Por: Luis Alonso Colmenares Rodríguez
La Guajira se la empezaron a robar desde cuando fue creada la Comisaría, se la siguieron robando cuando pasó a ser Intendencia, y no han dejado de robársela desde que es Departamento. No la han dejado descansar un solo día. Todos los gobernantes que ha tenido La Guajira se la han robado. ¡Todos!
Pero no le han resuelto los problemas a la gente. ¿Y entonces cómo pretenden que la gente no proteste bloqueando la vía férrea o la única carretera que une al departamento de extremo a extremo?
Es que también deberían bloquear el puente sobre el río Pereira en el sur, el puente sobre el río Palomino en el norte y la pista del aeropuerto de Riohacha hasta que haya un compromiso genuino y serio con veeduría ciudadana para resolver los problemas de la gente.
Hay una represa llena de agua que no se utiliza. Se mueren los niños todos los días por desnutrición y nadie sabe quién se queda con los recursos transferidos para los resguardos indígenas. En los últimos meses se ha incrementado el robo de ganado, asesinato de turistas, la extorsión está a la orden. Cada día hay un nuevo hecho de violencia, y las autoridades de todos los órdenes y niveles no se dan por enteradas.
La corrupción es dueña de la administración pública. Volvieron a condenar a un exgobernador. No hay una vía que sirva, pero festejaron la pavimentación de trece kilómetros de una vía que debe tener ochenta y cinco. Comfaguajira le prestaba servicios eficientes a mucha gente, pero los administradores hicieron lo necesario para que Supersubsidio la interviniera y Supersalud ordenara liquidar la EPS. En Corpoguajira se robaron más de mil millones de pesos, pero control interno, el revisor fiscal, y ni siquiera el director se dieron cuenta cómo sucedieron los hechos, además de que contrata miles de millones en reforestación y rehabilitación ecológica que nadie comprueba. Ya eso no sorprende a nadie.
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El huracán Julia dejó a mucha gente nadando en sus mismas casas, como sucedió en Uribia, y la comunidad le reclamó ayudas al inútil del alcalde que eligieron. Pero es inútil para gobernar y resolver los problemas de la gente, en tanto que ha sido muy útil para ejecutar el presupuesto y llevar a cabo actividades electorales.
Y para rematar, la Procuraduría ha calificado de “descalabro” la vinculación de varios exfuncionarios por “presuntos” actos de corrupción.
Por las deficiencias del proyecto de construcción de pavimento flexible y expansión de las redes de alcantarillado en la comuna 10 de Riohacha, en veintiocho mil millones de pesos, será investigado un representante a la Cámara de la actual legislatura cuando se desempeñó como secretario de Planeación departamental, y también fueron vinculados los interventores de la obra.
Por la formulación del proyecto y respectivo contrato de ocho mil millones de pesos, cuyo objeto era el clásico implementar estrategias de desarrollo empresarial, que permite hacer cualquier cosa para robarse la plata, porque se refiere a todo y no se hace nada, están vinculados Wilbert Hernández, John Fuentes, Wilson Rojas, Nemesio Roys y José Jaime Vega, cuando ejercieron como gobernador, además de los exsecretarios del despacho Alberto Carlos Ariza y Anglys Carolina Maestre.
En otro expediente son investigados los exgobernadores Tania Buitrago, Wilmer González, Wilson Rojas y Wilbert Hernández, además del exsecretario departamental de Salud Jarexon Arredondo, por la compra de dieciséis ambulancias medicalizadas en tres mil quinientos millones de pesos. ¡Eso es mucha plata!
En principio, todos han dicho que no tienen nada que ver con los hechos, se lavan las manos con el antecesor o con el sucesor, y se olvidan de que las responsabilidades son por acción o por omisión. Son inmaculados.
Dicen de funcionarios y exfuncionarios que a través de terceros, para eludir el enriquecimiento ilícito, han comprado apartamentos en Barranquilla y Bogotá, fincas, estaciones de gasolina, y vehículos de alta gama cuando no tenían ni para pagar un mototaxi. ¡Ladrones!
Los guajiros hemos normalizado la corrupción, y el escarnio público ya no tiene importancia alguna, por eso vamos a esperar sentados porque de pie nos vamos a cansar. Lo de siempre ¡No pasará nada! Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí...
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