No todo pasa por las problemáticas políticas y externas, hoy tenemos un gran lío con las familias colombianas. Por cada tres matrimonios hay una separación, la tolerancia es mínima y la gran pregunta es; ¿hacia dónde vamos?
Por: Andrés Felipe Gaviria
La familia hace parte elemental y sustancial de toda sociedad, pero parece que en Colombia estamos dejando pasar campantemente un fenómeno nefasto para el futuro de todos, y es el modo tropical en que se han llevado las relaciones en los últimos años. Bien lo advertía el Papa Francisco el año pasado cuando sentenciaba que el ‘divorcio se había convertido en una moda en la sociedad actual’. Ahora, ni más faltaba que pretenda desconocer las causales de separación establecidas, creo plenamente que el problema de las drogas y alcoholismo en una relación es nefasto, como lo es también la violencia al interior de los hogares.
Lastimosamente se convirtió en moda hace un buen tiempo casarse por casarse. La mayoría con la mirada puesta en la fiesta, el vestido, el trago, las fotos y el acontecimiento de contraer nupcias, podrían dar un bálsamo social necesario para llenar los vacíos interiores que muchas personas llevan en sus vidas. Para corroborar y poder analizar toda este nebuloso escenario, es necesario mirar las cifras oficiales y poder sacar conclusiones claras, en una sociedad que necesita estar mas informada y conocer mas sobre estos hechos, antes de empezar a acumular matrimonios fracasados en sus vidas, yendo de tumbo en tumbo como si nada importara y cambiando de pareja como cambiando de vestimenta.
Cada cual tendrá sus prejuicios, creencias y maneras de pensar, pero lo cierto es que ni una paridad en la edad garantiza un matrimonio feliz y eterno, como tampoco ser de la misma clase social o haber tenido una relación previa de larga duración. Los matrimonios en Colombia han disminuido más del 3.3 % desde el año 2014, y desde ese mismo periodo se pueden contar hasta hoy más de 50 mil divorcios.
Creo profundamente que las personas que contraen nupcias esperando que su pareja cambie hábitos de alcoholismo, drogas o violencia está francamente equivocada. Decenas de expertos han abordado este tema, y exponen por ejemplo como el consumo de algo tan conocido como la marihuana, termina acabando matrimonios de una manera fácil y rápida. También, si podemos explorar otros casos como cuando una pareja decide no trabajar y quedarse en casa, o persisten actitudes de completa dejadez en una relación, todo tiende al fracaso inevitablemente. Vivimos en una sociedad que cada vez tiene más vicios, es más exigente, menos tolerante y es más amante del cambio continuo y la nueva moda de “vivir nuevas experiencias”.
Como sea el modelo que se escoja y cada uno asume sus actos, si es de suma preocupación el futuro de las familias en Colombia, eso sin ni siquiera entrar a analizar consecuencias en sistemas de tributación, pensionales y de salud. El llamado es a exigir respeto, derechos y a encontrarse en la vida con las personas correctas, teniendo una gran tolerancia, una exigencia rigurosa, pero con la mirada puesta en un horizonte de unidad.