El fútbol colombiano brilla solo por escándalos

El futbol colombiano desde hace varios años se convirtió en el escenario de escándalos por parte de los jugadores, miembros del equipo técnico e inclusive de los presidentes de los equipos y de la misma federación colombiana de futbol.

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Recientemente, los escándalos que han sacudido al futbol profesional colombiano están muy ligados a los posibles acuerdos entre los jugadores de diferentes equipos para acomodar el marcador a favor de una apuesta que abarca claramente una gran suma de dinero.

Una ilegalidad en el futbol que pareciera ser muy evidente en una época en donde hay cientos de cámaras enfocando a los jugadores y donde queda evidencia cuando, por ejemplo, un jugador le dice al portero del otro equipo, antes de cobrar el penal, a dónde va a patear para que sea atajada la pelota.

Ahora lo que pasó con el técnico de Nacional Efraín Juárez durante el partido entre Atlético Nacional y Medellín refleja una quebrada liga colombiana donde el fútbol deja de ser el protagonista por entregarle el balón a los escándalos. La sanción (que muy probablemente se caiga) fue severa para el técnico mexicano, la secretaria de seguridad de Medellín le prohibirá el ingreso a estadios por tres años.

Hoy estamos ligados a los problemas de barristas, a las peleas entre técnicos, jugadores y barristas e incluso a peleas entre los jugadores en el camerino. Quien quiera decir que eso es el fútbol y eso pasa a nivel internacional, pues está tratando de generalizar, simplificar la situación actual para quitarle atención a lo que pasa en Colombia.

El fútbol colombiano dejó hace muchos años de brillar por su calidad, por sus jugadores, por su presentación, por sus buenos partidos. El fútbol colombiano ha perdido rating cada vez más en los últimos años, tiene, además, una pésima transmisión televisiva criticada por sus usuarios, donde el césped parece un campo de radiación, mostrando cómo los escenarios están en mal estado.

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Esto ha conllevado que las grandes marcas se hayan retirado del patrocinio al fútbol colombiano. Literalmente, se volvió una liga de apuestas, la liga en donde se encuentra solo publicidad de 40 casas de apuestas, tanto en camisas como en la publicidad de los partidos y la publicidad en cancha, y eso se volvió el fútbol colombiano, una liga que se ubica en la tercera posición a nivel latinoamericano.

Hoy no hay un papel protagónico ni siquiera de los llamados grandes equipos en Colombia; el fútbol colombiano es una liga donde dos equipos, creo, tienen un estadio. Esto se convierte en un problema porque entonces siempre hay inconvenientes para el préstamo del estadio, porque no hay estadio, porque hicieron un concierto, porque se metió la barra, porque no se metió la barra, porque el técnico peleó con la hinchada, etc.

Todos saben lo que ha sucedido a nivel de Federación y de Dimayor, pero no es un secreto que quienes están atornillados en el poder, no se van a dejar bajar.

Hay que reconocer con la mayor sutileza del caso que Colombia se ha vuelto un cementerio de las viejas glorias del fútbol colombiano; antes las estrellas volvían a terminar su carrera en Colombia y lo hacían en muy buena manera, ahora eso ha cambiado un poco.

Es probable que esto que se está diciendo tenga muchas opiniones encontradas, pero el fútbol colombiano ha perdido mucha credibilidad. Ahora que hablamos de las canchas, ¿cómo van a cobrar un montón de plata por una liga con tan mal nivel, con espacios tan mediocres? La gente hoy, con toda la oferta que tiene para ver fútbol internacional, los directivos deberían ser más atentos a esos temas.

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También cabe la pena resaltar que hay unos equipos pequeños que se unen entre ellos para votar a favor de lo que a ellos les conviene en contra de los equipos grandes y los grandes, por su parte, se mantienen inconformes por lo que reciben en derechos de televisión. Entonces, todo esto ha ido deteriorando el fútbol colombiano.

Un claro ejemplo son los equipos a los que les conviene quedarse chicos; no tienen mayores aspiraciones, a unos les conviene más quedarse en vez de subir a la A y eso se ha vuelto su negocio.

En Colombia, cuando una persona llega a crear un equipo, lo pasea por todo un país, hace negocios muchas veces cuestionados de corrupción con alcaldes en distintas ciudades, se consigue unos patrocinios gigantescos con el municipio o con la ciudad que recibe el equipo, le vende el cuento de que es el equipo de esa ciudad y recibe millonarios recursos, se gana otros patrocinios, va y saca jugadores buenos o que destacan en ligas locales y de inmediato los venden.

Ese es el objetivo de estos equipos pequeños, ganarse por temporada entre 23 millones de dólares que van lógicamente a los bolsillos de los dueños del equipo, cambiando las aspiraciones deportivas del equipo por aspiraciones económicas.

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