En medio de un escenario legal cada vez más tenso, Frisby España ha decidido actualizar su imagen corporativa, buscando proyectarse como una marca moderna, vibrante y alineada con el gusto europeo.
La decisión llega en un momento delicado, justo cuando la compañía enfrenta un proceso judicial por parte de Frisby S.A. BIC, la empresa colombiana con más de 45 años de trayectoria en el mercado de alimentos.
La nueva identidad visual fue revelada a través de la cuenta oficial de Frisby España en Instagram, donde se mostró un logotipo renovado acompañado del mensaje: “Solo renovamos nuestra imagen para transmitir mejor lo que somos: una propuesta moderna, vibrante y de calidad. Frisby se moderniza para conquistar toda España. Nuevo look, mismo sabor”.
Renovación estética con estrategia de posicionamiento: Entre los cambios más notables se encuentra la eliminación del color amarillo como tono predominante, una paleta que históricamente ha caracterizado a la Frisby original.
También se introdujo una versión renovada de su mascota, diseñada para comunicar un estilo más “sofisticado y de calidad”, según palabras de la propia empresa. El objetivo, aseguran, es consolidar una propuesta que se identifique con las expectativas del consumidor español.
Estos ajustes responden también a una estrategia de consolidación de marca en un mercado competitivo. Frisby España afirma estar comprometida con una expansión nacional basada en un modelo de franquicias que ha generado gran interés.
Conflicto por la marca Frisby enfrenta a España y Colombia
Una batalla por la marca: Sin embargo, el cambio de imagen ocurre bajo la sombra de un conflicto legal con Frisby S.A. BIC, la cadena colombiana que se ha consolidado como líder en el mercado de comidas rápidas en su país.
Esta firma, fundada hace más de cuatro décadas, asegura tener el registro vigente de la marca Frisby no solo en Colombia, sino también en la Unión Europea, España y otros mercados internacionales.
A través de comunicados públicos, Frisby S.A. BIC ha dejado claro que no tiene ninguna relación con la empresa que opera en territorio español. Además, ha calificado como indebido el uso de su nombre, imagen y concepto por parte de Frisby España, advirtiendo que tomará las acciones legales necesarias para proteger su marca y su reputación internacional.
Este conflicto pone sobre la mesa un tema clave para las empresas que buscan internacionalizarse: la necesidad de proteger su propiedad intelectual en todos los mercados posibles, incluso aquellos en los que aún no tienen presencia comercial.
Respuesta desde España: Frisby España, por su parte, ha respondido asegurando que no tiene intención de cesar el uso de la marca ni de detener su proceso de expansión en Europa. A través de un comunicado, la compañía explicó que su programa de franquicias ha tenido una acogida significativa, con una alta demanda de solicitudes provenientes de distintas regiones de España.
En palabras de la empresa: “En pocas semanas, hemos recibido un número muy elevado de solicitudes procedentes de todas las regiones de España, confirmando la fuerza del concepto y el interés genuino del mercado. Para garantizar una selección rigurosa y avanzar con el nivel de excelencia que deseamos para cada futura unidad, hemos decidido pausar temporalmente la recepción de nuevas candidaturas a través del sitio web.”
Esto indica que, al menos desde la perspectiva de la firma española, el modelo de negocio ha generado un eco positivo en el mercado, lo que refuerza su decisión de continuar con el uso del nombre Frisby.
Cambios internos y defensa legal: En paralelo, la empresa española también anunció la salida de su anterior administrador, G. Barrenechea Correa, quien según indicaron cumplía una función transitoria para apoyar el inicio del proyecto. La firma comunicó que próximamente nombrará una nueva figura administrativa que se ajuste a la fase de crecimiento actual.
Adicionalmente, Frisby España anunció el inicio de acciones judiciales contra aquellos que han emitido contenidos considerados difamatorios, como parte de una estrategia orientada a proteger su reputación y la de sus futuros aliados comerciales.
Aunque no se especificó a quiénes estarían dirigidas estas acciones legales, se interpreta como una respuesta indirecta a los pronunciamientos realizados por la casa matriz colombiana.
Una marca, dos visiones: El enfrentamiento entre ambas empresas evidencia un conflicto de fondo sobre la propiedad, legitimidad y uso de una marca que, en Colombia, ha logrado posicionarse como símbolo de calidad, tradición y sabor.
En España, la apuesta de Frisby España parece orientada hacia un modelo que combina el branding emocional con una propuesta visual que busca diferenciarse en un mercado saturado.
Frisby S.A. BIC, en cambio, está decidida a proteger un legado construido durante casi medio siglo, donde el nombre y los valores de marca no son negociables.
La batalla por el nombre Frisby, más allá de ser una simple disputa de logotipos, refleja un choque entre la tradición consolidada y una nueva interpretación que intenta aprovechar el potencial comercial de una marca con reconocimiento.
Qué sigue: Ambas partes han dejado claro que no cederán terreno fácilmente. Mientras Frisby España continúa con su rebranding y estrategia de expansión, la empresa colombiana alista su defensa legal para lo que podría convertirse en un proceso prolongado en tribunales europeos.
Por ahora, la disputa está lejos de resolverse. Lo cierto es que, en un mercado global, las marcas necesitan más que un sabor distintivo: requieren protección legal, identidad clara y coherencia entre su historia y sus ambiciones futuras.
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