La salida del presidente Joe Biden y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca tuvieron dos consecuencias en la guerra ruso-ucraniana: aumentó el nerviosismo en los dirigentes ucranianos y reconfiguró los escenarios de salida del conflicto.
Este contenido hace parte de la 9° edición de la Revista 360, producto periodístico anual y exclusivo elaborado por 360 Radio.
Conflicto Rusia-Ucrania: posibles desenlaces y el rol de EE.UU. luego de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump
En cuanto al primer efecto, es comprensible que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, esté preocupado debido a que el nuevo mandatario republicano ha mencionado que Ucrania no cumple ningún propósito para el pueblo estadounidense y, por el contrario, genera un alto costo para el erario de ese país.
Desde febrero de 2022, Estados Unidos ha gastado alrededor de 175 mil millones de dólares, lo que equivale al 7 % del gasto total de defensa asignado. Además, Trump ve en Ucrania una oportunidad para demostrarle a sus votantes las capacidades y el poder que tiene para evitar una tercera guerra mundial.
Por lo tanto, el presidente Zelenski comprende que Ucrania no es una prioridad para el próximo inquilino de la Casa Blanca.
En relación con el segundo impacto, surgen cinco escenarios posibles. Primero, mantener la guerra por un largo periodo, donde el desgaste pruebe los límites de ambos bandos hasta que alguno desista.
Esta ha sido la principal apuesta, pero la respuesta de Putin a la autorización del presidente Biden para que Ucrania use armas de largo alcance contra el territorio ruso demuestra que Moscú no dudará en sostener el conflicto, lo que implicaría un alto costo humanitario y financiero, y la dificultad de mantener el respaldo ciudadano en un contexto internacional de crisis.
Segundo, poner fin a las hostilidades entre Rusia y Ucrania a través de la firma de un armisticio que se establecería con la línea del frente donde está cada bando, similar a la solución de la guerra de Corea en 1953. Esta posibilidad ofrecería un respiro para que cada país retome fuerzas y se reacomode, con el riesgo de que la congelación dure varios años.
Tercero, una victoria para Ucrania, respaldada por su ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el enfrentamiento directo de la alianza militar contra Rusia, en el que Ucrania supere en capacidades bélicas a Rusia.
Este escenario ampliaría geográficamente el campo de batalla y sus implicaciones serían más profundas debido al posible ingreso de otras potencias emergentes como China.
Cuarto, una derrota para Ucrania en la que el país deba aceptar las condiciones rusas, como el cambio de gobierno de Zelenski, la desmilitarización, su neutralidad y la pérdida del 18 % de su territorio que actualmente controla Rusia.
Quinto, una mezcla entre los escenarios dos y cuatro, en el que después de haber congelado el conflicto se establezca un proceso de negociación que incluya una garantía de seguridad para Ucrania al mantener su neutralidad, su ingreso a la Unión Europea pero no a la OTAN, y unas reformas especiales para los territorios de Lugansk y Donetsk.
Si el conflicto armado entre Rusia y Ucrania se mantiene durante el año 2025, las consecuencias en Colombia serían: el alto costo de los insumos agrícolas, la presión internacional para que el país condene de manera firme la invasión rusa a Ucrania, y la suspensión de los contratos de mantenimiento de las aeronaves de las Fuerzas Militares, lo que tendría un efecto sobre el conflicto armado interno.