Decrecer la confianza inversionista

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Con relación al decrecimiento de la confianza inversionista: Todo se destruye muy fácil y así lo estamos evidenciando, reconstruirlo tardará años si es que se logra. No se puede luchar contra la realidad, contra los números, contra el sentido común por más que quieran divorciarse de este.

EDITORIAL


En las últimas semanas, hablando de confianza inversionista, nuestro país ha entrado en una onda suficientemente negativa como para cuestionar las políticas fiscales que se están pensando ejecutar y lo peor de todo, que ya está trayendo las peores consecuencias por parte del cambio, de la TRM; eso que para muchos parece lejano pero que solamente la realidad los hará entender la importancia y a su vez la gravedad de contar con una tasa de cambio tan costosa.

Hablando de decrecer -en este caso la confianza inversionista- entendemos que fue uno de los términos que la ministra de Minas, Irene Vélez, usó en el congreso de mineros en Cartagena, lo cual causó burlas, memes y otra clase de frases pero lo realmente cierto es que hoy a todos los colombianos nos debería preocupar el decrecimiento de la confianza inversionista, pues esta no se gana en un año, ni en cinco años, ni en diez años pero sí se destruye fácilmente en diez semanas, como lo estamos viendo.

Cada uno de los enunciados que ha dicho la ministra Vélez, el presidente Petro, la viceministra de Minas Ruiz, han creado todo el pánico necesario en inversionistas canadienses, estadounidenses, europeos y asiáticos para que empezaran esquemas de retirada en distintas operaciones en Colombia. Sencillamente están respondiendo a los mensajes que el Gobierno Petro les envía.

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Decrecer la confianza inversionista

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La economía es de estímulos, incentivos, sentimientos y reacciona de acuerdo a parámetros de confianza, incertidumbre, realidades, pragmatismo pero también copia muy bien las amenazas, y amenazar al sector que más dólares ingresa a Colombia no es para nada rentable, no es un buen negocio, teniendo un país que importa más del 70 % de lo que consume entre bienes, alimentos, productos, servicios. Esto va en detrimento de la calidad de vida de los colombianos.

¿Cuántas reuniones, giras, asambleas, lobbys tuvo que hacer el Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, de Juan Manuel Santos Calderón y de Iván Duque Márquez para que los inversionistas extranjeros, los fondos soberanos, fondos de pensiones, empresarios creyeran en Colombia, un país que estaba desahuciado hacia el comienzo de este siglo.

Se tuvieron que recorrer muchísimos salones para reuniones, portafolios, conversaciones pedir favores para que volvieran a meter un dólar o un euro en este país. Es absolutamente irresponsable lo que está pasando con el manejo no solo de la lengua sino del Twitter por parte de este Gobierno.

Todo se destruye muy fácil y así lo estamos evidenciando, reconstruirlo tardará años si es que se logra. No se puede luchar contra la realidad, contra los números, contra el sentido común por más que quieran divorciarse de este.

Solo esperamos que en unos pocos meses cuando el dólar ya fluctúe entre los $5.000 y $6.000 no vengan quejas de quienes apoyaron hoy un modelo que está resultando absolutamente nefasto para Colombia.

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