Nunca imagine que en una época como estas, en la que los valores democráticos están bien resguardados y ha existido un consenso sobre el respeto a las instituciones y a la diferencia en la opinión, nos viéramos tan avocados a otra gran división con amenazas a la libertad en Colombia.
Por: Andrés Gaviria
Los colombianos hemos podido presenciar como se ha convertido en una estrategia sistemática el ataque contra la empresa privada, los gremios, los medios de comunicación y los ciudadanos el común, quienes no piensen igual a los que hoy se encuentran en el poder.
Llegar al poder es relativamente fácil. Hay múltiples maneras de hacerlo en estos momentos. No importan tanto las formas y las maneras, lo único que importa es llegar y en ese proceso se cometen toda la clase de delitos y miles de ciudadanos incautos caen en esta soledad de supuesta indignación y revoluciones que se ondean desde atriles donde pueden hablar sobre la ética y la moral, pero que realmente cuando llegan al poder demuestran lo que son y no son más aspirantes a querer ejercer una presión total, pues su mismo miedo les hace sentir necesario tener el control.
Tenemos que hacer un parón y tomar conciencia de todo lo que está sucediendo. Hoy van por unos predios privados bien comprados de empresas en algunos sectores del país a través de quemas, invasiones, ataques y bloqueos, que aparecen lejanos pero mañana pueden estar tocando la puerta de su casa o una finca cercana a la ciudad.
Hoy vemos como se persiguen a las organizaciones privadas más grandes del país, pero mañana puede ser a su Pyme a la que toquen la puerta para acabarla. Hoy vemos como a los medios de comunicación más representativos del país se le generan campañas judiciales y políticas, pero mañana puede ser a los comunitarios a los que se los carguen.
Yo quiero que las personas comprendan la gravedad de este asunto. Nada puede parecer tan lejano como para no preocuparnos, y ahora más que nunca es cuando tenemos que estar unidos, trabajando y creando pequeñas y grandes trasformaciones desde nuestros círculos más cercanos para poder retomar hacia principios que nos permitan vivir en armonía, tranquilidad, cumpliendo la ley y respetando a los demás.
Quizás lo más preocupante de este totalitarismo al que nos enfrentamos es su intento de acabar y destruir la salud de los colombianos, que no son ajenos a los ataques a la empresa privada. Podríamos hablar de Sura, Sanitas y Colpensar que son las más perjudicadas por el actual Gobierno, pues están forzando a una quiebra del sistema para poder justificar su nefasta reforma a la salud.
Por su parte, también se puede mencionar el riesgo energético que Colombia tiene, que este Gobierno ha sido incapaz de prevenir y de administrar. Paralelo a esto, se han enfocado atacar a las empresas de energía privadas. Podemos ver los escenarios de lo bancos, supermercados y todo lo que nos ha hecho fuertes y nos ha permitido salir adelante como sociedad.
Ahora más que nunca tenemos la obligación ética y moral de cuidar a Colombia. Un país hermoso, pero con personas químicamente malas que tiene resentimiento en su alma, mente y corazón, y quienes son una amenaza para nuestro territorio.
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