Un discurso faraónico altamente perjudicial para Colombia

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Nuestro editorial para hoy viernes 11 de noviembre se refiere al más reciente discurso del presidente de Colombia Gustavo Petro Urrego, quien fuera de llegar tarde, como es costumbre en sus agendas, a la foto oficial de la COP27 y a la vez dejar plantado al presidente de Francia Emmanuel Macron, llegó al atril de este auditorio con poca asistencia a exponer diez puntos, lo que Petro ha llamado un decálogo para enfrentar la crisis climática.

EDITORIAL


El primero del decálogo que mencionó en el discurso, según Petro, dice que es la hora de la movilización de toda la humanidad para enfrentar la crisis climática; el segundo dice que la acumulación de capital no son el mecanismo para superar la crisis climática; en el tercero pide una planificación pública global y multilateral que pase a una economía descarbonizada; dice en el cuarto que el rumbo tiene que ser corregido por la política y la movilización humana, no por el mercado del carbón y el petróleo, algo idéntico al punto tres; el numeral cinco dice que espera aportes para rescatar la selva amazónica por parte del mundo.

En el renglón sexto del decálogo mencionado en el discurso menciona que llegó la hora de desvalorizar la economía de los hidrocarburos y valorizar las ramas de la economía descarbonizada (idénticos al 3 y al 4); en el numeral siete habla de los tratados constitutivos de la OMC y del FMI, que deben seguir los acuerdos de la COP y no al revés; en el número ocho Petro plantea que el FMI debe iniciar el programa de cambio de deuda por inversión en la adaptación y mitigación del cambio climático en países de desarrollo.

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En los dos últimos puntos habla de que la banca privada y multilateral debe dejar de financiar economías de hidrocarburos, lo que pareciera más una petición al Niño Dios en épocas de navidad; en el punto diez habla de evitar la guerra e iniciar negociaciones de paz para no restarle tiempo de vida a la humanidad.

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Presidente Gustavo Petro en COP27. Foto: Presidencia de Colombia.

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Quien lea esto en el momento más desprevenido de la vida, podría ver que es una gran lista de deseos a papá noel. En su práctica no solamente realizable sino producto de un discurso trasnochado, sin bases científicas, sin racionalidad y carente de todo sentido común porque Gustavo Petro desde Egipto dijo que el único camino es dejar el carbón y el petróleo luego de viajar en un Boeing con más de 70 invitados desde Colombia hasta Egipto, haciendo una escala, desconociendo cuánto combustible quemó ese avión, desconociendo cuál es la huella de carbono que él tiene no solo ahora como presidente sino en su pasado político; ¿en cuántas camionetas se moviliza Gustavo Petro?, ¿cuántas veces toma un helicóptero o un avión?

El discurso de Gustavo Petro es hermoso para un mundo irreal, utópico, que no existe y que hoy es lo que hace no solamente que el sector minero energético esté de capa caída, se esté desvalorizando como parece ser su intención, sino quién sabe con qué razón lo está buscando, quién sabe qué interés tiene en que se desvalorice todo este sector que es pieza fundamental y sustancial de la economía colombiana. Pero cuando tenemos un dólar cerca de los $5.000, cuando tenemos tasas de interés por las nubes, recesión económica mundial a la vuelta de la esquina, cuando nuestros bonos se negocian con tasas de interés exorbitantes, Petro se detiene a endilgarle la culpa al imperio, como lo hacía Hugo Chávez en sus momentos de plaza, o casi que emulando al dictador Noriega con sable en mano.

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Este discurso es vago, irresponsable, son palabras que no tienen sustento y que quisiéramos ver a Gustavo Petro un solo día sin carbón y sin petróleo a ver qué de todo lo que hace todos los días puede hacer. Quisiéramos conocer cómo Gustavo Petro ha compensado la huella de carbono que ha dejado en los últimos años en Colombia y en el mundo porque pedir desde el atril de presidente que se acaben las economías carbonizadas, que se desmonte la financiación al sector de petróleo, de carbono y de minerales es muy fácil, no pasa nada con decirlo.

Pero los que pagan las reales consecuencias son los ciudadanos, muchos de ellos montaron a Petro en el poder y que si bien es un gobierno de cuatro años se ha demostrado que en menos de 100 días se puede hacer muchísimo daño.

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