En un movimiento que marca un hito preocupante en el sector energético del país, EDP Renováveis (EDPR), una de las principales compañías de energía renovable a nivel mundial, anunció que no continuará con sus inversiones en los proyectos eólicos Alpha y Beta, ubicados en La Guajira.
Esta decisión representa un duro golpe para los objetivos de diversificación y transición energética de la nación, además de poner en evidencia los desafíos estructurales y regulatorios que enfrenta el desarrollo de energías renovables en el país.
Detalles de la decisión de EDPR sobre los proyectos eólicos en Colombia
EDPR ingresó al mercado colombiano en 2019 con dos proyectos eólicos en La Guajira, una región reconocida por su alto potencial en generación de energía eólica. Con una capacidad combinada de 0.5 GW y una generación estimada de 2.5 TWh/año, estos proyectos prometían contribuir significativamente al cambio hacia energías limpias en Colombia.
En agosto de 2019, obtuvieron los permisos ambientales necesarios, y en una subasta gubernamental en octubre del mismo año, EDPR aseguró contratos de compraventa de energía (PPAs) por 1.7 TWh/año durante 15 años, que debían iniciar en 2022.
Sin embargo, el desarrollo del proyecto enfrentó múltiples obstáculos. Durante la pandemia de COVID-19, las restricciones de movilidad retrasaron la construcción de una línea de interconexión de 81 kilómetros, pieza clave para conectar los parques eólicos con la red eléctrica nacional.
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Además, en 2022, un cambio de gobierno trajo consigo ajustes significativos en los permisos ambientales, aumentando de 56 a 113 las comunidades indígenas involucradas en el proceso, lo que incrementó la complejidad y los costos del proyecto.
Impacto económico y decisión final
Entre los factores que llevaron a la decisión de EDPR de abandonar los proyectos destacan:
- Incremento de costos: Los gastos de construcción aumentaron considerablemente debido a la inflación global y a la devaluación del peso colombiano.
- Marco regulatorio desfavorable: Cambios legislativos afectaron la viabilidad económica de los proyectos, y mecanismos como el «cargo por confiabilidad» no fueron reformados para adaptarse a las necesidades de las energías renovables.
- Problemas de infraestructura: La falta de activos de transmisión previamente planificados, que debían ser operados por terceros, complicó aún más la viabilidad del proyecto.
A pesar de múltiples intentos por renegociar los términos de los contratos y suspender temporalmente la entrega de energía, EDPR concluyó que los proyectos no cumplían con los criterios de inversión y perfil de riesgo de la compañía.
“Tras una revisión detallada de los proyectos y considerando los desafíos regulatorios y económicos, hemos tomado la difícil decisión de no proceder con las inversiones restantes”, declaró la empresa en un comunicado.
Consecuencias y análisis del panorama energético
La retirada de EDPR tiene implicaciones significativas para el sector energético colombiano. Por un lado, refleja las dificultades que enfrentan las compañías extranjeras para operar en un entorno marcado por incertidumbre regulatoria, costos crecientes y complejidades sociales. Por otro, subraya la necesidad urgente de fortalecer las condiciones para atraer y retener inversiones en energías renovables.
Con esta decisión, EDPR estima pérdidas potenciales de hasta 700 millones de euros, incluyendo el deterioro total de los proyectos y 200 millones relacionados con garantías y posibles responsabilidades futuras. Estos montos serán tratados como eventos no recurrentes, sin afectar los ingresos netos recurrentes ni la política de dividendos de la empresa.
El anuncio también evidencia la importancia de una planificación estratégica en el desarrollo de proyectos eólicos. Para que Colombia alcance sus metas de transición energética, será clave superar barreras como la falta de infraestructura, la inseguridad jurídica y la necesidad de un marco regulatorio más adaptado a las energías renovables.
La salida de EDPR es una llamada de atención para el gobierno y las instituciones reguladoras de Colombia. Si bien el país tiene un potencial enorme en energías renovables, sin un entorno favorable para las inversiones, proyectos de gran envergadura como Alpha y Beta seguirán enfrentándose a desafíos insuperables. El futuro de la transición energética dependerá de la capacidad de todas las partes involucradas para trabajar en soluciones sostenibles y estructurales que permitan el desarrollo de un sector energético limpio, estable y competitivo.
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