“Solamente va a haber crecimiento cuando haya sostenibilidad”, Sergio Díaz-Granados en 360

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“Hay que comenzar a ver cómo hacemos para rearmar esas infraestructuras nuevamente, que sean compatibles con este sistema que tiene todo tipo de protecciones a nivel nacional e internacional. Va a ser posible, solamente, cuando los bancos de desarrollo, el Gobierno Nacional y los gobiernos locales confluyamos en esa agenda”.


360: 

¿Cómo cree que Colombia enfrentó y enfrenta la pandemia en términos económicos?

Sergio Díaz-Granados (S.D.):

El FMI hizo una valoración recientemente de la respuesta dada por Colombia a la pandemia y fue positiva, igualmente lo ha hecho el BID en sus reportes y evaluaciones sobre el país que se hacen cada año. El 2020 fue una crisis doble: sanitaria y económica que no plantea disyuntivas entre vida y economía, los países tenían que responder con lo que contaban en la mano para proteger la vida de sus ciudadanos y al mismo tiempo evitar que la economía se deteriorara. La respuesta del año pasado fue acorde con lo que el país podía hacer pero hacia adelante hay que ver cómo esto se hace sostenible porque vamos a atravesar un momento complejo que no fue solamente el año pasado, va a ser este año y probablemente el año entrante. 

Hay que tener claro cómo mantenemos esa protección de los hogares en Colombia, su capacidad de consumo y adicionalmente una estabilidad en las finanzas. Esa es una discusión que viene y es bueno que se comience a dar en las instancias que corresponden, que básicamente es en los planteamientos que haga el Gobierno de Colombia y en la discusión que dé el Congreso del país.

360:

¿Qué diagnóstico hace de lo sucedido en medio de esta pandemia en Colombia y América Latina?

S.D.:

Recientemente el BID presentó un informe (el sábado 20 de marzo) a la asamblea de gobernadores, el informe macroeconómico de 2020 que recoge todo el drama del año pasado. América Latina es la región, individualmente considerada, más afectada por el covid en términos de fallecidos teniendo solo el 8% de la población mundial estamos colocando cerca del 25 % de los muertos y es una región muy afectada económicamente; el año pasado la caída pudo haber sido entre el 7.4 % y 7.7 % en América Latina y el Caribe, esperando la consolidación de los datos del último trimestre del año 2020. Colombia pudo haber estado en una caída por debajo del promedio de América Latina, en 6.4 %, hay que ver exactamente cómo cierran las cifras. 

Es sin duda el peor año como región desde 1821, la caída ha sido dramática. Es el peor año, individualmente considerado, en la historia del crecimiento económico de América Latina, como un todo. Tiene otro efecto adicional, y es que a todos los países les tocó aumentar su deuda para atender los compromiso del año pasado; esto va a tener unas oscilaciones, en algunos países más, en otros menos; sobre todo las islas del Caribe que dependen mucho del turismo, que está totalmente frenado y ese paro súbito en el turismo que pesa en algunos casos entre el 20 % y 30 % del PIB de dichas islas. Les va a implicar un encarecimiento al servicio de su deuda, un aumento de su deuda hasta los niveles del 80 %, nunca antes registrados.

Es complejo pero en el mismo reporte están las herramientas que se deben utilizar para poder avanzar en sentar las bases de una buena reactivación y no confundir un rebote contable, que lo va a haber este año, con una reactivación económica. La caída fue tan fuerte el año pasado que si no logramos retomar una senda de crecimiento óptimo y sostenido en los próximos años vamos a quedar en un nivel muy bajo que se va a volver insoportable para la sociedad, tener más pobreza y un deterioro de la clase media.

360: 

¿Cómo cree que se debe dar una recuperación económica?, ¿qué se debe hacer para tener unos compromisos de desarrollo sostenible para llevar a cabo tal recuperación? 

S.D.:

Si hay una región heterogénea hoy es América Latina en el tamaño de los países, de sus economías, de sus niveles de desarrollo; cada país tiene que ajustar su propia receta. Comienzo diciendo lo que el Banco propuso: en general tiene que haber una optimización del gasto, buscar la manera de optimizar al máximo el gasto y no me refiero a reformas simplemente de austeridad, que sirven pero hay que pensar mucho más a fondo el gasto; un segundo planteamiento del Banco es optimizar los ingresos y un tercer planteamiento es utilizar esos recursos donde pueda generarse una buena transformación y reactivación hacia adelante.

Esto es repotenciando el sistema sanitario porque vamos a tener hacia adelante una compañía del virus durante unos meses más, probablemente el resto del 2021 y algo del 2022. Siendo así tenemos que fortalecer ese sistema para que haya reactivación de verdad y unos esfuerzos grandes en materia de educación. Hay que acompañar esto con reformas fiscales eficientes que permitan que el gasto sea optimizado. 

Posterior a eso, hay herramientas que presentamos el fin de semana pasado, como optimizar el comercio, hay que apostarle más a las cadenas globales de valor y las regionales también; no todos los países tienen los ecosistemas legales y de atracción de inversión tan sofisticados, pero hay países como Colombia que puede ser perfectamente un país más receptor de inversión extranjera y que se inserte más en las cadenas regionales de valor. Solo el 2019 y el 2020, en materia de bienes, Estados Unidos desvió casi 56.000 millones de dólares de mercancías de Asia hacia cadenas más cercanas, y de esos solamente América Latina contribuye con 26.000 millones de dólares, es decir, hay un espacio grande para proveer al mercado americano. 

Y el Banco que es una herramienta de integración del hemisferio esencialmente, así nació hace 62 años para mantener a Estados Unidos y a América Latina más coordinada como hemisferio. Ha hecho todo tipo de relaciones en ese sentido y consideramos que habría una gran oportunidad para generar empleo de calidad que ayude al consumo y que ayude a resolver el reto que nos está quedando. Otro gran punto que mencionamos, y está más evaluado, es la generación de empleo a partir de la adaptación de las economías de América Latina y el Caribe en el cambio climático.

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El presidente Iván Duque ha anunciado que la Contribución Determinada Nacional (NDC por sus siglas en inglés), nuestro compromiso como Nación, que se debe presentar en Glasgow, Escocia, en noviembre del presente año, es que el país recorte en 51 % los gases de efecto invernadero para 2030 y que seamos carbono neutrales a 2050, es decir, que Colombia compense sus emisiones de tal manera que el país sea neutral en cuanto a esto. El Banco ha hecho una valoración, si fuéramos con una meta de este nivel de ambición se podrían generar fácilmente 15 millones de empleos en toda América Latina y el Caribe, y al menos 1.6 millones de empleos en el área andina.

Colombia podría generar un buen porcentaje de esos empleos, calculo al menos 700.000 empleos nuevos a partir de esta estrategia de resiliencia y adaptación al cambio climático y reducción de gases de efecto invernadero. Esto es transversal, implica protección de bosques y cuencas, de humedales, transformación de los sistemas de transporte, ampliación de nuestra base de energía renovable no convencional y ese sería como un gran segundo componente a la pregunta de qué podemos utilizar para reactivación.

En resumen, tenemos que hacer mejores reformas adentro, de las instituciones fiscales, mejor gasto, mejor ingreso y aplicar mejor ese espacio que quede; tenemos que trabajar más en integración y comercio, atraer más inversión; y tenemos que apostarle a fondo a la transformación de la economía, a una economía resiliente al cambio climático y que a mismo tiempo sea capaz de reducir los gases de efecto invernadero, no siendo Colombia un país altamente contaminante pero necesitamos avanzar en eso para poder generar de regreso una buena acción y coordinación con la comunidad internacional.

Asamblea BID en Barranquilla es un caso de éxito tras 10 años
Elsa Noguera y Sergio Díaz-Granados. Foto: @elsanoguerabaq

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360:

Ahora con la nueva presidencia de Mauricio Claver-Carone, ¿cómo van las relaciones, y qué puede esperar Colombia?

S.D.:

Fue el primer viaje internacional de Mauricio y del equipo directivo del Banco, llevaban doce meses encerrados en Washington, desde que comenzó la pandemia. Fue una gran oportunidad que vinieran a Colombia, que visitaran Barranquilla como muestra de lo que son ciudades colombianas, esto es un país de ciudades, que necesita tener en cuenta que parte de la reactivación la tienen las ciudades. 

El 60 % de los colombianos viven en ciudades capitales; las ciudades generan un gran porcentaje del PIB nacional, es decir, lo que pasa en las ciudades es clave y por eso quisimos dedicarle los primeros días de la conversación BID Colombia al tema de ciudades y avanzar en los temas centrales de cómo proveer financiamiento bueno, de largo plazo, de bajas tasas, de años de gracia, con buena asistencia técnica a las ciudades para que así estas hagan planes de reconversión, especialmente de protección de su biodiversidad y de su resiliencia y adaptación al cambio climático, del control a las emisiones de gases de efecto invernadero y que eso sea un motor para sostener mejor el crecimiento económico hacia adelante.

Fue una gran oportunidad para el equipo directivo del Banco estar acá, ver in situ al país y por supuesto una exhibición desde Barranquilla que en realidad era una exhibición nacional. 

360:

¿Cómo conceptúa usted sobre el hecho de que Barranquilla haya organizado la Asamblea BID 2021?

S.D.:

Colombia ha tenido la oportunidad de organizar cuatro veces la Asamblea del Banco en 62 años de historia. Primero fue Bogotá a finales de la década de 1960, luego fue Cartagena en la década de 1990, Medellín en el año 2009, en donde yo presidía la asociación de viajes y turismo nato, encargándonos de la promoción turística de Colombia, y ahora en Barranquilla.

Esta última ciudad no estaba en el radar de los banqueros de desarrollo, ni de los inversionistas ni de la comunidad empresarial en general a pesar del gran caso de éxito que es Barranquilla en los últimos diez años, diría que desde el año 2007 hasta hoy, en un trabajo muy coordinado del Gobierno Nacional con la ciudad; esto ha permitido mejorar las finanzas públicas, aumentar la inversión pública y Barranquilla se convirtió, en el año 2012, en la primera ciudad del programa de ciudades sostenibles del BID en Colombia para un piloto que hizo el Banco.

A partir de una decisión que tomaron los gobernadores en 2011 en Calgary, Canadá, de que el Banco trabajara con ciudades mucho más de cerca. Barranquilla fue piloto y diría que fue la alumna aventajada de ese curso. Yo acompañé como ministro la presentación del programa de ciudades sostenibles en Barranquilla en 2012, y sin saber lo regresé a los tres años como director ejecutivo para Colombia. Fui con todo el directorio a Barranquilla, nos recibió en ese entonces la alcaldesa Elsa Noguera y miramos lo que había sido el acompañamiento en la transformación fiscal de Barranquilla, que pasó de ser una ciudad que estaba en la ley 590, ley de administración de quiebra, a tener calificación AA por Fitch & Ratings.

Ese caso de éxito lo vio el directorio, luego seguimos con inversiones por cerca de 100 millones de dólares en la recuperación de los parques. Barranquilla era una de las ciudades en América Latina con menor espacio público por habitante y hoy es de las ciudades que está superando ese promedio. Ese programa se dio entre el 2015 y el 2020.

Para el año 2018 propusimos la candidatura de Barranquilla como ciudad sede, no fue una sorpresa para el directorio, pues ya había visitado la ciudad y conocía de qué se trataba lo de Barranquilla y lo que vimos la semana pasada fue un caso de éxito después de diez años y es la primera operación directa que hace el Banco con una ciudad en el área andina, una operación para transformación de la ciudad por 250 millones de dólares que arrastra además cooperación española y europea para trabajar los temas de absorción de población migrante.

Barranquilla hoy tiene casi el 12 % de su población migrante, y adicionalmente una apuesta que está haciendo la ciudad por cambio climático. La ciudad tiene que desarrollar resiliencia frente al cambio climático y lo va hacer incorporando el acervo natural que tiene Barranquilla, que es la Ciénaga de Mallorquín, un espacio de unas 900 hectáreas al norte de la ciudad incorporando todos sus caños. Eso va a generar empleo, pero sobre todo va a preparar la ciudad para lo que viene en el resto del siglo.

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360:

Usted ha estado siempre muy interesado en el tema de la Sostenibilidad. ¿Cómo la define y por qué es tan importante?

S.D.:

Estamos en una encrucijada, recomendaría a cualquier lector el libro Cómo evitar un desastre climático, el último libro de Bill Gates. Está escrito de tal manera que es casi un manual para lo que estamos viviendo. Todos los que tienen mi edad, o un poco más (Díaz-Granados nació finalizando la década de 1960), somos capaces de valorar lo que ha sido el deterioro de los últimos 40 o 50 años en cuanto al tema ambiental, no solamente en nuestro país sino a nivel global.

Estamos con todas las alertas encendidas y el covid lo que hizo fue ayudarnos a tomar mejor conciencia de esto. Hay un acuerdo de que tenemos que enfriar el planeta, que ese enfriamiento se dé antes de mitad de este siglo para que no sea irreversible el daño. Sabemos, además, que hay un gran daño en biodiversidad.

Tenemos que comenzar a trabajar para entender que no puede haber dicotomia entre desarrollo/crecimiento y sostenibilidad, así parezca una discusión vieja; es perfectamente compatible, tiene que ser compatible y solamente va a haber crecimiento cuando haya sostenibilidad. Eso lo veo cerca donde estoy en la actualidad, la Ciénaga grande de Santa Marta. Desde que se hizo la carretera en la década de 1950 hasta hoy ha perdido casi un 90 % su capacidad hidráulica y ha perdido completamente su capacidad de ser un escenario de biodiversidad producto del deterioro que produjo la construcción de esa vía en su momento.

Hay que comenzar a ver cómo hacemos para rearmar esas infraestructuras nuevamente, que sean compatibles con este sistema que tiene todo tipo de protecciones a nivel nacional e internacional. Va a ser posible, solamente, cuando los bancos de desarrollo, el Gobierno Nacional y los gobiernos locales confluyamos en esa agenda. Por eso es que el Banco hace parte de una mesa más grande de bancos de desarrollo a nivel global, desde el año 2015 estamos trabajando para que gran parte de nuestras operaciones vaya girando hacia eso, y consideramos que es el gran desafío que tiene la humanidad en este siglo, tal vez el que más va a exigir del lado nuestro.

Ahora, hay ventajas. Cada vez tenemos más tecnología del lado nuestro; hace 20 años la tecnología eléctrica, la energía solar por ejemplo, era muy costosa, hoy es mucho más barato producir energía solar que energía fósil. Por eso estamos viendo el crecimiento de las granjas fotovoltaicas a nivel nacional, y vamos en un proceso realmente rápido de generar cada vez más megas a partir de sol. Esta semana Celsia anunciaba 950 millones de dólares en nuevas plantas fotovoltaicas y eólicas, Colombia ha acumulado en estos tres años 2500 megas prácticamente en energía renovable no convencional.

Inclusive, el Banco acompañó con una publicación este caso de transformación para Colombia el martes pasado, y no solamente nos sirve para prepararnos mejor frente a lo que viene sino además para generar empleo a partir de energía renovable. Hay que seguir pensando de esta manera y el Banco lo que está haciendo es girando su plan de acción para que cada vez tengamos más inversiones y más financiamiento de este tipo.

360:

Un último mensaje que quiera dejarles a nuestros lectores y oyentes en el marco de esta pandemia.

S.D.:

Hay que tener confianza en que podemos salir adelante del golpe que ha significado esta crisis doble: sanitaria y económica. Tenemos que mantener la capacidad y sobre todo la disposición de hacer reformas. Si nos quedamos en el mismo punto en el que estábamos en el 2019, con las herramientas de ese entonces para atender esta crisis, probablemente vamos a alargar un umbral de dolor, para superarlo rápidamente tenemos que avanzar en el plan de vacunación, tener un sistema sanitario cada vez más óptimo.

Justamente firmamos un convenio por 150 millones de dólares entre el BID y el Ministerio de Salud de para ayudar al sistema sanitario colombiano a seguir creciendo y mejorando. Lo hicimos con el ministro de Salud Fernando Ruiz y el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla el viernes pasado, el Banco va a estar comprometido en esto acompañando a fondo este proceso. 

Está claro que para sentar las bases de la reactivación vamos a tener que apostarle a herramientas como la atracción de inversión extranjera, el encadenamiento de nuestras empresas con otras compañías a nivel global y sobre todo tener un plan muy ambicioso en cuanto a sostenibilidad, resiliencia y adaptación al cambio climático. No olvidemos que el año pasado fue el primer huracán categoría 5 que golpeó territorio colombiano, nunca habíamos tenido un huracán atravesando las islas y el archipiélago de San Andrés y Providencia, como ocurrió el año pasado en noviembre con Eta e Iota.

Para que tengan un grado de relación con esto: en la década de 1970, los fenómenos hidroclimáticos, le costaron a América Latina casi 4.500 millones de dólares; los efectos económicos de fenómenos hidroclimáticos en la década anterior, le costó a América Latina 56.000 millones de dólares. Es decir, esto está siendo cada vez más costoso. Por eso reconozco el esfuerzo que se ha hecho en Providencia en un espacio tan pequeño, igualmente en el archipiélago en general, en San Andrés, de hacer nuestra infraestructura totalmente resistente al problema del cambio climático.

Del lado del Banco estamos viendo todo el tiempo estos impactos que van arrasando enteramente las infraestructuras de las islas del Caribe y de países centroamericanos. Solamente el huracán Mitch en 1998, en Honduras, le aportó 14 puntos de pobreza a Honduras; hizo retroceder completamente al país. Ese tipo de consideraciones las está viendo el Banco de manera acumulada y la tendencia es cada vez peor, por tal razón tenemos que prepararnos para esta resiliencia.

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