Hace algunas semanas la comunidad indígena de Murindó se ha mantenido en confinamiento por la instalación de minas antipersonales en los territorios.
Los artefactos, incluso, causaron la pérdida de una pierna para un joven indígena de la zona que accidentalmente lo pisó.
Como respuesta a la crisis humanitaria que se vive, donde líderes indígenas han comenzado a denunciar escasez de alimentos antes la imposibilidad de acercarse a los cultivos de pancoger, las autoridades indígenas y miembros del Ejército han acordado el inicio de las labores de desminado.
A la zona han llegado miembros del grupo antiexplosivos y demoliciones de la Brigada 17 del Ejército Nacional con el objetivo de neutralizar la amenaza. Las autoridades responsabilizan a los integrantes del ELN y Clan del Golfo.
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«Nosotros como Organización Indígena de Antioquia desde el 2019 hemos sido enfáticos en señalar que el recrudecimiento del conflicto armado en los territorios indígenas es una realidad, que las confrontaciones armadas, la estigmatización al gobierno propio, los trabajos forzosos siguen siendo una realidad”, sostuvo Wilfer Sánchez, vocero de la comunidad.
En la zona tambien ha sido evidenciado un desplazamiento de cerca de 500 miembros de las comunidades indígenas, además de problemas para acceder al agua potable.