El disparate de la tributaria

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La reforma tributaria de Petro, un desatino en circunstancias normales, en las actuales es un disparate que pueda hacerle un daño brutal a la economía y, en especial, a los más pobres y vulnerables.


Por: Rafael Nieto Loaiza

El gobierno de Petro será desordenado, improvisador, ineficiente, despilfarrador, mediocre, corrupto y empobrecedor. Lo fue su Alcaldía y es la constante de los gobiernos de izquierda en el continente. Tienen dos problemas congénitos irresolubles: su catadura ética es despreciable y sus propuestas económicas están equivocadas de raíz y, por tanto, siempre fracasan.

Más allá es difícil saber si el Petro que gobernará será el carnívoro, agresivo, radical, antinstitucional y decididamente socialista de sus treinta años de vida pública, o el vegetariano, dialogante, respetuoso de las instituciones y moderado del final de la campaña y de después de las elecciones.

En todo caso, si el carnívoro histórico que late en Petro quisiera aflorar, no podría hacerlo por ahora. Los factores de poder se lo impiden. Si bien la elección de Contralor será este año, el Fiscal termina en febrero del 2024 y la Procuradora en enero del 2025. Más importante, de los magistrados de la Constitucional, uno acaba su período este año, otro en el 2023 y cuatro en el 2025. Nuestras FF.MM. se han formado en la lucha contra las guerrillas y son institucionales y demócratas. Sobornarlos, como han hecho gobiernos extremistas de izquierda en otros países es mucho más difícil. Y la amplia mayoría de Petro en el Congreso es condicionada. No le votarán una Constituyente, por ejemplo, o volver a la reelección presidencial, y seguramente moderarán las propuestas que vengan desde el gobierno. Y, vital, él sabe que la mitad de los colombianos votaron en su contra.

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Por eso Petro necesita plata, tanta como se pueda. Plata para asegurar apoyos políticos. Plata para la corrupción y los apetitos burocráticos de él y sus aliados. Plata para las elecciones del próximo año. Plata para tratar de aplacar la frustración de tantos ciudadanos que tontamente lo votaron, seducidos por los cantos de sirena del demagogo, confiados en las promesas de subsidios y asistencias que no podrá cumplir. Plata para ver si consigue cambiar la ecuación política de un país dividido.

Pero los 50 billones de pesos que pretende es siete veces más que una tributaria usual en Colombia. Y se va a plantear en medio de una crisis logística global, una posible recesión en Estados Unidos y Europa, y una altísima inflación en todo el planeta.

La tributaria de Petro, un desatino en circunstancias normales, en las actuales es un disparate que pueda hacerle un daño brutal a la economía y, en especial, a los más pobres y vulnerables.

@RafaNietoLoaiza

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