En las empinadas laderas del Valle de Aburrá, donde durante años las aguas residuales han representado una amenaza para la salud y el medio ambiente, un proyecto liderado por Ingeomega que respalda la iniciativa de EPM está transformando la vida de miles de familias.
Como Gerente General de Ingeomega, Marco Vieira ha señalado la importancia de impulsar la construcción de redes y acometidas para conectar hogares al servicio de alcantarillado, beneficiando a más de 750 familias y con la meta de alcanzar las 2.000 antes de que finalice el contrato.
Para Vieira, el valor más significativo de esta iniciativa radica en su impacto humano: “Este tipo de proyectos reafirman nuestro compromiso con la construcción de un mejor país. Más allá de la infraestructura, buscamos generar un impacto social positivo en las comunidades”, enfatiza.
De la crisis a la esperanza: una visión estratégica
Antes de la intervención, las condiciones en muchas viviendas del Valle de Aburrá eran alarmantes. “Entramos a hogares donde los patios eran prácticamente desagües. La contaminación, los olores y la proliferación de plagas hacían de estos espacios lugares insalubres e inseguros”, explica César Buitrago, director del proyecto en Ingeomega.
El desafío técnico fue monumental. Conectar viviendas ubicadas en laderas y zonas de difícil acceso requirió soluciones a la medida. En muchos casos, se construyeron acometidas de hasta 150 metros de longitud para llevar el servicio a las redes principales. “Trabajamos en quebradas, en terrenos inestables, con soluciones manuales y artesanales”, detalla Buitrago.
Lo que en otro momento pudo verse como un obstáculo, para Ingeomega era una oportunidad de innovar y demostrar el compromiso de su equipo.
Más allá de la infraestructura: un impacto social transformador
Más que un logro técnico o ambiental, este proyecto de EPM que respalda Ingeomega destaca por su impacto social. Marco Aurelio Vieira lo resume con una frase que resuena como un llamado a la acción: “Este tipo de proyectos son los que reafirman nuestro compromiso de construir país. Más allá de las obras, que son importantes, lo que buscamos siempre es generar un impacto social positivo en las comunidades”.
Esta filosofía no solo refleja el enfoque de Ingeomega, sino que también subraya la importancia de iniciativas que, aunque técnicamente complejas, tienen un propósito claro: mejorar la calidad de vida de las personas. Como bien lo expresa Vieira, no se trata solo de construir infraestructura, sino de construir futuro.
Por qué es importante: El éxito de este proyecto no ha pasado desapercibido. En su primera fase, ejecutada también por Ingeomega, la iniciativa fue premiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como una de las más innovadoras en agua y saneamiento en América Latina y el Caribe. Este reconocimiento no solo valida el enfoque integral del proyecto, sino que lo posiciona como un modelo replicable en otras regiones.
“Este proyecto ha sido un reto para Ingeomega porque históricamente nos hemos enfocado en energía, pero con este tipo de obras hemos fortalecido nuestra experiencia en obras civiles y saneamiento ambiental”, mencionó César Buitrago.
Con una meta de 800 nuevas conexiones para este año y una proyección de 2.000 familias beneficiadas al finalizar el contrato, el proyecto continúa avanzando. Las zonas de intervención incluyen sectores estratégicos del Valle de Aburrá, como San Cristóbal, Villa Hermosa, Campo Valdés, Berlín y Moscú, con la posibilidad de expandirse a otras áreas según las necesidades identificadas por EPM.
El trabajo con la comunidad ha sido fundamental. A través de socializaciones y acompañamiento constante, los habitantes han comprendido la importancia del saneamiento y se han involucrado activamente en el proceso.
«Nos encontramos con personas que, al principio, se oponen al proyecto por el cobro del servicio. Sin embargo, al ver los beneficios de estar conectados al alcantarillado, cambian su percepción y apoyan la iniciativa», destacó el director del proyecto.
Construyendo país, transformando vidas
El proyecto no solo está transformando el Valle de Aburrá, sino que también está sentando un precedente para futuras iniciativas de desarrollo social y ambiental.
Con un enfoque en la innovación, el compromiso comunitario y la sostenibilidad, esta iniciativa demuestra que, más allá de las obras físicas, lo que realmente importa es el impacto duradero en la vida de las personas.
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