Una nueva y peligrosa escalada militar sacude al sudeste asiático. El jueves 24 de julio de 2025, los bombardeos de Tailandia a Camboya marcaron un punto crítico en un conflicto territorial de larga data, con ataques aéreos confirmados sobre posiciones militares camboyanas en la frontera compartida.
Las imágenes de los bombardeos, difundidas ampliamente en redes sociales, muestran explosiones masivas y civiles huyendo en busca de refugio.
Bombardeos de Tailandia a Camboya agravan conflicto fronterizo y alarman a la comunidad internacional
El conflicto, que tiene raíces en disputas territoriales centenarias, se reactivó esta semana con un inusitado nivel de violencia que ya deja al menos 12 muertos, decenas de heridos y más de 5.000 personas evacuadas solo en Camboya.
Mientras ambos gobiernos se acusan mutuamente de iniciar las hostilidades, la comunidad internacional observa con preocupación el deterioro acelerado de la situación.
Bombardeos confirmados por ambas partes: La Segunda Región del Ejército tailandés confirmó que sus cazas F-16 destruyeron instalaciones pertenecientes a las Divisiones 8 y 9 del Ejército camboyano, supuestamente responsables de ataques previos contra posiciones tailandesas.
Por su parte, el Ministerio de Defensa camboyano denunció la ofensiva como una “agresión militar brutal y violenta”, advirtiendo que su respuesta será “decisiva”.
El epicentro de los combates se encuentra en torno a los templos de Prasat Ta Moan Thom y Ta Krabey, ubicados en territorios cuya soberanía ha sido objeto de disputa desde hace décadas, y que ahora se han convertido en blanco de fuego cruzado.
Según las autoridades tailandesas, el enfrentamiento fue provocado por un ataque camboyano con artillería y cohetes sobre zonas civiles, que dejó muertos en Surin, Si Sa Ket y otras provincias fronterizas.
Civiles bajo fuego y evacuaciones masivas: Imágenes difundidas desde la provincia tailandesa de Surin muestran a familias enteras huyendo de sus hogares para refugiarse en búnkeres improvisados. Se reportaron daños en viviendas, escuelas, hospitales y una estación de servicio. En total, se contabilizan 11 civiles muertos y más de 30 heridos en Tailandia, entre ellos un niño de ocho años y un joven de 15.
Mientras tanto, Camboya también reportó víctimas, aunque no ha detallado el número exacto. En la provincia camboyana de Oddar Meanchey, cerca de 5.000 personas han sido desplazadas a zonas más seguras.
El portavoz provincial Meth Meas Pheakdey afirmó que las evacuaciones se han realizado en al menos doce aldeas consideradas de alto riesgo, y que se han habilitado campamentos con asistencia básica.
Tensión diplomática y acusaciones cruzadas: En paralelo a los enfrentamientos, la diplomacia bilateral se ha colapsado. Ambos países han retirado a sus embajadores y las conversaciones han sido suspendidas. El primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, aseguró que “no habrá negociaciones mientras sigan los combates”, y acusó a Camboya de atacar deliberadamente infraestructura civil.
Por su parte, el gobierno de Camboya elevó la disputa al ámbito internacional al solicitar una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. En una carta formal, el primer ministro Hun Manet calificó las acciones de Tailandia como una “agresión militar premeditada” y pidió la intervención de la comunidad internacional.
Impacto económico inmediato: La escalada también ha tenido efectos inmediatos en los mercados financieros. El baht tailandés, que había alcanzado su nivel más alto en tres años frente al dólar estadounidense, cayó un 0,3% tras conocerse los bombardeos y el cierre de todos los pasos fronterizos con Camboya.
La Bolsa de Valores de Tailandia (SET) también se vio afectada con una caída cercana al 1%.
Las autoridades financieras de Tailandia habían intentado frenar el fortalecimiento de su moneda para proteger el turismo y las exportaciones, pero la incertidumbre geopolítica generada por el conflicto añade un nuevo factor de volatilidad.
Reacción internacional: Las reacciones no se hicieron esperar. Malasia, que actualmente preside la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), expresó su profunda preocupación y llamó al cese inmediato de las hostilidades. El primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, pidió a ambas partes “retirarse y dialogar”.
China, por su parte, emitió un comunicado en el que se declara “profundamente preocupada” por los enfrentamientos e instó a Tailandia y Camboya a resolver sus diferencias mediante el diálogo. Además, pidió a sus ciudadanos evitar la región fronteriza.
Una disputa de vieja data: La raíz de esta confrontación se remonta a 1907, cuando un mapa colonial elaborado por Francia dejó ambigüedades sobre los límites entre ambas naciones. Los templos de Ta Moan Thom y Preah Vihear han sido foco de tensiones en múltiples ocasiones, incluso en 2011, cuando enfrentamientos similares dejaron una decena de muertos.
Aunque la Corte Internacional de Justicia otorgó en 2013 el control del templo de Preah Vihear a Camboya, Tailandia nunca aceptó completamente la sentencia, lo que ha mantenido viva la tensión en la región.
Un escenario incierto: A medida que avanzan las horas, la posibilidad de una desescalada parece lejana. Ambos gobiernos mantienen posturas firmes y los intercambios de fuego no cesan. Mientras la población civil sufre los estragos del conflicto, la región teme que un error de cálculo pueda desatar una guerra abierta.
Las imágenes captadas en video y difundidas ampliamente por redes sociales y medios locales son un recordatorio brutal del precio de las disputas no resueltas. En la frontera entre Tailandia y Camboya, la paz sigue siendo un objetivo lejano.
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