El abogado Juan Lozano, director de Red+ y Red+ Noticias, habló sobre su actual experiencia en el canal, en tanto que dio sus opiniones con respecto a la realidad del país y el cambio de Gobierno.
Revista 360: ¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir un medio de comunicación, tras estar en la política?
Juan Lozano: Espectacular. Ha sido un feliz reencuentro con la dirección de televisión, lo había hecho en el pasado cuando emprendimos un muy bonito proyecto que se llama CityTv, el cual
arrancamos de cero. Yo había participado en televisión con distintos canales como Rcn. En este canal donde estamos (Red+) yo había trabajado años atrás en el noticiero QAP, y la oportunidad de regresar a televisión y con responsabilidades de dirección ha sido fantástico.
Debo decir que es el tipo de proyecto que a mí me entusiasma y me motiva, porque Red+ es un canal cuya oferta por definición estratégica y por convicción es con productos diferenciados. Nosotros respetamos muchísimo lo que hacen los canales nacionales de televisión, y tenemos muy claro que nosotros no queremos ser un Caracol o un Rcn chiquito, sino por el contrario un canal con una identidad propia, unos formatos propios y con unas misiones propias para que en los segmentos que escojamos podamos ser líderes y tener una diferencia real frente a la audiencia.
Lo anterior está enmarcado dentro de una promesa de valor en el tema de noticias que luego extrapolamos a todo el canal, y es: conocer las noticias es bueno, comprenderlas es mejor. Claro que es bueno conocer las noticias, eso lo hacemos todos los días a través de medios digitales y del bombardeo de información que recibimos. Hoy el problema no es el acceso a la información, es la comprensión de la misma; cuando ocurre algo que tenga relevancia colectiva se sabe muy rápido, pero no se comprende adecuadamente.
360: Hay una cantidad de oferta de noticias bastante considerable.El acceso a la tecnología ha democratizado mucho más la opinión, ya no es más una pequeña parte del país la que opina. ¿Dónde cree usted que está el mayor reto de los medios?
J.L.: Ahí es justamente donde viene el componente del análisis. Son tantas noticias en cada momento del día que es muy probable que los editores y los directores sientan una angustia por poner en la parrilla todas esas noticias, y además estamos hiperconectados: si hay un accidente en la Circunvalar hay un video, o si hay una pelea en el Congreso hay tantos otros videos, y resulta que hay que priorizar las noticias que son relevantes frente al impacto colectivo dedicándole tiempo a que esas noticias se comprendan, esa es nuestra apuesta de valor. Nuestra convicción es que frente a los temas importantes se requiere un espacio importante, un contexto y un análisis.
360: Señor Lozano, ahora hablemos de Colombia. ¿Cómo le entregó el país Santos a Duque?
J.L.: La circunstancia del relevo de gobierno después de una polarización tan profunda, impidió que el Gobierno que salía hiciera un balance objetivo y que quien entrara tuviera un instrumento de trabajo comprensivo para poder definir su propio plan. El Gobierno Santos estuvo a la defensiva, entonces los balances no reflejaron la realidad, pues fueron maquillados para poder mostrar un mejor desempeño. El presidente Santos tuvo logros que son importantes, pero tuvo grandes falencias.
Los informes que escuchamos del Gobierno anterior no reflejaban completamente la realidad, y uno siente que el Gobierno Duque está tratando de entender qué recibió y cuál es el estado real de las cosas.
Hemos encontrado que la situación no era tan catastrófica como decía la oposición, ni tan maravillosa como decía el Gobierno. En general
hay un gran desajuste en materia económica.
A pesar de que hay unos indicadores que han empezado a responder bien, una oferta de apoyos del Estado que hizo el Gobierno Santos que no estaban financiadas, y un hueco en que se traduce en que la ley de financiamiento tiene que ser para sacarle más plata de los bolsillos a los colombianos. Eso es supremamente crítico, el país se fue por una senda de gastos que no eran sostenibles con los ingresos que tenía el Estado. A Duque se le dio un milagro con el incremento de los precios del petróleo, que en algo mitiga eso.
A diferencia de lo que ocurrió con el Gobierno Santos, quien tuvo una muy tranquila gobernabilidad en el Congreso, el presidente Duque no tiene sólidas mayorías parlamentarias, y eso genera incertidumbres ante cada uno de los frentes: reformas del proceso de paz, el ajuste económico, la Ley de Financiamiento, la reforma política y la reforma a la justicia.
Veo un presidente honorable, de buena fe, con ganas de acertar y con el empeño de hacer las cosas bien en medio de una gran soledad.
360: ¿Qué opina de quienes están a favor y en contra del Gobierno, en este último sentido por la demora para llevar a cabo diferentes reformas como la política y económica?
J.L.: El país aplaude la postura de no dar mermelada, que es lo política y éticamente correcto. El presidente Duque lo está haciendo bien en ese frente, pero eso tiene una consecuencia, y es que si no tiene las mayorías se requiere una gran capacidad argumental y una gran capacidad de conducción de los debates para que los proyectos pasen sin mermelada, y el Gobierno tiene que desarrollar eso, este apenas se está acoplando. El Gobierno va a necesitar aguantar y trancar.
360: ¿Cree usted que Colombia va por buen camino?
J.L.: Colombia ha avanzado en unos frentes importantes. Ha tenido, en general, un progreso en unas materias críticas, a pesar de las dificultades, un progreso en la educación, en salud, en vivienda.
Muchas cosas del Gobierno Santos no las compartí pero este avanzó en unos caminos. Colombia no es un país apocalíptico como Venezuela en el que se diga que todo está destrozado, no; en Colombia hay unas
instituciones que funcionan y unos conocimientos acumulados. Desde esa perspectiva, Colombia tiene unos amortiguadores y unas tranquilidades frente a su desarrollo.
Hay unas cosas que van mal. El modelo político colombiano es una catástrofe, convirtió a la política en un botín. Excepciones hay, por supuesto. Gente que ve la política como un camino de servicio la hay, pero me refiero al grueso. Ni siquiera el Congreso de la República únicamente, lo que ha ocurrido en los municipios y departamentos, la política colombiana se volvió botín, y cuando esto sucede el costo de acceder a la política es más alto porque la gente invierte mucho dinero porque sabe que va a sacar más.
Y cuando la gente invierte mucho dinero en las campañas muchas personas buenas que quisieran servirle a su país, departamento o ciudad se abstienen de hacerlo, y la política termina convertida en un gueto, en unos señores que aprendieron a manejar esos hilos y que invierten plata y sacan más. Eso es una catástrofe y Colombia no ha hecho una reforma política seria. La Constituyente de 1991 dejó una gran carta de derechos y un pésimo y calamitoso modelo político que se ha ido deteriorando permanentemente.