Por: Jaime Acosta Puertas
Decepcionado y porque además estaba equivocado, debo decir que acompañé a Fajardo hasta la primera vuelta. Entonces, me enteré que apoyaría a Hernández o a Gutiérrez si no pasaba a la segunda. Por eso, el domingo 29 de mayo, ya en la mesa de votación, cambié mi voto a favor de Petro.
Las fuentes eran serias. Fajardo se sumaría al ingeniero o Gutiérrez.
Yo creía que era posible un acuerdo de gobernabilidad, que es mucho más que un acuerdo programático, entre el Pacto y el Centro. Qué ingenuo, demasiado equivocado estaba.
Ahora me siento libre de un pesado lastre. Una amiga me decía una y otra vez que Fajardo era la farsa uribista del GEA. Y otra amiga, me dijo tres meses antes de la primera vuelta: a Fajardo le va a ir muy mal en mayo. No la escuché. Tenía toda la razón porque tenía toda la información del poder.
Mis convicciones internas por Fajardo se fueron apagando, una a una, poco a poco, desde antes de las elecciones del 13 de marzo. La Coalición Centro Esperanza era una vergüenza, una ofensa al país. Lo estamos viendo día a día, reventados, sin norte, idos de la razón, indigestados de egos y odios sin explicaciones convincentes.
Me sostenía a su lado su propuesta programática en cuya construcción había participado. Sigue siendo una visión que Colombia necesita, pero necesita de otro conductor, y ese otro no es Hernández, lo demostró cuando le tiró en la cara las 4 páginas de un acuerdo programático que Fajardo le presentó como borrador de discusión.
El viejo zorro, ignorante y mala clase, ese es Hernández, rechazó la propuesta. Fajardo prepara una carta que generará indignación y lo convertirá en el político más fracasado y odiado de los últimos años. Debería quedarse en silencio y refugiarse en Villa de Leyva a reflexionar.
Nunca dejó de ser alcalde y gobernador de la Antioquia Uribista. Nunca vio más allá y por eso hasta Medellín y Antioquia perdió. La Canciller no hizo el milagro de hacerle entender la política y el país que es Colombia.
Como social demócrata que soy, votaré el 19 de junio, con serena tranquilidad y confianza, por Gustavo Petro y Francia Márquez. Representan cambio, Petro es muy estructurado, tiene visión, los peligros que le endilgan son infundados, y no destila los odios del Centro. Puede conformar un equipo de alto nivel y confiabilidad.
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