Cuidar la vida

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EDITORIAL


Nuestro editorial para hoy agosto 30 quisiera hacer referencia a lo que realmente produce muchísima tristeza, y es ver cómo cientos de vidas se siguen perdiendo con el pasar de las horas en Colombia. Quizá la esperanza de que con un cambio de gobierno que apostara ciento por ciento por el diálogo, por la paz, que tuviese simpatías con estas ideologías que han llevado a la violencia y al terrorismo a muchísimos colombianos, la marea bajara un poco, se calmaran las aguas y ahora con una garantía gigante estos grupos cesaran sus atentados contra la fuerza pública y la población civil.

La semana pasada, en medio de bombos y platillos se anunciaban diálogos con todo el mundo, la paz total; todos querían hacer la paz pero paralelo a ello nos encontramos con asesinatos de periodistas, con cuerpos en bolsas, con más de 20 masacres en menos de 20 días. ¿Qué está pasando?, ¿qué está haciendo al actual gobierno para prevenirlo?, ¿por qué el Eln sigue haciendo patrullajes, retenes y acciones hostiles en medio de unos diálogos de paz que se están perfeccionando para iniciar oficialmente en Cuba?, ¿no tiene control de base la cúpula del Eln que está hablando con el alto consejero para la paz, con Iván Cepeda y otros líderes del actual gobierno?

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Preocupa porque la vida en Colombia está costando cada vez menos, se nos ha vuelto paisaje ver levantamientos en distintos lugares de nuestro país. Podríamos perder la sensibilidad y capacidad de asombro en medio de esta oleada de violencia. Es bastante llamativo que se le esté retirando la capacidad de acción a la fuerza pública, como los bombardeos, como las acciones en contra de algunos grupos ilegales intentando preservar unos diálogos de paz o simplemente unos intentos que hasta ahora una de las partes pareciera intentarlo.

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Como medio de comunicación respetamos y creemos en la voluntad que tiene el gobierno para lograr la paz, pero lo cierto es que no confiamos en los grupos terroristas que han atentado contra el bien, la honra, la propiedad privada, la salud, la integridad y la vida de miles de colombianos. La fuerza pública no puede perder ni un solo momento para atacar toda estructura criminal, tampoco se le puede quitar a la fuerza pública el respaldo, su capacidad de acción, desmoralizarlos, reducir su rango de operaciones; no se puede permitir quede desprotegida, todo lo contrario: si algo ha llevado a Colombia en la violencia que se encuentra es la ausencia de Estado.

Hoy el nuevo gobierno tendría que estar desplegado en cada uno de los rincones del país, poniendo en práctica todo lo que han dicho durante más de 20 años que han estado en la oposición, sobre todo en los últimos cuatro años que fueron tan críticos, tan rigurosos, tan estrictos con cada una de las palabras que dirigían al anterior gobierno.

Acá solo importa que se garantice la vida de los colombianos que están en la legalidad, que se garantice que la Policía y el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada tengan todas las herramientas para operar en tierra, en aire y en mar, que el respaldo del gobierno nunca se quite, y que quienes tengan voluntad de paz la demuestren.

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