Confidenciales 360
Lenín Moreno no solamente llamó la atención del mundo al haberle propinado un buen baño de ingratitud a Rafael Correa, la cual no fue mal vista por la mayoría del pueblo ecuatoriano sino que fue una posición solvente y sustentada de un cambio de política, visión y manejo del país. No se dejó amedrentar, no quiso ser títere de Correa.
El presidente Moreno no solamente ha tomado decisiones como haber expulsado al Eln de su país y haber cesado la mesa de negociaciones entre el Gobierno colombiano y esa guerrilla, sino que ha impulsado y dado continuidad a los principales y más grandes proyectos de infraestructura del país, nada más por estos días se habla de la inauguración del metro de Quito, sus posiciones respecto a Venezuela, entre otros. Ha sido algo completamente distinto a lo que se esperaba o prometía, a lo que Correa quería que fuese.
La última sorpresa fue la que se conoció el día 13 de marzo cuando Lenín anuncia que se va de su país la Unión de Naciones Sudamericanas, Unasur, y pidió la devolución del edificio que alberga la secretaría general del organismo a las afueras de Quito. Ha argumentado también que a raíz de la falta de operatividad durante los últimos dos años y otros comportamientos para nada aceptables, decide abandonar de una vez por todas Unasur y buscar otras integraciones regionales.
El presidente Lenín Moreno fue tajante en cadena nacional con su retiro definitivo de Unasur y se convierte en el séptimo país que en menos de un año suspende su participación en el organismo y esto, sin lugar a duda, es un golpe también para los países progresistas que impulsaron esta unión como Venezuela y Bolivia. Hoy en día ya se encuentran bajo otras características y otra figura del poder. Por su parte, Argentina, Brasil y Ecuador ya no hacen parte de esta unión del socialismo del siglo XXI.