Este martes, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) Imputó a un civil, a tres suboficiales, seis oficiales y un general, por crímenes de lesa humanidad, relacionado a los Falsos Positivos.
Por: Redacción 360 Radio
Madres, hermanos y familiares de las víctimas pidieron a los 10 militares, entre ellos un general del ejército imputados por la JEP, que “reconozcan sus delitos”
Jacqueline Castillo, víctima, y representante legal de la organización Madres de los Falsos Positivos de Soacha y Bogotá (Mafapo), aseguró que es muy satisfactorio poder escuchar a la JEP, al mismo tiempo dijo “más claras no pueden ser las cosas”
“Muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate por agentes del Estado” En la primera decisión sobre el caso 3 que corresponde a este nombre, la Jurisdicción Especial para la Paz imputó a un general, seis oficiales, tres suboficiales y a un civil por crímenes de guerra y de lesa humanidad. La JEP inculpa a dichos militares y al civil de una “participación determinante” donde fueron asesinados al meno 120 personas, inermes, vulnerables, y desarmados, en Norte de Santander y Catatumbo, y que fueron presentados como bajas en combate entre los años 2007 y 2008
Los llamados Falsos Positivos, es como se conoce a uno de los episodios más dolorosos y oscuros del conflicto del país, donde se ven involucrados miembros del Ejército de Colombia en el asesinato de civiles no combatientes haciéndolos pasar como enemigos y bajas en combate. Estos asesinatos tenían como objetivo “mostrar resultados operacionales “exitosos” contra organizaciones delictivas, con el fin de obtener algunas recompensas de carácter económico, condecoraciones, reconocimientos, días de descansos, etc.
«Creería que estas once personas que están siendo imputadas no pueden seguir negando estos hechos. Son hechos muy claros, ha sido un trabajo bastante riguroso que ha hecho la JEP que hoy está dando estos excelentes resultados y la aspiración que tenemos es que ellos reconozcan estos crímenes y podamos conocer la verdad de todo esto», Dijo Jacqueline Castillo.
Castillo recalca que la Mafapo busca, más que condenas, conocer quién es el actor o los actores intelectuales de dichos asesinatos, “¿quién dio la orden de cometer todos esos crimines?” Finalmente, hace un énfasis en querer conocer la verdad sobre la muerte de su hermano Jaime Castillo, quien el día 12 de agosto del año 2008 fue presentado como “guerrillero dado de baja en combate” en Ocaña, departamento de Norte de Santander.
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«Una condena en la cárcel no nos va a devolver a nuestros familiares, pero es importante que se conozca todo lo que ocurrió con los ‘falsos positivos”
La JEP aclaró en el acto publicado este martes, que estos jóvenes fueron vilmente asesinados y en “estado de indefensión” a manos de la fuerza pública, y sin que hubiese un combate real. Aclaró también la JEP, que estos actos no hubiesen ocurrido si el Ejercito no hubiera dado dichos incentivos o no pidiera a los soldados mostrar resultados de bajas.
La Sala de Reconocimiento de la JEP, dijo que los comandantes y miembros más importantes del Estado Mayor de la Brigada Móvil 15 del Batallón de Infantería 15 “General Francisco de Paula Santander” se agruparon con otros soldados, suboficiales y oficiales del Ejército, con un plan criminal común, que ellos mismos crearon, donde se distribuían tareas y donde utilizaban sus altas posiciones de mando para cometer dichos crímenes.
También hizo énfasis la JEP en que después de haber analizado documentos oficiales, se dieron cuenta que los involucrados habían destruido las pruebas una vez iniciadas las investigaciones, e incluso habían comprado y alterado testimonios y declaraciones.
La JEP, demuestra a su vez, como engañaban a los jóvenes con “trabajos estables y bien remunerados” en municipios como Soacha, y eran llevados al Catatumbo. En algunos casos les daban a estos jóvenes “tragos o drogas” y luego eran vilmente entregados a una “unidad militar ejecutadora”
Existía entonces “el plan criminal” donde dichos miembros del Ejército por decisión propia o por orden directa de los altos mandos asesinaban, vestían con uniformes de guerrillero y ponían armas, conseguidas en mercados negros a estos jóvenes, para después presentar sus “bajas en combates”