Confidenciales 360
A pesar de que senadoras como Paloma Valencia digan en redes que el Centro Democrático no está fraccionado, pues es cierto que sí lo está, aunque lo que no es verdad es que esto sea nuevo. Ese partido nació con fisuras, siempre ha tendido a autodestruirse por dentro, pero la única salvaguarda ha sido el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Cabe partir desde lo siguiente: Fabio Echeverri detestaba a personas de la clase política, decía que eran indignos y que solamente afectaban el ejercicio diario del expresidente Uribe. Otros grupos llegaron al Centro Democrático por sus posiciones económicas o por sus lazos familiares, mientras a otros que fueron troperos de día y noche los fueron relegando poco a poco, y a unos cuantos lograron incluirlos en posiciones importantes del partido a la hora de aspirar a una elección popular o de por lo menos tener una vocería.
Cuando estaban en oposición todos cantaban al unísono y se apoyaban entre sí, pero todos sabían que tenían sus grandes diferencias, inclusive, desde el nacimiento de las precandidaturas para la Presidencia de 2014 comenzaron a notarse las divisiones, unos estaban con Francisco Santos, otros con Óscar Iván Zuluaga y ahí terminó muy mal esa jugada; recordemos el episodio en el que Zuluaga le pide a José Obdulio Gaviria retirar su nombre de la lista del Senado; cuatro años después el excandidato esperó que lo incluyeran como candidato presidencial, algo que no sucedió finalmente; se sabe que Uribe quería desde un comienzo que fuera Iván Duque; un bloqueo opositor al ahora presidente lanza la candidatura de Rafael Nieto, lo que generó más desgaste dentro del partido; José Obdulio estaba desde un comienzo con Duque, igual que Everth Bustamante, Paloma Valencia, entre otros senadores.
Luego de la descartada de Nieto queda muy aporreado el Centro Democrático, pues Duque comienza a mirar de una manera distinta a quienes estuvieron con Nieto. Esto, tiene hoy sus consecuencias porque han estado relegados del nuevo Gobierno.
Ahora, cuando llega la hora de gobernar se espera que el Centro Democrático sea el bastión y principal aliado del gobierno. Se conoce que este habla con muy pocos senadores de esa bancada, que a otros si mucho los tienen como un nombre más en una lista. Las personas que empiezan a llegar, que estaban el gobierno de Santos, les huele mal a algunos sectores del uribismo; a otros les parece que está bien que Duque gobierne sin políticos, sin compromisos, que se aleje de las clases políticas regionales y que solamente se quede con su curubito que inició en campaña.
Pasó con la elección a la presidencia del Congreso: había un apoyo mayoritario por Paola Holguín, pero la directriz de Iván Duque fue que el presidente debía ser Ernesto Macías, y este se enfrentó con Uribe indirectamente, saliendo ganador del primer pulso Macías, dejando a Holguín por fuera de dicha presidencia cuando tenía muchas más credenciales que el mismo Macías.
Todo estaba comprometido para que el nuevo contralor fuera José Félix Lafaurie, pero en definitiva esa bancada se fue con Carlos Felipe Córdoba, el candidato de César Gaviria, Germán Vargas Lleras y de Roy Barreras.
En tal virtud, todas esa serie de nombramientos en el Gobierno está formando un coctel explosivo en el partido del Gobierno. Uribe lo sabe y ha tratado de interiorizarlo de la manera más tranquila, aunque también sabe que es una bomba que en cualquier momento le puede estallar. Las tensiones sí están en la colectividad del Centro Democrático, pues hay algunos que ya ven que Duque no va a ser lo que parecía, otros que esperaban lo que está haciendo, y otros que quieren conformar ese nuevo duquismo y alejarse del uribismo pura sangre que hoy no está muy de acuerdo con las decisiones que ha tomado Iván Duque en materia de gobierno.