Cuando Roberto Prieto era amado

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Confidenciales 360.


En Colombia definitivamente el linchamiento es una de las actividades principales medios de comunicación y grupos de opinión. Pero lo que también cala de manera fuerte y increíble es la capacidad de tener un manejo incoherente e ilógico de opiniones y amistades. Esto referente al caso de Roberto Prieto, el directivo de MarketMedios, que así no haga parte de la empresa en los papeles, no solamente despachaba desde sus oficinas, sino que tenía gran influencia en lo que hacía la compañía.

MarketMedios es una de las tantas empresas de publicidad y agencias de comunicaciones en Colombia que tiene una central de medios a través de la cual han ordenado miles y miles de millones de pesos en pauta publicitaria a medios de comunicación en todo el país. El contrato que se encontró entre Odebrecht y MarketMedios por 1044 millones de pesos se puede decir que es más que normal, es uno de los muchos contratos que la agencia tiene con empresas privadas y públicas, pero llama la atención quién es el contratante, nada más y nada menos que una de las organizaciones envueltas en escándalos de corrupción a nivel mundial, empresa que patrocinó afiches para la campaña del Presidente Juan Manuel Santos y que ha estado inmiscuida en otros asuntos muy delicados de financiación de campañas.

El contrato entre estas dos compañías estaba dirigido en posicionar la imagen de la constructora en Colombia, y esa cifra en su totalidad se invirtió en medios de comunicación, en los mismos medios que hoy despotrican, rajan y critican a Roberto Prieto. Sería increíblemente delicioso para la opinión pública poder mostrar las filas que acumulaba Roberto Prieto en su oficina, conformadas por muchos periodistas que hoy se han dedicado a darle palo absolutamente todo el día desde los tribunales de inquisición en que han convertido a la prensa.

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Hoy no conocen a Roberto Prieto; hoy es malo, una amistad peligrosa, pero unos meses atrás, ser amigo de Roberto Prieto era un privilegio. Es lo que ha venido pasando con Otto Bula, Rodrigo Jaramillo y otras persona como Emilio Tapia. Hoy hay muchos políticos y periodistas que se las dan de adalides de la moral y que trinan sobre la corrupción en Colombia, quienes se han sentado a manteles con estas mismas personas que no se ruborizan para decir que no los conocen o para decir que son malas personas, luego de que departieron e hicieron negocios con ellos.

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