Por: Federico Hoyos
Hace algunas semanas, la capital antioqueña sufrió una aguda crisis de contaminación del aire sin antecedentes en la historia del país. La mezcla entre altas emisiones de dióxido de carbono por parte de vehículos, las montañas que rodean la ciudad y un clima que no permitía la circulación del aire por fuera del Valle de Aburrá, generaron una emergencia ambiental que obligó a la administración municipal a tomar medidas drásticas como la de prohibir durante varias horas la circulación de carros y motos en la ciudad, además de cancelar las populares y concurridas ciclovías.
La dificultad ambiental en Medellín es muestra de lo que puede ocurrir en otras urbes del país que, aunque tienen topografía diferente, enfrentan serios retos con el crecimiento del parque automotor y de densidad poblacional por las migraciones del campo a la ciudad.
Es conveniente estudiar el caso Medellín para generar reflexión y enviar un mensaje de urgencia al Gobierno Nacional y las administraciones locales, pues es necesario implementar políticas para contrarrestar la contaminación del aire, y promover el transporte sostenible en todo el país.
De acuerdo a la Secretaría de Salud de Medellín, entre el primero de enero y el 12 de marzo del 2016 (antes de la emergencia ambiental) se registraron 138.554 consultas médicas por enfermedades respiratorias, 20 por ciento más que las registradas en el 2015, según un informe presentado por El Colombiano. Adicionalmente, de acuerdo con cifras de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, en Medellín las muertes por enfermedades respiratorias han pasado de 200 anuales en 1980 a 1.000 en el 2012.
El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, fue valiente y ejecutivo en la toma de decisiones difíciles para enfrentar la crisis. Su administración está comprometida con la construcción de un tranvía eléctrico que ayudará a la integración del sistema masivo de transporte metro, y el cual contribuirá en la oferta de transporte público de calidad de la capital antioqueña; infortunadamente no todas las ciudades de Colombia cuentan con la misma infraestructura, ni con el presupuesto para ejecutar obras de esta envergadura. Además de dinero, la urgencia es el tiempo, pues mientras empeora la calidad del aire, siguen aumentando las enfermedades y muertes por estas causas.
En este sentido, es inaplazable que se adopten políticas que promuevan la movilidad limpia, el transporte privado compartido, el uso de la bicicleta, el teletrabajo y más medidas que contribuyan a una mejora del aire de manera efectiva y rápida. Por ello, hemos presentado en el Congreso un proyecto de ley para promover el transporte limpio con incentivos tributarios para la compra de vehículos de cero y bajas emisiones.
Dicen los expertos, que la solución de fondo a este problema es el transporte público masivo que no genere contaminación, pero la realidad es que las enfermedades no dan espera, y mientras lo anterior se logra, los gobernantes deben acudir a la creatividad y adoptar medidas de choque, para que urgencias como la enfrentada por Medellín, no se presente en otras ciudades del país.