El derecho de las cosas

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Por: J. Bernal-León

Se le atribuye a John Adams esta frase célebre: “Un joven de 20 años que no sea socialista no tiene corazón, un adulto de 40 años que no sea capitalista no tiene cabeza”. Confieso que algo similar me sucedió a mí, pues a los 20 años yo era medio mamerto, para serles sincero. Afortunadamente se me quitó rapidito. Ver la retención en la fuente de mi primer cheque quincenal me cambió la forma de ver la vida. Las últimas semanas han sido intensas en mi Twitter, pues muchos contradictores han tomado a pecho mis ideas sobre la pobreza y la inequidad. Estas discusiones con interlocutores varios me hicieron acordar de este escrito que publiqué en una columna pasada (el texto no es mío), y que considero es una de las mejores defensas que he leído del capitalismo.

Economía de bar: supongamos que todos los días 10 individuos se reúnen a tomar cerveza, y que la cuenta del consumo llega a US$100. Si estos individuos decidieran pagar la cuenta de la misma forma como se pagan los impuestos en Occidente, entonces la fórmula de pago sería la siguiente: los primero cuatro individuos no pagarían nada. El quinto hombre pagaría US$1. El sexto pagaría US$3. El séptimo pagaría US$7. El octavo pagaría US$12. El noveno pagaría US$18, y el décimo, el más rico, pagaría US$59.

Un día, el dueño del bar les dice a sus comensales: “como ustedes son tan buenos clientes, les voy a reducir la cuenta de US$100 a US$80”. El grupo agradece el gesto, y decide que el ahorro se debe distribuir en forma equitativa entre los que pagan la cuenta. Sin embargo, el grupo cae en cuenta de que si se dividen los US$20 entre 6, se le estaría pagando por tomar cerveza al quinto y al sexto individuo del grupo (US$20 entre 6 da US$3,33). El dueño del bar viendo la inconsistencia aritmética aconseja lo siguiente: “¿Por qué no dividen los ahorros en la misma proporción del pago?” El pago queda entonces de la siguiente forma: ahora los primeros cinco miembros del grupo no pagan nada. El sexto individuo ahora paga US$2 en vez de US$3 (implica un 33% de ahorro), el séptimo individuo paga US$5 en vez de US$7 (28% de ahorro), el octavo paga US$9 en vez de US$12 (25% de ahorro), el noveno paga US$14 en vez de US$18 (22% de ahorro), y el décimo, el más rico, paga US$49 en vez de pagar US$59 (16% de ahorro). El arreglo parece justo, pues todos los miembros del grupo ahorraron dinero.

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Sin embargo, al final de la noche, el sexto miembro del grupo dice exaltado: “¡Un momentico, yo solo me ahorré US$1 en el pago, mientras que este capitalista se ahorró US$10!” El octavo individuo entonces dice, “¡es cierto! ¡Yo me ahorré solo US$3! ¡Los ricos siempre se salen con la suya!” Acto seguido los nueve individuos rodean al décimo individuo, el rico, y lo agarran a patadas. Al día siguiente solo llegaron nueve individuos a tomar cerveza, pues el décimo, el más rico, quedó mal herido después de la golpiza. Cuando el dueño del bar se apareció con la cuenta de US$80, los nueve individuos se dieron cuenta de que no tenían cómo pagarla…

Es decepcionante caer en la cuenta de que parte de la población colombiana no entiende que sin ricos no hay posibilidad de fondear el gasto público que tanto necesita la sociedad. Sin emprendimiento y sin ricos, no hay cómo pagar las cuentas, porque gran parte de la sociedad de Colombia no genera recaudo tributario. No es tan difícil de entender; y por eso genera tanta depresión ver que la #ColombiaHumana siga teniendo una opción real de triunfo en las elecciones venideras.

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