En Colombia se es ilegal con relativa libertad. El derecho a la vida no vale nada; el sicariato mata por pocos pesos.
Por: Luis Pérez Gutiérrez
En Colombia se es ilegal con relativa libertad. El derecho a la vida no vale nada; el sicariato mata por pocos pesos.. Parecen frases de un drama trágico, pero es una descripción de la incapacidad del estado para ofrecer seguridad ciudadana, e incompetencia para hacer respetar la autoridad como virtud de la democracia. No se garantiza el derecho ciudadano de vivir sin miedo. Se fracasa una y otra vez.. Fracasomanía es la palabra correcta para definir la lucha contra la inseguridad.
Los ilegales se reinventan cada día; crean nuevos estilos para delinquir. No existe país donde la ilegalidad se renueve con tanto ingenio como por acá. En cambio, las fuerzas de seguridad del estado no se renuevan a esa velocidad. Los ilegales son más competitivos que el estado.
Ante tantos fracasos en paz y seguridad, Colombia ha venido acumulando guerras vivas. Al menos, siete guerras enfrenta el gobierno, sin esperanzas de ganar.
PRIMERA. La guerra en las ciudades. Es la guerra urbana que pierde el gobierno. Según, investigación de la Universidad Nacional, “Hay ciudades donde el Estado no controla más del 40% del territorio”. El control territorial por parte de grupos armados ilegales o clandestinos en grandes ciudades, es una guerra silenciosa tolerada.
SEGUNDA. La Guerra contra el ELN. Guerra histórica; siempre violenta e ideológica. Ahora, más violenta con droga, minería ilegal y apoyo venezolano. El ELN siempre vivo, el gobierno no ha sido capaz de ganarle.
TERCERA. GUERRA CON EX FARC. Es una nueva guerra de venganzas, lleno de células violentas que se niegan a morir, y que utilizan todos los medios de violencia para hacerse visibles y crecer, Tienen financiación superior.
CUARTA. Guerra contra el Clan del Golfo y similares. Ilegales con financiación del narcotráfico, minería ilegal y otros. Con estructuras ágiles apoyadas por parte de la ciudadanía. Criminales victoriosos en sus regiones.
QUINTA. GUERRA DEL CATATUMBO. El estado no ha sido capaz de hacer presencia social y de desarrollo en el Catatumbo. En Catatumbo el gobierno no manda. Los bandidos ejercen el poder por encima del gobierno. La pobreza, la extorsión, el asesinato a los que piensan diferente, la falta de autoridad, la hacen ver como una guerra perdida, Es un territorio que puede perder Colombia. Parece Duty Free para ilegales.
SEXTA. GUERRA EN LAS ZONAS LIMITROFES Y EN EL PACIFICO. El estado tiene abandonado el sur de Colombia. Las zonas limítrofes y la costa pacífica tienen un abandono social y de autoridad, que pareciera que no fueran Colombia. En los 2219 kms de límites con Venezuela, no hay gobierno; solo se ve corrupción, miseria, violencia, caos. La frontera con Brasil, Ecuador y Perú, 3857 kms, son de abandono total donde los depradadores del medio ambiente; los usurpadores brutales e ilegales de los recursos naturales; y los delincuentes en armas, libran una guerra, no con el estado, porque no está presente, sino entre ellos mismos para ver cuál ilegalidad es más poderosa. Igual pasa, con el abandonado, pero inmensamente rico, el Pacífico.
SIETE. LA GUERRA DE LA DELINCUENCIA RURAL. El campo y los campesinos llevan un abandono de todas las épocas. La inseguridad y la incertidumbre de los campesinos y de los empresarios del campo nos baja la productividad, es un muro para los inversionistas y mantiene las zonas rurales sin presencia del estado, sin autoridad y sin esperanzas.
Cada Guerra necesita una estrategia diferente.
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Se necesita crear la Policía Rural, altamente capacitada, inteligente; con carácter para enfrentar bandidos; y lista a apoyar al campesino y a empresarios del campo. Formados para proteger los líderes sociales y ambientales. Deben conocer el territorio y tener buena conducta certificada por ciudadanos. Uniformados y visibles.
Y hay que construir la Nueva Policía. Municipalizar la Policía. Que alcaldes adquieran responsabilidades de seguridad en su área. Por constitución, los alcaldes son jefes de policía pero no son jefes de nada. Cada Alcalde a cuidar su pueblo.
Los países latinoamericanos, todos, coinciden que hay corrupción en la policía. El buen policía es honesto, defiende derechos humanos; inteligente para penetrar con información especializada las bandas criminales.
Es necesario usar la diplomacia para hacer batallones especiales binacionales con el fin de defender el medio ambiente y a los ciudadanos cercanos a las fronteras. Y pedir ayuda internacional, a las Naciones Unidas, para defender el medio ambiente amazónico que es un pulmón del mundo.
El ejército debe sufrir una mutación para que sean más competitivos. Hoy las guerras se ganan con inteligencia.
Se debe hacer un plan de Reconciliación Nacional para mantener conversaciones de paz con todos los actores en guerra para acabar a tiempo guerras inútiles.
La revolución de las regiones, la presencia del estado es vital para la paz. Las cúpulas militares tienen que mostrar resultados, o sino, hay que buscar otros que sean capaces de ser más competitivos que los bandidos. Donde haya un bandido, hay que ir por él.
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