En el corregimiento de El Sabanal, a solo 12 minutos por carretera desde Montería, se levanta uno de los escenarios más simbólicos del poder político en Colombia: la hacienda El Ubérrimo, propiedad del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Con una extensión superior a las 1.500 hectáreas, esta finca no solo representa una vasta explotación ganadera, sino también un enclave de decisiones políticas que han repercutido en todo el país.
De acuerdo con habitantes de la zona, cada hectárea de esta tierra cordobesa tendría un avaluó estimado de 100 millones de pesos, lo que elevaría su valor total por encima de los 150.000 millones de pesos. No obstante, El Ubérrimo es mucho más que cifras y extensiones; es un símbolo de la impronta uribista que ha permeado por años la vida política y social de Colombia.
El Ubérrimo: más de 1.500 hectáreas al servicio del poder político uribista

Panorama general: El Ubérrimo ha sido descrito en múltiples ocasiones como una especie de «Palacio de Nariño rural». Allí, Álvaro Uribe Vélez ha recibido a ministros, gobernadores, senadores, empresarios e incluso personalidades del deporte y la cultura. Consejos de gobierno, ruedas de prensa y encuentros estratégicos se han llevado a cabo entre sus casas y corrales, convirtiendo a la finca en una suerte de centro de operaciones políticas del expresidente.
Durante la pandemia, fue precisamente desde allí donde Uribe Vélez informó al país que había sido reseñado por el Inpec, luego de que la Corte Suprema de Justicia dictara una medida de aseguramiento en su contra. Ese episodio reforzó el carácter simbólico del lugar, mostrándolo no solo como su residencia habitual, sino también como un espacio desde donde el exmandatario enfrentó uno de los capítulos judiciales más relevantes de su carrera.
Por qué es importante: Aunque la cifra de 1.500 hectáreas responde con precisión a la pregunta central, El Ubérrimo representa mucho más que un número. Es un símbolo del uribismo, un bastión ideológico, un espacio donde se han tejido relaciones políticas de alto nivel y donde aún se mantiene viva la influencia del expresidente en la agenda nacional.
Con su extensión imponente y su carga simbólica, El Ubérrimo sigue siendo uno de los lugares más observados y comentados del país, tanto por su historia como por el rol que continúa desempeñando en la política colombiana.