Durante los últimos años, no es extraño escuchar noticias de nuevos avances relacionados con el espacio. No importa si se trata de un nuevo cohete, el lanzamiento de nuevos satélites o una misión de vuelo en las capas más altas de nuestro planeta, la actividad espacial se está incrementando ante las múltiples posibilidades que ofrece este vasto territorio sin dueño.
Ya hay estimaciones que proyectan que la economía mundial espacial se multiplicará por 3 para 2035 respecto a su valor actual. Mientras la humanidad se prepara para lograr viejos anhelos, como volver a la Luna o pisar por primera vez Marte, el sector espacial está centrado en mejorar la vida en la Tierra.
Datos satelitales y conectividad global
Para muchos puede sonar un tanto raro hablar de la Luna o Marte cuando actualmente todavía hay muchas zonas de nuestro planeta, por orografía o distancia a algún núcleo de población importante, no disponen de conectividad. La dificultad y el coste de construir infraestructuras en estos lugares, sumado el mantenimiento que requieren, hacen prácticamente imposible que estos proyectos salgan adelante. Sin embargo, la humanidad ha encontrado un aliado para hacer frente a este problema: los satélites.
La tecnología satelital es una auténtica navaja suiza que desempeña un papel fundamental en la conexión del mundo. Por un lado, los satélites son una plataforma ampliamente usada en las telecomunicaciones, facilitando las llamadas de voz, las videoconferencias y la conexión a Internet en zonas donde las redes terrestres no son rentables o lugares donde no se puede construir, como en una montaña o en medio del mar. También pueden transmitir señales de televisión y radio a través de grandes distancias, por lo que a nivel de radiodifusión son imprescindibles.
Por otro lado, la tecnología satelital es parte clave de otras tecnologías y ciencias que nos facilitan la vida, como el GPS, que determina la ubicación exacta de un dispositivo mediante la triangulación de las señales de varios satélites; la meteorología, aportando información sobre las condiciones atmosféricas; o diversos campos de ámbito científico, contribuyendo con datos tomados desde el aire.
Impulsando la innovación tecnológica
La observación de la Tierra ha sido la punta de lanza del éxito de los satélites. Disponer de imágenes satelitales de alta resolución para descargar desde cualquier parte del mundo en lugar de tener que realizar observaciones sobre el terreno, a menudo inexactas y que no permiten su uso como general para una región, han permitido un avance sin precedentes. Además de imágenes satelitales de alta resolución (en color natural), los satélites modernos disponen de sensores que captan datos a través de múltiples bandas espectrales, proporcionando información más allá de lo que es visible a simple vista por el ojo humano.
Si a este abanico de opciones de datos añadimos la cada vez mayor disponibilidad de herramientas de análisis de datos geoespaciales, como plataformas web o software especializado, el acceso a más y mejores datos en diferentes sectores no deja de crecer. Desde la monitorización de los cultivos hasta la planificación y el control de la expansión urbana, con datos recientes e históricos, el proceso de búsqueda, visualización, análisis e interpretación es más ágil y sencillo que nunca.
Al mismo tiempo, los propios satélites evolucionan gracias a las mejoras tecnológicas y en ingeniería. La miniaturización de sus componentes y de los propios satélites o la reducción en el coste de desplegarlos en el espacio forman un círculo de retroalimentación mutua donde el ser humano es el máximo beneficiado.
Apoyo al desarrollo sostenible y la acción por el clima
Uno de los temas más candentes de la actualidad es el cambio climático y cómo mitigar sus efectos. Construir un mundo más sostenible está basado en múltiples acciones: reducir las emisiones de GEI, sustituir prácticas nocivas por prácticas respetuosas con el medioambiente o acabar con actividades como la tala ilegal son algunas de ellas.
El creciente volumen de datos geoespaciales facilita las oportunidades de organizaciones gubernamentales y ONGs para evaluar diferentes proyectos o resultados. Uno de los problemas más frecuentes está relacionado con la información limitada que algunas empresas proporcionan en materia de sostenibilidad, intentando mantener una narrativa que favorezca el aspecto económico por encima de las medidas sostenibles que deben aplicar de forma obligatoria. El uso de datos satelitales en combinación con tecnologías como la IA o el aprendizaje automático está ayudando a desenmascarar las disparidades entre los resultados comunicados y las mediciones obtenidas. También están ayudando a verificar la creación de lugares de captura y almacenamiento de carbono en terrenos privados donde no es posible acceder de forma libre.
Asimismo, los satélites son una excelente forma de supervisar el cumplimiento de las actividades de reparación, como la reforestación de los bosques. Gracias a la enorme cantidad de datos históricos disponibles, cualquier usuario tiene la capacidad de realizar comparativas a lo largo del tiempo, tanto de acciones positivas como de otras con impacto negativo, ayudando a todos los implicados a corregir cualquier fallo y mejorando los procesos dentro del proyecto.
Los datos de observación de la Tierra cada vez son más potentes y, a la vez, más accesibles para usuarios particulares y empresas. La evolución de los satélites y del sector espacial en general no solo tiene como objetivo superar nuevas fronteras, como viajar a Marte, también el de apoyar las mejoras que facilitan la vida en nuestro planeta.
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