Destinos muy populares, pero no aptos para personas con discapacidad en Colombia

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El turismo, una de las principales apuestas del país en la última década, que no solamente busca fomentar los viajes a nivel interno, sino también y, en mayor proporción, invitar al mundo a que pase por Colombia, tiene una gran deuda y es con las personas que poseen algún tipo de discapacidad. Se trata de tres destinos: Guatapé, Villa de Leyva y Cartagena, muy populares, pero para nada accesibles. 


Por: Redacción 360 Radio

Desde un punto de vista filosófico y de análisis existencial, podríamos retomar algunos preceptos de vida que indican que las personas en esta generación se han acoplado a un modo de vida en donde dan todo por sentado. 

Antes de la pandemia, el mundo venía a un ritmo desenfrenado, absolutamente frenético, las personas no tenían tiempo para nada, todos querían estar en todas partes, estar conectados con el mundo, con sus amigos, tener los mejores trabajos, rotar cada año de labores, vivir en la ciudad que quisieran, viajar sin parar y vivir, como lo dirían algunos refranes populares, al máximo, vivir el día de hoy. 

La pandemia, que fue un gran freno de mano para que las personas obligatoriamente se miraran, reflexionaran, pensaran sobre la vida, se enfrentaran a ellos mismos, entre otros sucesos; repercutió en que muchas personas analizaran cómo venían viviendo su vida, mientras un virus paralizaba el mundo. El Covid-19 dijo «Stop, paren todo, enciérrense que hay que cambiar de planes» y cambió esa velocidad de vida y todo lo que tenían planeado simplemente no sucedió tal cual se esperaba. 

De pronto, ese afán de vivir, hizo que a muchas personas se les olvidara que el solo hecho de vivir y salir a una calle es un riesgo gigantesco y todos tenemos la posibilidad en el mundo de sufrir un accidente automovilístico, de ser atropellados por un carro, un camión o una moto; nos enfrentamos a caídas, a lesiones o al desarrollo de enfermedades degenerativas que nos quitan la motricidad y demás funcionalidades que nos hacen valerlos por nosotros mismos. 

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Así, dentro de ese gran proyecto turístico que se ha puesto en marcha en Colombia, se ha dejado de lado la materialización de unas políticas de accesibilidad para todos. Análisis de distintos centros de pensamiento y bancas de inversión han afirmado que el turismo en Colombia puede representar más del 2,3 % del PIB y si lo llevamos a entrelazarlo con toda la cadena que va vinculada al sector turismo, entre transporte, alimentos, entretenimiento… puede llegar a un 7,2 % del PIB. 

Lastimosamente, como también se ha olvidado esto, está la vejez. Cómo se ha desconocido que tener turísticos accesibles también en el largo plazo le sirve a todas las personas que lleguen a la vejez, para que puedan visitar esos lugares turísticos. Esa infraestructura que se adapte y se implemente en estos destinos puede servir hoy a nuestros abuelos y padres y en el futuro a nosotros, aun sin tener una discapacidad. 

En los tres destinos que mencionamos inicialmente: Guatapé, Villa de Leyva y Cartagena, los tres que seleccionamos como ejemplo, se evidencia de manera práctica cómo estos son lugares muy populares entre los locales y los extranjeros, pero no son para nada amigables con personas discapacidades. Sus empedrados, por ejemplo, son enemigos número uno de la silla de ruedas, no hay rampas, no hay estacionamientos exclusivos para personas con discapacidad, hay escalas y más escalas, no hay inversión en ascensores ni lugares para que este tipo de ciudadanos se puedan desplazar. 

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Para una persona con discapacidad, hasta ahora sería imposible llegar a la cima de la famosa Piedra de El Peñol por sus propios medios. Foto: Guatapé.

Otro ejemplo: los baños. Un servicio tan indispensable tampoco está pensado para estas personas, no pueden lavarse ni siquiera las manos porque no alcanzan, una acción clave en un momento como el actual cuando el virus no se ha dio. En otros casos, simplemente no hay baños con manijas a lado y lado que les permita utilizarlo.

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A nivel internacional este tema cuenta con un amplio campo en cuanto a políticas públicas, se han desarrollado unas muy interesantes. La Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad fue adoptada por la ONU en diciembre de 2006, pero para Colombia ha supuesto un atraso absoluto aplicarla en su totalidad. Por ejemplo hoy, no se sanciona a las personas que utilizan los estacionamientos destinados a personas con discapacidad y ni hablar de tomar un bus, porque no existe ni un esfuerzo en esa materia. Todo esto, va en contravía de dicha convención, que invitaba a tomar acciones para que las personas con discapacidad tengan el mismo acceso al entorno físico, al transporte, a espacios deportivos y a todo tipo de instalaciones, señalaba que deben eliminarse barreras que limiten su inclusión. 

Si bien, el gobierno colombiano cuenta con una Alta Consejería para la participación de personas con discapacidad y han hecho esfuerzos mínimos en esta materia, son evidentemente insuficientes, pues muchas personas ven frustrados sus anhelos y planes de conocer Guatapé, Villa de Leyva o de cenar en el Centro Histórico de Cartagena. Cabe mencionar que esta es una problemática que también toca a los restaurantes.

Según la Organización Mundial del Turismo (OMT) es el 15 % de la población la que tiene algún tipo de discapacidad, es decir, alrededor de mil millones de personas, y garantizar un destino accesible para ellos y quienes los acompañan, es un gran reto para el mundo, pero sobre todo para Colombia y sus principales destinos turísticos, para que sea una realidad la accesibilidad a las personas que tienen algún tipo de discapacidad. 

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