámara por el Centro Democrático y ponente del proyecto, Juan Espinal, dijo que con la luz verde que le dio el congreso a este «se da la extensión de beneficios fiscales de energía renovables que traía la Ley 1715, a nuevas fuentes de energía limpia, como es el tema del hidrógeno azul y verde. Entregamos incentivos para la tecnología de captura, almacenamiento y uso del carbono. Se da la reglamentación de energía eléctrica, con geotermia, que es fundamental e innovador en nuestro ordenamiento jurídico».
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Para el antioqueño, esta ley flexibiliza los trámites para los usuarios e inversionistas y permite que el sector aporte en gran medida a la reactivación económica del país, sobre todo en la prestación del servicio público a mediano y largo plazo.
Sin embargo, muchos cuestionan la aprobación de este proyecto porque vendría acompañado de unos cuantos «micos», como, por ejemplo, el hecho de no cerrarle la puerta al fracking, beneficios tributarios y arancelarios de hasta por 30 años para las empresas del sector o la falta de regulación de las emisiones.
Ahora a este proyecto le falta una revisión de la Corte Constitucional, que se apruebe con la convergencia de los textos resultantes de los debates y que, finalmente, pase a sanción presidencial.