El gobierno venezolano, liderado por Nicolás Maduro, ha compartido imágenes en las que se muestra a Cabello en el municipio fronterizo Jesús María Semprún, ubicado en el estado Zulia, al sur de Venezuela, aparentemente en apoyo a los afectados por la violencia en la zona colombiana.
La crisis humanitaria en Catatumbo se agrava con la presencia de Diosdado Cabello
El presidente Maduro, quien se mantiene firme en su liderazgo a pesar de las críticas internas y externas sobre su reelección, utilizó las fotografías de Cabello en el terreno como una muestra del apoyo de su gobierno al pueblo colombiano.

En un mensaje transmitido a través de medios oficiales, el mandatario venezolano destacó la importancia de las acciones emprendidas en la frontera, señalando que su ministro del Interior se encuentra liderando las operaciones del denominado «Escudo Bolivariano» en territorio colombiano.
El contexto de esta visita y las acciones militares en la región son inquietantes. En paralelo a la presencia de Cabello en la zona, el régimen de Maduro ha militarizado aún más la frontera con Colombia, enviando tropas adicionales y realizando sobrevuelos de aviones militares venezolanos, lo que coincidió con el cierre parcial del puente internacional Atanasio Girardot, que conecta a Cúcuta con Venezuela.
Este cierre se extendió hasta el mediodía, generando incertidumbre entre los habitantes de la zona.
A través de un mensaje transmitido por Maduro, el mandatario destacó que Diosdado Cabello “está por allá apoyando al pueblo de Colombia” y aseguró que el alfil del chavismo se encontraba en constante comunicación con él para mantenerlo informado sobre los desarrollos en la región.
Maduro hizo énfasis en que las operaciones de seguridad tienen como objetivo «hacer respetar a Venezuela de los grupos generadores de violencia», a los que acusó de ser «terroristas armados de Colombia».
Por su parte, Diosdado Cabello confirmó que más de 680 combatientes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) habían sido desplegados en la zona fronteriza. Según Cabello, la misión de estos efectivos es garantizar la «paz y la democracia» en la región, al tiempo que se ha activado un corredor humanitario para asistir a los desplazados del Catatumbo, quienes, tras huir de los combates, han cruzado la frontera hacia Venezuela. El gobierno venezolano asegura estar proporcionando asistencia médica y traslado a los damnificados, además de ofrecer refugio en casas de familiares.
No obstante, la intervención del régimen venezolano ha levantado sospechas y críticas tanto en Colombia como en la comunidad internacional.
Mientras Maduro y Cabello afirman que estas acciones buscan proteger a la población desplazada y garantizar la seguridad en la frontera, expertos alertan sobre las posibles intenciones del régimen de Maduro de aumentar su influencia en la región, especialmente en medio de la creciente crisis humanitaria en el Catatumbo.
La Defensoría del Pueblo de Colombia reportó que más de 32.000 personas se han visto desplazadas por los enfrentamientos en la zona, siendo Cúcuta, Ocaña y Tibú los municipios más afectados.

Esta cifra, en constante aumento, refleja la magnitud de la tragedia, con miles de personas buscando refugio en el lado colombiano de la frontera. En varios de estos municipios, la población ha tenido que lidiar con confinamientos y restricciones que dificultan su acceso a alimentos y servicios básicos.
En respuesta a esta situación, el presidente colombiano Gustavo Petro anunció, entre críticas, la conmoción interior en el país, aunque la medida aún no ha sido formalmente decretada. Según Petro, esta medida tiene como fin “defender la soberanía nacional amenazada desde el Catatumbo y Arauca”, áreas donde la violencia ha aumentado considerablemente en los últimos meses.
La crisis en la región del Catatumbo refleja un panorama cada vez más complejo en la frontera entre Colombia y Venezuela. La intervención de Diosdado Cabello y las acciones del régimen de Maduro complican aún más la situación, y mientras la comunidad internacional observa con cautela, el futuro de los miles de desplazados y las relaciones entre ambos países parecen estar en un punto crítico.