Diplomacia y relaciones internacionales en el aire

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Es bastante irónico que hoy quienes soportan posturas diplomáticas erróneas, hasta hace unos años acribillaban al presidente de Estados Unidos, Donald Trump por ser un mal ejemplo de como representar a un país: ¿Doble racero?

Editorial

No tendría que ser tan difícil entender que se debe condenar cualquier acto terrorista, tanto en contra de la sociedad civil como de las fuerzas armadas, sin importar del bando del que venga. De igual manera, se puede propender por defender la autonomía y la existencia de un Estado.

Lo anterior ha sido realmente posible de ser comprendido para el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien antes de ingresar en las piscinas ideológicas de sus más profundas creencias ligadas a su ideología y a su modo de ver el mundo, el mandatario debe de entender, y lo debió hacer un año atrás, que él está representando a más de 48 millones de colombianos, por lo que su pensamiento no es el reflejo de un sentimiento oposición unánime de la sociedad colombiana.

Colombia es un país insignificante en el escenario internacional, y por más crudo que parezca, es una realidad que todos tenemos que entender y a partir de ella poder vislumbrar como se deben manejar las relaciones con otros territorios, sobre todo con los que han sido aliados en el último tiempo.

Existen en el mundo dos ejes: uno que defiende unos valores democráticos; respeto a la ley, las instituciones, comparte unos postulados que defienden la vida, la soberanía, cuidado de la territorialidad.

Además, hay otro sector donde abundan los tiranos, dictadores, secuestran, asesinan, violentan los derechos de los niños, etc., y someten a sus pueblos bajo las miserias del hambre, la inseguridad y de todos los fenómenos que sean necesarios para poder mantener un poder a través del miedo, y no un poder legitimado en las urnas. Todo lo contrario, los ciudadanos están secuestrados por estos sátrapas internacionales que se han caracterizado a estar al lado del terrorismo.

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Hoy Colombia, lastimosamente y después de muchos años, ha optado por situarse en ese bando: traicionar a sus aliados que siempre lo han apoyado en sus guerras contra terroristas y narcotraficantes. Se ha situado en un terreno en el cual las mujeres y sus derechos no valen nada mientras que en el país esbozan las banderas del feminismo; bastante ilógico.

Desde luego, llama la atención como las personas que hacen parte de la comunidad minoría sexual, LGBTQ+, hoy terminan apoyando a Palestina y a los musulmanes, donde si estuvieran allá fueran ejecutados y degollados en las calles, pero esto hace parte del desconocimiento e ignorancia de la mayoría del pueblo colombiano que es iletrado.

No terminamos de comprender luego de una semana como para el presidente Gustavo Petro es tan difícil defender la existencia de un Estado en Palestina: un pueblo sin bloqueos y donde la sociedad civil tenga derechos y deberes y no viva bajo la zozobra de unos terroristas como el grupo terrorista Hamás.

En Palestina, para quienes no los sabían, este grupo tiene el control y no el Estado. Es como si en Colombia esto pasara con las Farc, el ELN y todas las bandas criminales que existen, que esto puede terminar pasando, y mientras tanto el Gobierno colombiano no puede hacer nada porque está al lado de los terroristas.

Estos salen de sus túneles, bombardean al país vecino, les lanzan 4.000 cohetes, matan a una gran cantidad de personas y se vuelven a esconder. Esto es de cobardes, de lacras y personas sin alma.

No entendemos como Petro no puede condenar el ataque del que fue víctima Israel y estar al lado de la lógica y de la coherencia, lo que es realmente acogido en unos principios éticos y morales.

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Por último, quisiéramos decir que la actitud de la Cancillería no puede ser más vergonzosa. Con la retirada de Israel como socio los más beneficiados serán los grupos terroristas colombianos.

Como vamos tarde que temprano, Estados Unidos se puede retirar y así tendrán el terreno libre para poder negociar con sus amigos de Rusia, Venezuela y China. Al parecer, a ese lado es para el que nos quieren llevar.

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