Nuestro editorial para hoy 4 de noviembre se refiere al grave error del Congreso al no aprobar el retiro de la no deducibilidad de las regalías.
EDITORIAL
Nuestro editorial para hoy 4 de noviembre se refiere al grave error del Congreso al no aprobar el retiro de la no deducibilidad de las regalías.
Lo hemos visto ayer en la jornada del 3 de noviembre, el dólar subió y estimamos que seguirá subiendo mucho más; hay un gran desconocimiento sobre el tema, la gente del común no saben qué son las regalías, incluso en muchos congresistas se noto gran ignorancia al hacer el debate el día miércoles; no nos explicamos cómo son congresistas.
Según el Consejo Técnico de Contaduría Pública las regalías siempre han sido estimadas como un costo de operación, la deducibilidad es una práctica no solamente aceptada y vigente en la legislación colombiana sino que en todo el mundo se hace, excepto en uno o dos países africanos, como Zambia. Parece que Colombia quiere perseguir el modelo económico y social de Zambia, vamos muy bien a propósito.
En ningún momento se ha puesto en discusión la propiedad estatal y el origen de la contraprestación constitucional de las regalías, eso jamás ha estado en discusión por parte del sector minero-energético. Existe jurisprudencia del Consejo de Estado en donde se ha mencionado que este particular cumple con los requisitos de necesidad, proporcionalidad y causalidad.
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Ha dicho que las regalías sí se pueden deducir, esperamos que la Corte tumbe por lo menos este componente. Las regalías constituyen una contraprestación económica que emana del negocio minero, es un porcentaje del valor de la producción del mineral y esa no deducibilidad desconoce la jurisprudencia, desconoce la misma Constitución Colombiana, está creando un alto riesgo de seguridad jurídica para el sector, está espantando la inversión de las empresas que actualmente están asentadas en el país y desarrollan sus operaciones.
Para tratar de aterrizar el tema en este editorial vamos a poner un ejemplo muy sencillo: Imagínese que usted acuerda cosechar la cebolla que se produce en una finca de propiedad pública y por su labor usted se queda con una parte de ella y el resto se lo entrega a la alcaldía, usted vende su parte y sobre esos ingresos tiene que pagar unos impuestos. Hasta ahí todo normal y todo está bien. Pero, ¿qué pensaría usted si le dicen que le toca pagar también impuestos sobre la cebolla que le entrega a la alcaldía? Sería un absurdo, ¿no?
Eso es lo que el Congreso aprobó el pasado miércoles en contra del sector de petróleo, gas y carbón. Esa es la realidad de nuestro Congreso, absolutamente reprochable, cuestionable, con una actitud baja y ruin por parte de los partidos Liberal, Conservador y de la U. Es una vergüenza que hayan aprobado semejante esperpento
Esperamos que todas las personas que se van a ver perjudicadas por esta decisión vayan y le toquen las puertas a los congresistas para que revisen sus hojas de vida, para que hagan vías, hospitales, colegios y de su bolsillo paguen en impuestos lo que van a dejar de pagar estas empresas.