Un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía informa que Guyana, ha estado incrementando rápidamente su producción, alcanzará niveles similares a los de Colombia, lo que marcará un cambio significativo en el panorama energético de la región.
Colombia y Guyana en el nuevo mapa energético de América Latina
El informe destaca que la producción de petróleo de Guyana se casi duplicará, pasando de 390,000 barriles diarios en 2023 a 750,000 barriles diarios en 2025. Esta impresionante expansión en la capacidad de producción se atribuye a las recientes inversiones en exploración y producción, así como a la explotación de yacimientos prometedores en la costa del país. Guyana se está posicionando como un nuevo jugador importante en el mercado energético mundial, lo que podría traer consigo tanto oportunidades como desafíos para sus vecinos.
Por otro lado, las proyecciones para Colombia no son tan optimistas. Se estima que la producción de petróleo del país caerá de 790,000 barriles diarios a 770,000 barriles en el mismo periodo. Esto significa que, en dos años, Colombia podría compartir el tercer puesto en producción de petróleo en América Latina con Guyana, cada uno alcanzando niveles cercanos a los 750,000 barriles diarios.
La caída en la producción colombiana se ha visto influenciada por una serie de factores, incluyendo la disminución de la inversión en el sector, la inseguridad en algunas regiones productivas y los desafíos regulatorios que enfrentan las empresas petroleras en el país.
Este cambio en el ranking de producción tiene implicaciones significativas para el mercado energético de la región. En 2025, Brasil se posicionará como el líder indiscutido en producción de petróleo, elevando su producción a 3.76 millones de barriles diarios.
Argentina, por su parte, también aumentará su producción y se acercará a los 900,000 barriles diarios. Esto sugiere que Colombia, que en años anteriores había mantenido un nivel relativamente alto de producción, ahora enfrentará una dura competencia tanto de Guyana como de sus vecinos.
Según los datos más recientes del informe de la IEA, en septiembre de 2023, Colombia produjo un total de 790,000 barriles diarios de petróleo. Sin embargo, el país fue superado por Argentina, que alcanzó los 840,000 barriles, y por Brasil, con una producción de 3.52 millones de barriles diarios. Guyana también mostró un notable aumento en su producción, totalizando 620,000 barriles diarios en el mismo mes.
La pérdida de esta posición estratégica en la producción de petróleo podría tener varias consecuencias económicas para Colombia. El petróleo ha sido un pilar fundamental de la economía colombiana, contribuyendo significativamente al Producto Interno Bruto (PIB) y a las exportaciones del país. La disminución en la producción podría resultar en menores ingresos fiscales, afectando el financiamiento de programas sociales y de infraestructura.
Además, la competencia creciente de Guyana podría desincentivar la inversión en el sector energético colombiano, ya que las empresas podrían optar por centrar sus recursos en mercados más prometedores. Esto no solo impactaría la producción de petróleo, sino que también podría afectar la generación de empleo en regiones donde la industria energética es clave para el sustento económico.
¿Cómo Colombia intentará evitarlo?
Ante estas proyecciones, es imperativo que Colombia considere estrategias para revitalizar su sector petrolero. Esto podría incluir la simplificación de los procesos regulatorios, la promoción de inversiones en nuevas tecnologías de extracción y la mejora de la seguridad en las áreas productivas. Asimismo, diversificar la economía y reducir la dependencia del petróleo será fundamental para garantizar un futuro sostenible en el contexto de una transición energética global que avanza rápidamente.
La inminente pérdida del tercer puesto de Colombia en producción de petróleo es una llamada de atención para las autoridades y los actores del sector. La situación exige una respuesta concertada para fortalecer la industria, atraer inversiones y garantizar que el país no solo mantenga su relevancia en el ámbito energético regional, sino que también construya un futuro más resiliente y sostenible.
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