La gran mayoría de casos de coronavirus han sido en su totalidad importados de países como Italia, Francia, España y Estados Unidos, evidenciando que los controles que se hacen en el Aeropuerto El Dorado han sido ineficientes y absurdamente inexistentes. Lo peor es que no hay cambios en el día a día y seguimos con la puerta abierta al virus.
EDITORIAL
Desde el pasado mes de enero se le estaba informando, por todos los canales de comunicación, al presidente de la República que en el aeropuerto El Dorado no se estaban practicando los controles estrictamente necesarios para la contención del coronavirus o COVID-19.
Aunque en su momento el jefe de Estado estuvo personalmente en la terminal aérea más importante del país y verificó por su propia cuenta que se estuviesen practicando los controles, claramente autoridades como Migración Colombia y el operador Opain se habían preparado para esta visita e hicieron todo lo que nunca habían hecho para engañar y mentirle en la cara a Iván Duque.
Luego de esta inspección se les siguió advirtiendo a las autoridades lo que seguía pasando; se le informó a la ministra de Transporte, Ángela María Orozco; a la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, y nuevamente al presidente de la República, pero estos se limitaron a dar algunas directrices que en efecto no se cumplieron a cabalidad.
Esto no solamente lo verificó Juan Lozano con el noticiero que dirige, sino que lo comprobaron distintas personas, quienes entraron a Colombia provenientes desde esos países que tienen focos de infección y nunca fueron requeridos por las autoridades para algún tipo de pregunta.
Ni siquiera les presentaron el absurdo documento de la declaración juramentada, que ni debería existir; solamente ingresaron y listo.
Si hay algo que ha quedado comprobado en esta crisis es que Migración Colombia no se preparó para tal situación, ni para esta contingencia y algo muy similar sucedió con el operador Opain, a quienes les queda inútil cualquier medida que adoptan.
Eso, sin contar la actitud despreciable que ha tenido el encargado de esta concesión en el aeropuerto, quien de una manera grosera e insolente no atendió las recomendaciones que le hizo la opinión pública y los medios de comunicación.
Por otra parte, a estas alturas, en donde el país a hoy martes 17 de marzo ya suma 54 casos de COVID-19, es inentendible que el presidente Duque haya cerrado las fronteras marítimas y terrestres, pero no las aéreas, sobre todo si se tiene en cuenta que por ese medio es por donde ha entrado el virus, lo cual está más que comprobado.
La prueba fehaciente la podemos ver con los influencers o artistas, en donde muchos colombianos han sido testigos de sus viajes internacionales y que a su llegada a Colombia para lo único que se les acerca algún funcionario de Migración Colombia es a pedirles una fotografía.
Estas personas entran a Colombia sin ningún tipo de problema, como Pedro por su casa y les dicen ‘bienvenidos’, sin importar el gran número de relaciones sociales que hayan tenido.
Y eso sin contar lo que sucedió el pasado fin de semana en ciudades como Medellín, Cali, Bogotá, Barranquilla y Cartagena, en donde miles personas salieron a rumbear hasta altas horas de la madrugada sin importarles la amenaza que representa el coronavirus en nuestro país.
Lo cierto es que tan pronto pase esta contingencia es obligatorio para el Gobierno revisar los términos del contrato con Opain, además de que el director de Migración Colombia presente su carta de dimisión al cargo, pues ha sido absolutamente incompetente en esta crisis.
Asimismo, si Colombia no piensa cerrar el espacio aéreo para algunos países de Europa y Estados Unidos, el Aeropuerto El Dorado debe ser intervenido por el Ejército Nacional de manera inmediata, para que sean estos los que practiquen los exámenes que hoy son evadidos por cualquier persona que llega al país, lo cual va en detrimento de la salud pública de los colombianos.