Se acerca el próximo 25 de octubre y con él, la gran responsabilidad que tienen los colombianos de elegir a sus gobernantes regionales, diputados y concejales.
Pareciera que este suceso que se presenta cada cuatro años sirviera de oportunidad para tomar nuevas decisiones sobre el futuro, donde se castigue a los malos políticos y se le de un premio de confianza a los que han hecho bien su tarea.
Elegir bien debería ser lo mínimo que hagan las perdonas con la esperanza de escoger buenos gobernantes que garanticen un desarrollo continuo, eficiente, equitativo y visionario. Lastimosamente, el asunto nace chueco desde su concepción al revisar cómo votan las personas y cuáles son los mecanismos que utilizan algunos políticos para llegar al poder.
Votar bien es fácil, pero la falta de cultura general es el principal factor negativo del proceso democrático. Los ciudadanos deberían leer los planes de gobierno que cada candidato presenta, de allí miran con cuales están de acuerdo y con cuáles no lo están. Luego, revisar si ese candidato sigue en su mayoría una línea ideológica con la cual la persona esté de acuerdo y proceder con el voto el día de la elección. Si eso lo hacen las personas, seguramente el proceso democrático se fortalecería y los gobernantes tendrían más calidad.
Hoy estamos a tiempo de elegir bien, de no dejarse influenciar por medios de comunicación, pasquines, ataques rastreros entre campañas y poner los intereses colectivos por encima de los personales.
Igual de importante es fijarse a la hora de votar en esos «cheques en blanco» que hoy están pidiendo algunos partidos se les firme. Hablamos de las listas cerradas, es inconcebible la manera en que se trata de engañar al electorado ocultando algunos nombres de esas listas, de manera que lleguen en «patineta» y sin hacer ningún esfuerzo para sacar un solo voto por mérito personal.
Hoy Colombia en general debe votar por candidatos con seriedad, que sean sinceros, responsables y no obedezcan a intereses de grandes grupos económicos o incluso grupos ilegales.
Al país lo que menos le conviene es polarizarlo y votar por candidatos que no tienen ni un 1% de compatibilidad con el Gobierno Nacional, podría generan grandes retrasos a esos territorios y sobretodo un «aislamiento» del camino por el cual marcha Colombia.
Está claro que los candidatos ya superaron a los partidos y se debe aceptar. En tal virtud, esto demanda más preparación por parte de los electores para elegir bien.
