Con todo el respeto que se merecen las entidades o las empresas que participan en las construcciones de una ciudad, se ha preguntado últimamente y se ha cuestionado la manera y la forma en la que «Medellín Cómo Vamos» interviene en lo que está planeado. Esto se pudo ver en el último análisis e informe del anteproyecto del plan de desarrollo presentado por Federico Gutiérrez.
Para nadie es un secreto que «Medellín Cómo Vamos» es un brazo del Grupo Empresarial Antioqueño, pero, ¿Desde qué momento se convirtió en la máxima autoridad para dictar cómo, cuándo y dónde se tienen que organizar y hacer las propuestas para la ciudad?. Pareciera que la opinión de esta entidad prevalece por encima de la ciudadanía.
Se pudo conocer que existieron diferentes y grandes diferencias entre funcionarios de la administración municipal y «Medellín Cómo Vamos», pues el hecho de tener que ir a consultarles y a mostrarles cada ocho días lo que estaban haciendo para salvar su puesto no les parecía muy cómodo.
En tal virtud no se entiende el apoyo de «Medellín Cómo Vamos» a unos proyectos que son insostenibles, que no tienen estabilidad financiera y que no son prioritarios para la ciudad. Las observaciones de la entidad al anteproyecto fueron muy duras. Se habló de que era débil, incompleto y con algunos componentes inexistentes.
Acá la importancia y la necesidad con base de qué y por qué «Medellín Cómo Vamos» tiene la potestad para llegar a cuestionar, de llamar a indagatoria a funcionarios y vetar proyectos como ellos quieren.
Ojalá esto mejore un poco y la entidad participa en igualdad de condiciones como cualquier persona que quiere aportar al plan de desarrollo de Medellín.