En medio del turbulento panorama político colombiano, pocos nombres han logrado mantenerse con tanta persistencia y capacidad de reinvención como el de Germán Vargas Lleras.
A lo largo de más de tres décadas de vida pública, ha sido protagonista de algunos de los episodios más complejos, violentos y decisivos de la historia reciente del país.
Lo han intentado asesinar, ha sufrido graves accidentes, ha enfrentado profundas diferencias políticas, pero sigue en pie. Hoy, una vez más, su nombre comienza a sonar con fuerza como un eventual candidato presidencial para las elecciones de 2026.
Vargas Lleras es, sin duda, un símbolo de supervivencia política. Lo intentaron matar varias veces. La primera, en un atentado con explosivos, sobrevivió milagrosamente a las heridas en su rostro.
Luego, tras un accidente doméstico que casi le impide volver a caminar, se levantó, siguió trabajando, caminando y haciendo política.
No solo ha sobrevivido físicamente a múltiples ataques, sino que también ha resistido al olvido político, a las derrotas electorales, a las fracturas internas de los partidos y a la marea cambiante del electorado.
Un camino construido a pulso: A diferencia de muchos políticos que nacen en la cuna de privilegios, Vargas Lleras —pese a tener un linaje familiar reconocido— eligió construir su carrera desde las bases.
En sus años de juventud, acompañó al entonces candidato Luis Carlos Galán en el Nuevo Liberalismo, y desde los trabajos más modestos, como volantear en barrios populares, comenzó a ganarse un espacio.
Fue elegido concejal de Bojacá, luego saltó a la Cámara de Representantes y posteriormente al Senado. Más que heredar una maquinaria política, Vargas Lleras decidió abrirse paso por su propia cuenta.
Tras el asesinato de Galán en 1989, muchos esperaban que Vargas se sumara a los poderes dominantes. Pero optó por mantener una línea propia.
Durante años fue un político incómodo para las estructuras tradicionales, incluso dentro del liberalismo. Posteriormente, en su paso al cambio radical, consolidó una fuerza independiente que lo catapultó a la vicepresidencia en el segundo gobierno de Juan Manuel Santos.
El peso de la experiencia: Para un sector importante de la población colombiana, hoy más que nunca, el país necesita una figura con experiencia, conocimiento y temple. En medio de un escenario político convulsionado, donde los extremos ideológicos generan división y polarización, la figura de Vargas Lleras reaparece como un posible punto de equilibrio.
Es un político que ha estado en todos los frentes del poder: fue senador, ministro del Interior, ministro de Vivienda y vicepresidente. En todas esas funciones dejó huella con una ejecución técnica reconocida, especialmente en infraestructura y vivienda.
Aunque ha tenido distanciamientos públicos con varios sectores, incluida la Casa de Nariño en distintos gobiernos, su carácter y firmeza lo han convertido en un referente de experiencia en tiempos de incertidumbre.
A lo largo de los años, ha sido visto tanto como aliado como rival de Álvaro Uribe Vélez, y fue pieza clave en la administración de Juan Manuel Santos, aunque esa cercanía también le pasó factura política.
¿Regresa Germán Vargas Lleras? El renacer de un veterano en la política colombiana
El regreso al espectro electoral: Hoy, tras un período de bajo perfil, motivado en parte por problemas de salud y una etapa de reflexión, Vargas Lleras comienza a sonar nuevamente en los círculos políticos de Bogotá, Medellín y otras capitales del país.
Según versiones cercanas, sectores importantes del empresariado, la dirigencia tradicional y nuevas fuerzas independientes le han propuesto abiertamente que considere lanzarse a la Presidencia en 2026. Hasta el expresidente Álvaro Uribe confirmó recientemente que ha tenido diálogos con él.
“Lo que se requiere es un proyecto de unidad nacional que supere egos, que se concentre en las necesidades reales del país y que no le tema a las decisiones difíciles”, habría dicho Vargas en una conversación privada, según fuentes allegadas.
Su condición médica, que lo mantuvo alejado durante algunos meses, ha mejorado notablemente, y su entorno confía en que podría estar en plena capacidad para enfrentar una nueva contienda electoral.
Por qué es importante: El eventual regreso de Vargas Lleras al debate electoral no es menor. En un país marcado por el desgaste institucional, los problemas económicos, la inseguridad y el descontento social, su figura representa para muchos una alternativa técnica, con conocimiento del Estado y con capacidad de ejecución.
Su nombre genera respaldo entre sectores empresariales, gremiales y moderados, en contraste con opciones más radicales.
Contexto: El país se prepara para un ciclo electoral clave. En 2026 se elegirá un nuevo presidente, y las cartas comienzan a moverse. La actual administración enfrenta críticas por su gestión económica y de seguridad, lo que abre el camino a liderazgos con experiencia y con propuestas realistas.
Vargas Lleras, aunque no ha oficializado su aspiración, está en el radar como una de las figuras más serias de cara a las próximas elecciones.
Panorama general: Lo que viene para Germán Vargas Lleras dependerá tanto de su voluntad como de las dinámicas políticas en los próximos meses. Su equipo más cercano ya estaría explorando escenarios, alianzas y estructuras que permitan un eventual regreso con fuerza.
Aunque falta tiempo, el país ya empieza a escuchar nuevamente su nombre con fuerza. Y si algo ha demostrado Vargas Lleras en toda su carrera, es que sabe resistir, esperar y actuar cuando el momento llega.
En política, como en la vida, sobrevivir no siempre es suficiente. Pero para algunos, como Germán Vargas Lleras, es el punto de partida para volver a intentar llegar a la cima.
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