EDITORIAL
El programa ‘Ser Pilo Paga’ comenzó en el año 2015 y acompañó la bandera de gobierno del presidente Santos además de la paz. La educación se estableció como una propuesta disruptiva en el sistema la cual tenía las mejores intenciones.
Hasta el día de hoy, más de 40 mil estudiantes que tuvieron los mejores rendimientos académicos, pudieron llegar a las principales universidades públicas y privadas del país, con becas cien por ciento garantizadas para aprobar su carrera. Ahora, se menciona que hay universidades públicas porque las hay, pero si nos vamos a un balance, por cada diez universidades hay nueve privadas y una pública.
Era en parte una propuesta para brindarles un ascenso social y académico a personas que difícilmente lo podían tener, para derribar muros e ideales de que las personas de escasos recursos no podían ingresar a las universidades privadas costosas y de alto prestigio, y desde luego, según el Gobierno, fue el momento de ayudar a cerrar la brecha de inequidad y pobreza y premiar a los mejores estudiantes, evitando así la fuga de cerebros.
Aunque el programa tiene las mejores intenciones y en su esencia no habría nada que criticarle, Colombia presenta una realidad mucho más disímil que obliga a un estudio profundo de la necesidad, importancia y sobre todo estabilidad de ese programa.
En primer lugar, una de las razones que acaba con ‘Ser Pilo Paga’ es que al haber encontrado ese faltante del sector de educación para el presupuesto del 2019, pues el ministerio optó por que ese 50% de los recursos no se podía seguir destinando a pagarle la educación superior a apenas 40 mil estudiantes y aunque la cifra es considerable, si nos vamos a ver una media Nacional, pues pueden haber aproximadamente 200 mil estudiantes que se podrían atender con lo que se les paga a esos 40 mil, eso sí, la mayoría de universidades públicas.
Otra de las razones, es que hoy, universidades como la Nacional, necesitan casi 60 mil millones de pesos para seguir funcionando y esto hace parte de un proceso de decadencia de la universidad pública en Colombia que se contrasta con que mientras el Gobierno estaba financiando universidades privadas con los ‘Pilos’, los laboratorios de la Universidad Nacional se estaban cayendo y universidades públicas como la Universidad de Antioquia, necesitando de más recursos.
El programa de por sí era inviable; pero, es un programa que solamente es financiable en países con unos ingresos por lo menos cinco veces mayores a los que recibe hoy Colombia. Son 32 las instituciones oficiales que tienen déficit por más de 18 billones de pesos, lo que realmente es espantoso y no se compadece la realidad con pagarle a 40 mil jóvenes, universidades con semestres incluso de 24 millones mientras que irresponsablemente se desfinancia la educación, se dejan los jóvenes a la deriva y se caen las universidades públicas. Eso bajo la lupa de la lógica no tiene ningún sentido.
Ahora el Gobierno tiene un reto que es acabar con ese programa, tratar de hacer una transición responsable, lo más juiciosamente posible y con las mejores formas, pero es que la mejor manera de cerrar la brecha de equidad o democratizar la educación no es pagarle universidad privada a 40 mil personas porque tienen buenos resultados académicos. Se pueden fortalecer a las entidades públicas, convertirlas en grandes centros de construcción del conocimiento y que sean atractivas para las personas de todos los estratos, no solamente para las personas de estratos bajos.
Hay un compromiso claro del Gobierno y es respetar lo que se acordó con esos 40 mil estudiantes, pero es que ese déficit de 2 billones para el tema de educación en definitiva sí tenía que llevar a tomar unas medidas muy serias. Además, las universidades privadas estaban felices, decidieron recortar gastos, por ejemplo no trayendo profesores de los mejores pergaminos sino otorgándole el puesto a recién graduados, apoyarse en todas las becas de ‘Ser Pilo Paga’ porque sabían que la mayoría de estudiantes pues van a optar por ir allí y quedarse muy campantes recibiendo dinero del Gobierno, mientras las universidades públicas se caen, mientras afectan incluso la convivencia dentro de sus campos porque fue una realidad que ‘Ser Pilo Paga’ trajo una especie de apartheid en varias universidades como en los Andes y varias universidades del país en donde se tuvo que hacer procesos de integración entre la comunidad estudiantil.
Iván Duque confirmó en Amagá que las universidades privadas deben optimizar recursos y hacer mayor cobertura en el territorio, que tengan un poquito de sentido social y no que se queden en las ciudades capitales.
Para cerrar, creemos que es una decisión responsable y necesaria por parte del Gobierno Nacional. La universidad pública debe ser una prioridad, tiene que fortalecerse, sanearse económicamente, tiene que ser renovada en materia de infraestructura, garantizarse el pago de salarios a profesores y tiene que subir su estándar en todos los sentidos y así volverse atractiva para las personas de todos los estratos.
Las universidades privadas tienen que continuar con su ejercicio y buscar más descentralización, no estigmatizar a las comunidades, no es cierto que porque una persona es pobre solo puede ir a una universidad pública y que la educación privada solo es para los ricos; eso son estereotipos que se han instaurado lastimosamente en Colombia y que tienen que ir desapareciendo con el tiempo.