Nuestro editorial para hoy viernes 17 de junio, cerrando esta semana, tiene como punto principal abarcar la gran problemática que ha suscitado que en la segunda vuelta no existiesen debates.
Nos encontramos con un número bien llamativo. En primer lugar, el doctor Gustavo Petro, quien fue invitado a todos los debates, solo asistió a cinco de ellos; Rodolfo Hernández no fue invitado a tres debates, asistió a seis de ellos. Quienes quedaban en la cola, Federico Gutiérrez, Sergio Fajardo, Enrique Gómez, Luis Pérez e Ingird Betancourth fueron quienes más asistieron a las convocatorias de distintos medios de comunicación.
Ha existido no solamente suficiente ilustración a través de entrevistas, foros, paneles, Instagram Lives, Twitter Spaces, entre otros, sino que la cantidad de propuestas que se han hecho en todos los sectores es suficiente como para que todos los colombianos conozcan qué ha propuesto cada candidato.
Está bien, y es absolutamente acertado, que los candidatos que aspiran a ser presidentes pues traten en lo posible de asistir a debates presidenciales. No solamente es un deber, sin ser obligatorio, sino que es un compromiso con la democracia; lo más inquietante de todo es que se llegue a instancias de carácter de tutelas, de jueces, de fallos, para obligar a los candidatos a que asistan a un debate, y más cuando es una campaña en la que a través de sus amigos está haciendo lo posible para que se hagan los debates, cuando esa misma campaña -la de Gustavo Petro- pues no ha aceptado ir a los debates que se convocaron en diferentes medios de comunicación, o inclusive no aceptada entrevistas como ocurrió con esta casa periodística 360, pues le formulamos en numerosas ocasiones invitaciones a Petro para que tuviésemos espacios de conversación con el fin de que nos contara sus propuestas, sus ideas, de los proyectos que le propone al país.
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Ir a debatir por debatir, como está pasando ahora, es sentarse para lanzarse un montón de acusaciones, de infamias, de calumnias, de mentiras, tratar de tergiversar y hacerle el mayor daño posible a su contrincante antes de 48 horas de las elecciones. Acá es muy claro que no se está pensando en el país, se está pensando en el beneficio particular de las campañas políticas, está mal, y lo queremos dejar claro, que no se hubiesen hecho debates, estos son necesarios y son elementos indispensables de cualquier democracia y sobre todo en una segunda vuelta, pero no creemos que sea la forma de hacer un debate bajo una estrategia electoral intermediada por jueces metidos en política en dónde se van a realizar, y menos tratando a la topa tolondra, como bien salga, pero con la única intención de ir a lanzarse cuñazos en medio de un atril.
Para concluir: los colombianos lastimosamente no son muy amigos de la lectura de libros ni de artículos extensos y ahora con la efervescencia de medios de comunicación digitales, otros que son dedicados a fake news, a aplicaciones como Tik Tok, entre otras, solo se quedan con el título o con los primeros tres o cuatro renglones de lo que titula un medio y eso sí que es un atentado contra la democracia.
Sería muy importante que los candidatos hablen, claro está, en un debate realmente sobre su propuesta económica, qué va a modificar, cómo se va financiar lo que propone, dónde van a quitar las exenciones, cuáles son, y desde luego cuáles son las metas económicas que se tienen, qué va a hacer con la justicia en Colombia, quiénes van a componer el gabinete, qué piensa sobre cómo se hace una campaña política, qué va a hacer con el acuerdo de paz que fue firmado y que ha sido implementado, qué va a hacer con el agro colombiano, cómo va a enfrentar los problemas de inseguridad que tiene el país no solamente urbanos sino rurales, la relación Venezuela, con Estados Unidos, con Rusia; hay muchos temas por hablar y que el país quisiera escuchar pero con lo visto, a lo que Colombia pareciera querer asistir, es a un debate de una gallera entre dos personas que van a ir a lanzarse cuchillos, a ver quién le hace más daño al otro, pensando en el beneficio personal y no en el beneficio de la información de los colombianos.