El arte de tejer palabras

Compartir

Sin saber muy bien el porqué, el para qué o la razón de este impulso reprimido por meses, de ir en la búsqueda de lo simple, sentí una sensación interna muy nítida que me empujaba a realizarlo


Por: Misael Cadavid

Pues cada día que pasa a pesar de la pandemia, predomina en algunos mortales el esnobismo, la prepotencia, la soberbia, la vanidad y la arrogancia sin el más mínimo asomo de sencillez y mucho menos de humildad.

Una de las múltiples frases  de cajón: “vocación de servicio y sensibilidad social” y que podría ser bizantina o trivial, pero al mismo tiempo con un gran significado de humanismo y profundidad filosófica, de abnegación y de búsqueda permanente de lo simple, debería convertirse en nuestra impronta de vida.

La verdad es que desconozco por qué, pero no hacemos nada más que complicarnos la vida, en el trabajo, en las relaciones personales, en construir muros impenetrables… sin duda, pensadores , inventores, científicos y artistas significativos para la humanidad han sido, sin excepción admiradores y practicantes de la simplicidad. Desde Galileo a Einstein, pasando por Copérnico, Newton, Da vince, Miguel Ángel, Jesucristo, Buda y Gandhi, todos han sido  obsesionados con la simplicidad…con el poder de lo simple.

Al otro lado de la balanza, por desgracia nos rodean y sobre todo son muy abundantes en el panorama político, personas mediocres, que en su afán de ascender en la escala social, para que otros los adulen  y los admiren complican las cosas y se obnubilan con el efímero poder, se llenan de arrogancia, orgullo y altives y se les olvida que en la sencillez está el secreto de lo verdaderamente grande.

Le puede interesar:  Petro mejora… en las encuestas

LEER TAMBIÉN: Rebelión de mentes opacas

Seguramente estos transitorios seres humanos no están totalmente seguros de lo que dicen y hacen y como no pueden ser coherentes con la realidad se tornan inalcanzables para el común de la gente y así suponen que se sentirán más interesantes. Nada más descabellado.

Y es que la simplicidad y humildad tienen mala prensa, estar del lado de las clases sociales menos favorecidas puede convertirse en sospechoso.

Por eso no sorprende que la gente tenga miedo a ser considerada demasiado “simple”.

Definitivamente, nuestro efímero paso bajo los rayos del sol, debe ser bajo la premisa constante de la búsqueda de lo simple. Sin artificios. Con claridad.

Si hacemos de la política y la simplicidad una estructura monolítica podríamos estar construyendo un gran instrumento de movilidad social para transformar la sociedad.

Por eso el poder de lo simple y la política hay que dignificarlas sin codicias ni temores.

Con esto de lo sencillo, de lo simple no hago sino pensar que nuestra existencia no es una consecuencia, es una causa. Y eso no es pose. Es convicción.

Última hora

Le puede interesar

[mc4wp_form id=»74432″]