Colombia y Estados Unidos en los últimos años, especialmente bajo el gobierno del presidente Gustavo Petro, han tenido una relación que ha atravesado una serie de tensiones y ajustes que han puesto en evidencia una serie de desafíos que podrían complicar la agenda bilateral, especialmente en lo que respecta a los temas de seguridad, drogas y migración.
Desafíos y tensiones en la relación entre Colombia y Estados Unidos bajo el Gobierno de Gustavo Petro
En las últimas décadas, Estados Unidos ha considerado a Colombia como un socio estratégico en América Latina, especialmente en la lucha contra el narcotráfico y en la implementación de políticas de seguridad regional. No obstante, la llegada de Trump nuevamente al poder, con un enfoque político y diplomático diferente, ha cambiado el tono y la intensidad de la cooperación entre ambos países.
Este giro ha generado algunas incertidumbres sobre el futuro de la relación bilateral, particularmente en el ámbito de la cooperación en materia de seguridad.
Desde que Gustavo Petro asumió la presidencia de Colombia, la relación con Estados Unidos ha experimentado una notable disminución en su intensidad. Los canales de comunicación, que antes eran frecuentes y directos, ahora parecen estar marcados por una distancia diplomática que refleja las diferencias ideológicas entre ambos gobiernos.
Si bien Petro no ha tenido discordias abiertamente con Estados Unidos durante su mandato, es evidente que su enfoque en temas clave, como la política de drogas y los derechos humanos, han contribuido para distanciar las posiciones entre los dos países».
Con la llegada nuevamente de Donald Trump al poder, se plantean varias hipótesis con respecto a la posición que vaya a tomar cada uno desde su pensamiento político. Un hecho relevante sucedió en la casa blanca, donde en una visita de Gustavo Petro al presidente Biden, el presidente colombiano le pide a Biden luchar por el propósito que tiene con la humanidad, que según Petro es no dejar ganar a Trump las elecciones.
Lo que hoy puede conllevar a diferencias con el presidente electo Donald Trump; sin embargo, el Presidente colombiano felicitó a través de redes sociales al nuevo mandatario de los Estados Unidos, lo que refleja una iniciativa por entablar una relación sana.
Así mismo, la administración de Petro ha dejado claro que busca explorar alternativas al modelo tradicional de lucha contra las drogas, que históricamente ha sido una de las principales preocupaciones de Washington. Esta postura ha sido vista con recelo por algunos sectores del gobierno estadounidense, que temen que la creciente producción de cocaína en Colombia, el mayor productor mundial de este narcótico, pueda desestabilizar aún más la región y reforzar el poder de los carteles internacionales.
Antecedentes de Donald Trump en relaciones latinoamericanas
Bajo la presidencia de Donald Trump, la relación con México y otros países latinoamericanos vivió momentos de tensión. Sin embargo, con un pragmatismo característico, Trump no dudó en negociar y priorizar los intereses estadounidenses, incluso con países con los que se tenía diferencias. En este contexto, la administración Trump siempre se ha enfocado más en los intereses estratégicos y económicos que en la creación de alianzas basadas en valores comunes.
Trump ha manifestado su desaprobación hacia ciertos aspectos de las políticas internas de algunos países de América Latina, y en particular hacia Colombia por su papel en la lucha contra las drogas. El aumento de los cultivos ilícitos en Colombia es, sin duda, una de las principales razones por las cuales Estados Unidos podría poner en peligro la cooperación con Colombia.
Durante su primera presidencia, Trump ya había insinuado la posibilidad de descertificar a Colombia, un paso que podría tener consecuencias devastadoras para la relación bilateral, ya que esta certificación está directamente vinculada con la cooperación en la lucha contra el narcotráfico.
Uno de los principales retos que enfrenta Colombia en su relación con Estados Unidos es el riesgo de la descertificación en la lucha contra las drogas. Durante el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, se evitó por poco este proceso gracias a una intensa gestión diplomática y al apoyo de sectores clave en el Congreso estadounidense. Sin embargo, con la llegada de un gobierno de Trump, que ha mostrado menos disposición para negociar en términos de políticas antidrogas, este peligro vuelve a ser una amenaza latente para Colombia.
Si bien es cierto que la descertificación no es un proceso automático, y que requiere de la aprobación de diversas instancias dentro del gobierno de EE.UU., las cifras crecientes de cultivos ilícitos en Colombia podrían dar argumentos a la administración estadounidense para tomar medidas drásticas. En este contexto, la diplomacia colombiana tiene que ser sumamente efectiva para evitar que este tema se convierta en el centro de la relación bilateral.
Uno de los factores que podría influir en la relación entre Colombia y Estados Unidos es el papel clave que jueguen los congresistas estadounidenses, quienes tienen una gran influencia en las políticas exteriores del país. En este sentido, figuras como Marco Rubio y María Elvira Salazar, congresistas que han mostrado afinidad con Colombia, podrían desempeñar un papel crucial en la búsqueda de soluciones diplomáticas a los desafíos que enfrenta Colombia.
Sin embargo, el panorama no es tan sencillo, ya que algunos de estos congresistas no tienen una relación fluida con el presidente Petro y su gobierno. Esto podría dificultar la construcción de puentes diplomáticos, especialmente en momentos de tensión por cuestiones como la lucha contra el narcotráfico o la migración ilegal, que también son puntos calientes en la agenda bilateral.
La migración y el tráfico de drogas, temas críticos para la relación bilateral
La migración ilegal y el narcotráfico son dos de los problemas más graves que enfrentan tanto Colombia como Estados Unidos. Los flujos migratorios, particularmente de colombianos que buscan llegar a Estados Unidos, y la creciente producción de cocaína en Colombia, son temas que siguen siendo prioridad en la agenda de Washington.
El presidente Petro ha afirmado en varias ocasiones que Colombia no es el único responsable del tráfico de drogas, señalando la demanda en países como Estados Unidos como un factor determinante.
Sin embargo, la administración estadounidense ha sido clara en que espera que Colombia refuerce su cooperación en la lucha contra las drogas y la migración ilegal. En este sentido, Colombia se enfrenta a una encrucijada diplomática, en la que deberá equilibrar sus propios intereses nacionales con las exigencias de Estados Unidos. Si bien la relación comercial sigue siendo una de las más importantes para Colombia, con Estados Unidos como su principal socio, las tensiones en otros ámbitos podrían poner en peligro este vínculo estratégico.
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