Por Andrés Felipe Gaviria
Como todo en Colombia pareciera que hablar de movilidad lleva a extremos; extremos peligrosos, sesgados, ilógicos y que solo estancan sanos debates sobre cómo llevar a las ciudades a tener una mejor movilidad.
Personalmente creo que el primer error cuando se aborda este tema es discriminar; que porque anda en carro particular, porque anda en bicicleta, porque anda en bus o a pie. Aclaro que dejo por fuera a las motos, en virtud de que para mi modo de ver hoy se han convertido en un factor de inseguridad e inmovilidad para todas las ciudades. Al fin y al cabo los motociclistas están en el “top” de todo lo malo que ocurre en las vías y así lo confirman distintas cifras.
Y si, pueden estar pensando; “¿Este señor no dijo que no discriminarán?”, por lo cual aclararé aún más mi percepción y sé que será polémica, pero para mí las motos algún día tienen que “desaparecer” de las ciudades capitales por lo menos. ¿Cómo se hace? Invirtiendo en la construcción de un sistema público de transporte masivo, realmente eficiente, con una gran cobertura y que sea digno. Acepto que el número de motos que va creciendo cada minuto por 1.000 unidades es una respuesta al pésimo transporte público, pero mi preocupación es que Colombia termine como la India. Me gustaría verla más parecida a otras ciudades donde el número de motos es casi nulo.
Muchos ambientalistas contemporáneos, algunos de ellos que han ido a Europa de cuenta de nuestros recursos públicos a “estudiar” y conocer los placeres de Ámsterdam y su vida libertina, como los “coffe shops”, han venido como unas lumbreras a decirnos que todo lo que tenemos hoy está mal, que los que andamos en vehículo particular somos unos inconscientes y niños malcriados, y que la solución es que todas las personas anden en bicicleta y que el que no pueda montar en un triciclo pues que no salga de la casa. Lo peor de todo esto, es que algunos políticos se han dejado lavar la cabeza y medio se han acercado a esa patética teoría.
Lo más curioso es que cuando llegan a cargos públicos, léase concejo, por lo primero que preguntan es por la camioneta blindada y los escoltas. Luego uno pregunta por la bicicleta y se quedan en silencio. Claro está, esto luego de hacer varios contratos con entidades públicas por el motivo de “promover el uso de la bicicleta” e inventarse foros chimbos para cobrar $ 500 millones de pesos.
Yo creo que se tienen que mantener y perfeccionar las vías que hoy tenemos, al mismo tiempo que construimos nuevas y mejores vías en toda la ciudad. Estas acompañadas de ciclorutas y andenes amplios. La tarea de un gobierno no es decidir en qué se van a mover las personas, sino brindar infraestructura lo suficientemente buena para que la gente decida en qué se quiere movilizar.
Todos los ciudadanos; bebes, niños, jóvenes, adultos y ancianos tienen que salir a la calle. Para los de la bicicleta, los primeros y los últimos se tienen que quedar encerrados, incluso los de la mitad cuando sufran de una enfermedad, accidente u ocurra otro fenómeno, tampoco pueden salir. No quiero seguir hablando de las tontas teorías de estos personajes, pero la última es una joya; “hay que quitarle carriles a los carros para dárselos a la bicicleta”. Risas.
Tampoco soy amigo de inundar las calles de carros, ni más faltaba. Creo que en ciudades como Medellín es justo poner límites, a la vez que se incrementa una estrategia para avanzar en chatarrización. El tiempo justo para que un carro circule por las calles es 10 años. No me explico cómo carajos están rodando carros aún de los años 80 y 90 por Medellín.
Si en Medellín se hacen las vías y los sistemas de transporte que se necesitan, al mismo tiempo que se articula eficientemente con toda el área metropolitana y el oriente-occidente cercano, llegaremos a un tope de vías que sencillamente demandarán un límite de vehículos, para que todo funcione en buena forma.
Hace 20 años tenemos el mismo metro y todavía algunos sacan pecho. Eso, en otra ciudad avanzada daría es grima. Cuando el metro se inició, existiría la idea de que nosotros, nuestra generación, continuará con su expansión, pero no. Preferimos un Metroplús.
Creo que Medellín tiene que hacer un esfuerzo gigante y expandir su metro, que ya está consolidado y que tenemos dos fases, para llevarlo a toda la carrera 80, a la calle Colombia, a la calle san juan, a la 33 y la avenida oriental-avenida el poblado.
Medellín está creciendo y no podemos construir sistemas livianos o de poca capacidad de transporte, estaríamos cometiendo un crimen a futuro con los que vienen. ¿Qué sería de la ciudad si los que construyeron el metro hace 20 años hubieran preferido un “Metroplús”?
El sistema de transporte tiene que seducir al que va en su vehículo particular, tiene que ser digno y brindar eficiencia a las personas menos favorecidas, a la vez que ayuda a que la ciudad sea más productiva y competitiva.
Claro que Medellín necesita autopistas, intercambios, puentes, deprimidos y vías privadas. Seríamos unos ignorantes al desechar esos proyectos. Desde Barbosa hasta Caldas necesitamos una buena autopista, con carriles exprés, y que permitan hacer este recorrido en un tiempo no mayor a 15 minutos. Todo lo anterior con ciclorutas y andenes de la misma longitud. En los carriles express de paga una especie de peaje, y lo paga el que quiere ir por esa vía, para ir más rápido.
Conclusión; Medellín es Medellín, no es Amsterdan, ni país y mucho menos Oslo.