En una medida que marca un nuevo giro en la política estadounidense hacia Venezuela, el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este martes la revocación de la licencia que permitía a la petrolera Chevron operar en el país sudamericano.
Los 30 días para la salida de Chevron y su impacto en Venezuela
La decisión implica que la compañía tiene hasta el 3 de abril para cesar sus operaciones en territorio venezolano, acortando significativamente el periodo habitual de transición de seis meses que suele concederse en estos casos.

La medida fue publicada oficialmente por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en una actualización de la licencia que había sido otorgada previamente a Chevron en 2022, durante la Administración del presidente Joe Biden.
El anuncio se produce semanas después de que Trump advirtiera sobre el fin de las licencias para la exportación de petróleo venezolano, argumentando que el Gobierno de Nicolás Maduro no había cumplido con las expectativas de Estados Unidos en cuanto a la deportación de migrantes indocumentados.
La medida también responde a la presión de legisladores republicanos, particularmente de Florida, donde reside una numerosa comunidad venezolana, quienes insistieron en que las operaciones de Chevron en Venezuela estaban proporcionando recursos financieros clave al Gobierno de Maduro.
Chevron, la última gran petrolera estadounidense que mantenía presencia en Venezuela, operaba en el país gracias a un permiso especial otorgado por Biden en noviembre de 2022.
La licencia permitía a la compañía aumentar su producción petrolera en Venezuela con el objetivo de mejorar la relación entre ambas naciones y asegurar ciertas garantías electorales de cara a los comicios presidenciales venezolanos de 2023. Sin embargo, el resultado de esas elecciones fue ampliamente cuestionado por la comunidad internacional. Mientras Maduro se proclamó ganador, Estados Unidos y otros países sostienen que el opositor Edmundo González Urrutia habría sido el verdadero vencedor.
La salida de Chevron representa un golpe significativo para la ya debilitada economía venezolana, que había experimentado una leve recuperación en su producción petrolera gracias a la participación de la empresa estadounidense.
Según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en febrero de 2024 la producción de crudo venezolano superó el millón de barriles por día (bpd) por primera vez desde junio de 2019. Chevron, en alianza con la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), contribuyó con más de 200.000 barriles diarios a esa cifra, de acuerdo con datos del Servicio de Investigación del Congreso de EE. UU. (CRS).
Sin la participación de Chevron, Venezuela podría enfrentar nuevas dificultades para mantener su producción petrolera en niveles competitivos, en un momento en que el país busca alternativas para sortear las sanciones impuestas por Washington.
Expertos en la industria petrolera advierten que la salida de la petrolera estadounidense reducirá la inversión extranjera en el sector y podría llevar a un declive en la producción en los próximos meses.
La revocación de la licencia ha generado reacciones diversas en la comunidad internacional.
Mientras que sectores opositores al Gobierno de Maduro han celebrado la medida como una forma de presionar al régimen venezolano, algunos analistas consideran que esta decisión podría reforzar la búsqueda de Caracas de aliados estratégicos en otras partes del mundo, como China, Rusia e Irán, que han mostrado interés en fortalecer su relación comercial con Venezuela.
Por su parte, el Gobierno de Nicolás Maduro aún no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre la medida, aunque en anteriores ocasiones ha calificado las sanciones estadounidenses como un intento de injerencia en los asuntos internos de Venezuela.
Se espera que en los próximos días la Administración de Maduro anuncie estrategias para mitigar el impacto de la salida de Chevron y garantizar la continuidad de la producción petrolera.

Entretanto, el futuro de la relación entre Venezuela y Estados Unidos sigue siendo incierto. Con las elecciones presidenciales en EE. UU. en el horizonte, las políticas hacia Venezuela podrían seguir cambiando en función de la dinámica política interna del país norteamericano.
Con esta decisión, la Administración Trump reafirma su postura de línea dura contra el Gobierno de Maduro, cerrando una de las últimas puertas de cooperación económica entre ambos países y dejando a Venezuela en una situación aún más desafiante en el ámbito energético.
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