Nicolás Pérez Marulanda, presidente ejecutivo de Fedepalma, destaca el buen año productivo y exportador de 2025, los efectos de los bloqueos y las apuestas en seguridad y biocombustibles de cara a 2026.
Este contenido hace parte de la Revista 360 – Edición 10: El año de las Decisiones. Producto periodístico anual y exclusivo elaborado por 360 Radio.
Revista 360: ¿Cómo cierra 2025 el sector palmicultor colombiano y qué balance hace Fedepalma para sus productores y las exportaciones?
Nicolás Pérez Marulanda: 2025 ha sido un año positivo para el sector palmicultor. Tuvimos la combinación de buena producción con buenos precios y vamos a cerrar con un crecimiento superior al 10 % frente a 2024. Las condiciones climáticas han sido favorables y esperamos una producción cercana a 2 millones de toneladas de aceite de palma. Es una buena noticia para los más de 9.000 palmicultores del país. En exportaciones, las ventas externas han fluido hacia nuestros principales mercados: México, Brasil, Centroamérica y el Caribe, y Europa, que acaba de postergar su directiva de deforestación y sigue siendo un destino estratégico.
Revista 360: En contraste con ese buen resultado productivo, ¿qué impacto han tenido los bloqueos de vías sobre los palmicultores?
Nicolás Pérez Marulanda: Hemos tenido dificultades con los bloqueos en muchas regiones. La mayoría responde a protestas de comunidades por problemas con la infraestructura, las carreteras o el servicio de energía. Entendemos que las comunidades quieran hacer oír su voz, pero creemos que hay que sopesar el derecho a la protesta con los derechos a la alimentación y al trabajo. Los casos más complicados se han presentado en Magdalena y Norte de Santander. Estos bloqueos generan mayores costos para los productores y, en muchos casos, la imposibilidad de movilizar insumos y productos, aun cuando la fuerza pública ha apoyado en la medida de sus posibilidades.
Revista 360: En biocombustibles, ¿cuál es hoy el aporte de la palma y qué discusiones marcaron 2025?
Nicolás Pérez Marulanda: Tenemos dos dimensiones. La primera son los biocombustibles de primera generación: el biodiésel. Todo el biodiésel que se consume en Colombia se produce a partir de aceite de palma colombiano, y se destinan cerca de 600.000 toneladas de aceite para ese propósito. Hoy estamos en una discusión con el Gobierno, que plantea modificar la fórmula de precios. Para nosotros es muy sensible que se reconozca que el principal costo es la materia prima y que no se desconecte el precio del combustible del aceite de palma. La segunda dimensión, una apuesta de futuro, son los biocombustibles avanzados, en particular los combustibles sostenibles de aviación. Estamos en el proceso para que el aceite de palma sea reconocido como materia prima y, con Ecopetrol, ya hicimos pruebas en la refinería de Barrancabermeja.
Revista 360: 2026 llegará con nuevo Congreso y nuevo Gobierno. ¿Qué esperan ustedes de ese escenario para el campo?
Nicolás Pérez Marulanda: Coincidimos en que 2026 es un año clave para el país. Para el sector agropecuario, en nuestro caso la prioridad es recuperar la seguridad y el control territorial. Estamos presentes en varios municipios y en todos ha habido deterioro de la seguridad. Es muy difícil que campesinos y empresarios apuesten a largo plazo cuando no hay condiciones básicas. Esa es una tarea esencial del Estado y la máxima prioridad hacia adelante. También vemos necesario fortalecer las fuerzas militares y de policía y la rama de la justicia, para que haya consecuencias por los hechos de terrorismo que estamos teniendo. Con eso y con reglas de juego claras, el sector productivo está listo para invertir.
Revista 360: Finalmente, ¿cómo proyecta Fedepalma el desempeño del sector en 2026?
Nicolás Pérez Marulanda: Vemos un 2026 positivo en materia de producción. En 2025 tuvimos un clima favorable, con lluvias bien distribuidas en las zonas palmeras, y eso ayuda a explicar la producción del próximo año. Los precios han sido favorables y la gente ha podido invertir en su cultivo. Esperamos una producción alrededor de 2 millones de toneladas y creemos que coincidirán con precios internacionales buenos, tal vez no tan altos como los de hace dos años, pero en niveles históricamente elevados. La variable crítica ahora es ver qué va a pasar con la tasa de cambio, después de una fuerte apreciación, y qué ocurra con la situación fiscal y una posible reforma tributaria o ley de financiamiento. De eso dependerá cómo se reflejen los ingresos, aunque en conjunto vemos un año muy positivo.
