Un Nobel que deja a Colombia en un lugar privilegiado ante la comunidad internacional.
Por: John E. Arango Ocampo.
En tiempos en los que la polarización y la división abundan en las calles colombianas, llega una noticia que puede verse como muestra de esperanza para las 49 millones de personas que habitan este país de múltiples características; luego de una semana que ha resistido todos los rezagos que dejó la jornada electoral del domingo pasado, Colombia amanece este viernes con una noticia internacional que toca hasta el más apático a la política.
La entrega del Premio Nobel de Paz al presidente Juan Manuel Santos será quizá en 2016 la noticia del año, un acontecimiento que le deja mucho al país que desde hace más de 4 años lucha por construir la Paz. Mucho se ha dicho sobre lo que el presidente recibirá el próximo 10 de diciembre en Oslo, medalla, diploma, aplausos y una suma significante de dinero; pero tal vez el premio más importante que recibe tanto él como el pueblo colombiano es el reconocimiento que hoy le da el mundo a la labor que se ha hecho para lograr cerrar un capitulo que lleva más de 52 años tiñendo de sangre el territorio nacional
Este premio significa en primer lugar el espaldarazo y apoyo que la comunidad internacional le da a Colombia y al proceso de Paz, de igual forma supone si se piensa de forma positiva que con este reconocimiento el proceso, que está en un momento complejo, salga adelante y logre terminar de la mejor manera. De igual forma, tal y como lo dijo el ganador en su discurso ante los medios colombianos, este premio también es un reconocimiento a las miles de víctimas que ha dejado el conflicto armado, lo que resulta importante y a la vez reconfortante para quienes en carne y hueso han sentido los efectos de una guerra.
De otro lado el Nobel de Paz deja a Colombia en un lugar privilegiado que hace que toda la comunidad internacional se fije en ella, la confianza que en los últimos años ha logrado obtener el país en el extranjero sin duda tendrá un gran impulso después de este acontecimiento. Y por último gana con el Nobel toda Colombia, todos y cada uno de los habitantes, quienes desde La Guajira hasta el Amazonas y desde Arauca hasta Buenaventura a diario se levantan para tejer una mejor cara de un país que merece después de tanto vivir en armonía y con esperanza.