Estabilidad política, una necesidad urgente en Colombia

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La violencia generada por algunos miembros de la fuerza pública y algunos vándalos, radicalizan más los enfrentamientos y nos llevan a consecuencias indeseables en cualquier escenario político. Considero que, como país, debemos hacer tres reflexiones necesarias.


Por: Redacción 360 Radio

Desde el pasado 28 de abril de 2021, el país se ha visto sumido en una serie de protestas continuadas, justificadas en un descontento generalizado frente a una reforma tributaria muy poco ajustada a las realidades socio económicas y que, en lugar de conjurar las dificultades que padecemos todos los colombianos, pero sobre todo tres millones más de ciudadanos que han caído en el nivel de pobreza, nos ponen en el contexto una tremenda bomba social difícil de contener.

La violencia generada por algunos miembros de la fuerza pública y algunos vándalos, radicalizan más los enfrentamientos y nos llevan a consecuencias indeseables en cualquier escenario político. Considero que, como país, debemos hacer tres reflexiones necesarias.  

En primer lugar, uno de los factores que es necesario condenar de manera enfática es la violencia, bien sea ejercida de manera desproporcionada por algunos servidores públicos, y también por otros ciudadanos que indiscriminadamente violentan a los miembros de la fuerza pública, aprovechando las manifestaciones políticas pacíficas, generando saqueos y disturbios desbordados. Los manifestantes ejercen su derecho constitucional (Art 37 CPC) y bajo el amparo del (Art 15 del Pacto de San José), los cuales explícitamente aclara que el derecho a la reunión pacífica y sin violencia debe protegerse.

Por ello es tan fundamental reconocer que las manifestaciones son demostraciones de inconformidad, pero no se tutela como derecho la violencia en ningún caso. Los servidores públicos no sólo están disciplinados y están bajo sanciones disciplinarias y penales, y por ello es tan importante que ejerzan la labor de restablecer el orden sin excesos, y que están contemplados en los “Principios Básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley”, derivados del Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del delito y tratamiento del delincuente (La Habana, Cuba, 27 de agosto al 7 septiembre de 1990).

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Allí no sólo se les pide una gran conciencia de su responsabilidad, sino que también indica que sólo en caso de extrema gravedad y donde se ve afectada su vida y la de otros puede utilizar su arma de fuego, y ya cuando se hayan agotados otros medios para el cese de la violencia. Ahí está la importancia de conocer estos principios para poder actuar bajo la triada de Legalidad, necesidad y proporcionalidad, y también bajo el entendido de la precaución y la responsabilidad. Esto es importante, porque los estándares para el uso de la fuerza legítima existen pero el clima enrarecido del país y bajo el entendido de que hay radicalización en las partes con serias dificultades se logra aplicar.

En segundo lugar, el diálogo será clave para resolver las discrepancias. Pero para ello se necesita voluntad de las partes. De allí entonces el llamado urgente a que tanto el comité del paro nacional resuelva de manera acelerada y nombre los representantes para hablar con el presidente y sus ministros. No podemos darle largas a este encuentro. Pero, es indiscutible no sólo en que se deba partir de un clima de tolerancia sino también de capacidad de escucha y diálogo.

Las expresiones de inconformismo son reales, pero el radicalismo de las palabras no ayuda en nada. Por lo tanto, una opción es dar paso en la dirección correcta, bajar la alteración, ingresar al diálogo, escuchar las partes, y tomar posiciones y decisiones desde el punto de vista político y administrativo. Todo no se puede obtener de la noche a la mañana, ni siquiera los recursos para todo lo que se solicita. Debemos ser responsables fiscalmente pero también ser responsables políticamente.

Tenemos un hueco fiscal por vía de la corrupción estatal que suma 50 billones anuales de pérdida de dinero público y esto no puede seguir así. La justicia debe actuar de manera efectiva contra los corruptos y lograr evitar ese desangre del fisco, que termina pagando la población, incluidos los servidores públicos como los policías y los soldados quienes también tienen familia y hacen su labor con sacrifico a pesar de la satanización exagerada que se hace en muchos casos sobre ellos.

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En tercer lugar, la estabilidad política necesaria para darle rumbo al país. Todos los sectores debemos estar comprometidos con el diálogo y la solución pacífica de las controversias. Por ello es necesario, disponernos a un encuentro franco, sin agresión. El gobierno nacional debe tener toda la disponibilidad, pero los ciudadanos también. El país no puede estar en paro de manera indefinida, menos en medio de esta pandemia.

Se han logrado efectos positivos: 1. Han manifestado sus inconformidades; 2 se debe parar el abuso del uso de la fuerza; 3. Los vándalos deben ser capturados y judicializados, y 4. las manifestaciones pacíficas son posibles y se han hecho. Pero debemos dar un giro a la estabilidad, y esto implica que los sectores de la dirigencia coadyuven en la solución de esta crisis. Los miembros de la fuerza pública deben seguir ejerciendo su función constitucional sin abusos, pero no se debe tolerar el abuso hacia ellos o hacia otros ciudadanos y sus bienes so pretexto de la reforma tributaria (que no está en curso en el Congreso), por ello no existe otro camino que buscar la estabilidad política y esto no sólo se da de manera unilateral, participamos todos y por eso debemos mirar hacia adelante en un país con todas las posibilidades, un país que tiene futuro si buscamos esos objetivos.

Un país que le reste a la agresividad, y le apueste a los acuerdos y a una agenda precisa y no maximalista de para negociar, pues el tiempo apremia. Y por ello la estabilidad política no se logra sino bajo el consenso de respeto de la constitución, no es sólo exigir derechos, también es acatar los deberes y darnos cuenta de que está en juego nuestra nación y su destino.

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