EDITORIAL
Ojalá tanto el gobierno municipal como el nacional entregaran todo lo que fuese necesario y posible para que este nuevo megaproyecto en el que se embarca el territorio antioqueño tenga mejor suerte que Hidroituango y que el mismo Metro de Medellín en sus líneas iniciales. Que no nos sigamos acostumbrando a los sobrecostos y a los retrasos.
Si bien hoy se habla del metro de la 80, lo que concluyen expertos en asuntos de infraestructura y movilidad es que esta nueva línea que tendrá el sistema metro de Medellín y en general todo el sistema de transporte público de la ciudad, es algo más que un tranvía pero menos que un metro; está en un punto intermedio y no dista mucho de lo que se tenía consagrado hasta el gobierno de Federico Gutiérrez.
Esta claro que en ese último gobierno poco o nada se avanzó, la gerencia del tranvía de la 80 tuvo más de tres personas a su cargo y solo hasta el último año de gobierno de Gutiérrez se logró sacar, de forma escueta, una licitación para unas intersecciones viales que son necesarias en la carrera 80 pero que no son las suficientes; este segmento de obras implica el primer gran escollo para el inicio rápido de esta construcción porque primero se necesitan los intercambios, también es necesario revisar todas las sesiones de fajas que son obligatorias en este largo corredor, las negociaciones con los privados y desde luego pasar por todas las etapas de prefactibilidad y lo que consagra la contratación pública de una obra de esta envergadura para poder llevarlo a licitación en poco más de un año.
Desde ya hay que empezar a avanzar a pasos agigantados en este proceso. A la actual administración encabezada por Daniel Quintero le tocará hacer el esfuerzo de contratar las obras restantes en los intercambios viales que se hacen necesarios, pues la solución de movilidad que hoy presenta la Alcaldía a la ciudad con este metro ligero de la 80, no solamente incluye una mejor movilidad peatonal sino también para los biciusuarios y en mantenimiento de los dos carriles actuales en cada costado para vehículos particulares, motos, ambulancias, camiones, entre otros.
Se debe garantizar que todo esto se haga, se mantenga y se preserve por lo menos durante los cuatro años que dura la construcción de esta línea implica consagrar no solamente pactos sociales o políticos, sino que debe haber mucha rigurosidad con la contratación de cada uno de los elementos, materiales, sistemas, interventores, entre otros para que no haya malos entendidos por cuenta de contratistas avivatos y por cuenta de pequeños carteles que se han conformado para apoderarse de la contratación en Antioquia.
Este proyecto idealmente tendría que haber sido un metro subterráneo o incluso elevado, pero no será en este editorial donde discutamos qué convenía más porque eso es claro, pero también es clara la imposibilidad financiera de asumir los costos de un metro subterráneo y luego de un elevado. Sin embargo, el esfuerzo que se hace hoy debe servir eficaz y contundentemente para mejorar el tránsito por dicho corredor, mejorar los niveles de contaminación, de ruido y de seguridad.
El gobierno de Daniel Quintero poco habló de inversión en infraestructura para la movilidad durante su campaña, por lo cual está bien no exigir nada o poco, como es el mantenimiento de la malla vial, que se viene haciendo con acierto. Y en seguramente no se embarque en otro proyecto distinto al del metro de la 80, pero también es bueno plasmar la inquietud para los gobernantes actuales de la necesidad de intervenir unas zonas de la ciudad donde se cuenta con infraestructura de más de 40 años, es apenas lógico que hoy esté colapsada.
Si bien la ciudad ha tenido un comportamiento caótico para muchos por no regir la medida de pico y placa, para otros ha quedado demostrado que las congestiones no se hacen y se evitan por tener esta norma. Hay congestiones que se siguen dando en la ciudad a las 3:00 de la tarde, o a las 4:30 de la tarde, lo que sigue demostrando que las empresas que hoy operan en la ciudad siguen con horarios tradicionales y el mismo patrón de movilidad que se tenía antes de la pandemia.
Si este gobierno decidiese invertir en obras importantes para la ciudad así no las haya prometido y que no son de tan elevado costo pero mejorarán la seguridad y la movilidad vial, sería un acierto contundente que iría en beneficio de la ciudad.